Alberto Chimal - Los esclavos

Здесь есть возможность читать онлайн «Alberto Chimal - Los esclavos» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los esclavos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los esclavos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Alberto Chimal, uno de los escritores mexicanos más excéntricos y refinados, publica una deslumbrante primera novela que narra todo tipo de transgresiones con admirable serenidad.
Los esclavos cuenta las vidas de dos parejas de amantes que viven situaciones extremas de sumisión y dominio: por una parte, cierta directora de cine pornográfico y la bella adolescente a la que obliga a satisfacer sus deseos y a interpretar los papeles más degradantes en los films que dirige y produce. En segundo lugar un joven millonario que gusta de someter a otras personas, aniquilar sus voluntades y ordenarles que vivan bajo sus caprichos. Su última adquisición es un burócrata de edad madura, al cual obliga a vivir bajo muy calculadas torturas, con un collar humillante y una cadena clavada a sus talones. A fin de cumplir las fantasías eróticas de sus amos, estos esclavos aceptan cumplir exigencias cada vez más radicales, como si esto inmunizara a las relaciones contra el paso del tiempo y las presiones del mundo exterior. Pero el tedio y la policía están tras sus huellas. Con una prosa sólida y luminosa como un diamante, Alberto Chimal, que ha ganado un inmenso reconocimiento como cuentista, y cuya obra ya ha sido objeto de estudio académico, se pregunta hasta dónde es posible llegar en la lucha de poder que irremediablemente se libra con un ser amado, y qué tienen en común.

Los esclavos — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los esclavos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать
ALBERTO CHIMAL LOS ESCLAVOS

NARRATIVA

DERECHOS RESERVADOS

© 2008 Mauricio Alberto Martínez Chimal

© 2009 Editorial Almadía S.C.

Avenida Monterrey 153,

Colonia Roma Norte,

México, D.F.,

C.P. 06700.

RFC: AED 140909BPA

www.almadia.com.mxwww.facebook.com/editorialalmadía @Almadía_Edit

Primera edición: febrero de 2009

Primera reimpresión: octubre de 2009

Segunda reimpresión: enero de 2013

Tercera reimpresión: septiembre de 2015

ISBN: 978-607-8667-66-6

En colaboración con el Fondo Ventura A.C.

y Proveedora Escolar S. de R.L. Para mayor información:

www.fondoventura.comy www.proveedora-escolar.com.mx

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

a Digo mis principios y lo digo deliberadamente pues no me han sido dados al - фото 1

a)

Digo mis principios y lo digo deliberadamente: pues no me han sido dados al azar como a las demás mujeres…

CHODERLOS DE LACLOS

1

Marlene enciende las luces.

2

Detrás de la cama hay unas cortinas rojas, un poco sucias y desgarradas en los bordes superiores. La cara del Potro, inexpresiva, siempre con los labios hacia delante y los párpados entrecerrados, sólo enrojece levemente con la llegada de la excitación. Podría ser un muñeco, con cabello artificial implantado en la cabeza y dos ojos de cristal oscuro, secos y brillantes: hace muchos años un cliente le habló a Marlene de autómatas, juguetes de acabado finísimo, insuperables en la artesanía de sus músculos fingidos, sus pieles de plástico suave y oloroso, sus engranes y bandas secretas destinados a regir los pulsos del sexo que aquí, ahora, con este autómata, de pronto y sin más ceremonias no sólo se ha levantado, enorme y ciego y fiero, sino que ya está en el interior de Yuyis, quien quiere actuar un poco y, entre gemidos, mueve la pelvis de izquierda a derecha, de vuelta, la sube y la baja, mientras las sábanas de la cama se desordenan y se arrugan bajo el peso de los cuerpos desnudos.

Marlene, quien los mira a través del ocular, ha pensado mucho en la cara de piedra del Potro y en el misterio que le permite moverse sobre Yuyis y adentro de Yuyis como si estuviera dormido o muerto. Pero nunca ha formulado la pregunta con palabras: cuando no piensa en el autómata, del que sólo tiene una imagen vaga, piensa en una muñeca inflable, de boca siempre abierta en un círculo rosa y tres pestañas pintadas sobre cada ojo. De modo que sólo puede seguirse admirando, mientras mueve la cámara para verlo todo, del vigor inextinguible del Potro, de cómo ataca y ataca y vuelve a atacar, de cómo, incluso, su velocidad no decrece sino aumenta cuando él y Yuyis han superado la marca de los diez minutos y la muchacha empieza a quejarse de otra manera y el autómata sigue y sigue, siempre con el mismo empuje, cuando mucho con un poco de humedad en la frente y una vacilación, una nimia falta de firmeza, en los labios, que la lente enfoca (en un primerísimo plano) cuando se entreabren y dejan ver un colmillo afilado, amarillento, puntiagudo como el de un animal, que en su pequeñez y tosquedad se ve mucho mejor que la sonrisa tensa de Yuyis, falsa, repleta de incisivos cuadrados y terminada en las encías rojas a donde no llega la luz. La muchacha tiene las piernas tan abiertas como al principio pero está meramente cansada: rendida a ese esfuerzo diferente que el del Potro, deseosa de terminar.

3

–Aquí es donde hago mis cosas –dice Marlene.

Asombrados, los dos distribuidores –venidos aquí especialmente desde la capital– observan la calidad de los decorados que se guardan en uno de los cuartos del piso de arriba. Ya han visto la variedad de las películas: un catálogo de más de doscientos títulos elaborados aquí, sin interferencia de nadie.

–Todo lo hacemos aquí –dice Yuyis, pero su desnudez perturba a los dos hombres, de modo que Marlene la hace callar. Los hombres no se relajan: Yuyis, además, está encadenada por el cuello a una argolla de metal fija toscamente al piso de cemento. Hay argollas semejantes en varios cuartos de la casa.

Marlene la suelta.

–Fuera –le ordena, y ella se marcha. Camina ligeramente encorvada y con la vista fija en el piso. Los dos hombres ya la han visto en varias de sus mejores escenas.

4

El hombre es repartidor de pizzas, diría el texto en la caja (pero las cajas nunca llevan textos, ni fotos, ni nada ). El hombre llega a la casa. Su aparición es un poco rara en este lugar, al borde de la carretera y del que parten dos calles polvorientas, y más aún porque la casa está iluminada con focos rojos, azules, verdes y amarillos, como el escaparate de una tienda de baratijas, y porque la motocicleta del repartidor trae pintado sobre su tanque y en la caja contenedora, como invitación para hacer pedidos, números telefónicos de otra ciudad, con más dígitos. Pero cuando el hombre toca el timbre, Yuyis abre y de inmediato se pasa la lengua por los labios, con lo que el hombre (que es repartidor de pizzas pero lleva desnudo el torso firmísimo, y además se lo ha aceitado hasta hacerlo resplandecer) tira al piso la caja de pizza y le arranca la blusa a Yuyis y la tira en la cama, que está justo detrás de ellos y es el único mueble en toda la estancia.

5

Marlene no tiene ya la apariencia de cuando ella misma salía en películas, pero sigue siendo guapa. En cualquier caso, sólo se permite una coquetería, y es sólo para ella: cuando se sienta ante su mesa de trabajo, puesta en medio del comedor vacío de la casa, se mueve sobre el asiento de un lado para el otro y deja que los bordes de su falda comiencen a subir por sus muslos. En otro tiempo, esta torpeza estudiada le permitió agradar a más de un hombre; ahora, le permite recordar, y también reírse un poco de Yuyis, que cuando la observa no comprende el juego de insinuación y descubrimiento que tiene lugar ante su vista.

Marlene se sienta ante la mesa, sobre todo, para hacer cuentas. Antes dedicaba cierto tiempo a la escritura de guiones, pero ahora sólo escribe cuando desea grabar alguno de sus proyectos “personales”, que implican siempre elaboradas actuaciones de Yuyis y unos pocos actores de su “establo” más selecto. La gente de ahora ya no quiere historias que vistan los coitos sino sólo el sexo, y ni siquiera con encuadres bien planeados ni iluminación profesional: ahora los videos deben parecer hechos por aficionados, miradas furtivas y rápidas como las que Yuyis hace a las faldas de Marlene cuando la ve sentarse.

6

–Ahora vengo –dice Marlene.

–Sí.

–Perra –agrega, desde la puerta, antes de cerrar por fuera.

Yuyis, quien tiene la carne blanda y magra a la vez, los ojos opacos y los dedos largos y huesudos –siempre esconde las manos–, pasa muchos días sola, sin nada que hacer, mientras Marlene sale a atender sus asuntos. No le importa mucho quedarse atada o suelta: le desagradan más las tardes, que además de solitarias son apenas tibias, llenas del polvo maloliente que flota siempre en el aire. Peor aún, son aburridas: no hay siquiera coches que pasen afuera de la casa. Cuando hay coches, a Yuyis le gusta quedarse escuchándolos: puede anticipar su llegada por el sonido cada vez más agudo de los motores, y nunca deja de sorprenderle el hecho de que cuando ya están aquí, cuando se oyen con más fuerza, ya es el momento de que partan. La partida es, según ha descubierto, una progresión inversa, desde el rumor que casi suena verdadero hasta la nada. Casi como debe ser, piensa Yuyis, el estar dentro de un coche.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los esclavos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los esclavos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los esclavos»

Обсуждение, отзывы о книге «Los esclavos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x