En lugar de estar pegado a la emoción, la integro; en lugar de ignorarla o de ponerme en rebeldía, la miro; y, en todos los casos, sigo adelante a ver adónde me lleva. De esta forma evito quedarme atascado intentando controlar lo que me pasa y voy fluyendo y siendo flexible ante los avatares de la vida.
Veamos el ejemplo del orgulloso 2. Un conflicto emocional le puede generar una sensación de carencia, de tristeza o de soledad; entonces su reacción automática consiste en ponerse en rebeldía ante ese estímulo y colocarse por encima de lo que le está pasando para no sentir el dolor; esto es bueno que lo observe y descubra que no es una respuesta funcional.
Así, lo que le viene bien es observarse, indagar en lo que le está pasando y asumir esa emoción. De esta forma puede descubrir qué carencia o necesidad está detrás de ella; una vez que ha descubierto la intención de esa emoción, puede decidir si hacer algo con ella o bien ignorarla. En este caso, conectar con la carencia y la tristeza le viene bien al orgulloso para bajarse un poco y mostrarse más humilde ante la vida. Una vez que lo haga será capaz de proporcionar una respuesta más funcional que la de mostrarse orgulloso, lo que le permitirá liderarse, tomar decisiones con sentido y ser más feliz.
Por ejemplo, si la máscara es la del estafador 7, ante un estímulo que le genera conflicto, suele responder planificando y yendo hacia adelante para huir del miedo. Puede trampear, seducir y manipular para evitar entrar en lo que presupone como doloroso.
Le puede venir bien observar e interiorizar qué miedo está detrás de ese conflicto. Una vez que haya indagado en la información que ese miedo le está dando, puede decidir si ignorarlo o hacer algo con ella, teniendo muy presente cuál es la respuesta más adecuada y funcional.
Como último ejemplo, si la máscara es la del conformista 9, es probable que, ante un conflicto, el individuo meta la cabeza debajo de la tierra como un avestruz.
Además de observar cómo se pone por debajo en el conflicto, cómo se esconde y cómo se olvida de sí mismo, a este carácter le viene bien sacar esa rabia para fuera y ver qué hay ahí para él. Qué le dice esa rabia; después podrá decidir si esa emoción genera alguna acción o bien prefiere ignorarla.
Está claro que para el orgulloso 2 es complicado observar sus carencias, para el estafador 7 mirar su mundo interior y para el conformista 9 sacar su rabia, pero desde luego es un alimento claro y definido en este camino del líder. Veremos este tema más adelante, cuando nos refiramos a cada una de las máscaras.
La enseñanza para el líder en este caso es: para tomar decisiones adecuadas, conócete a ti mismo.
Alimento 4. La virtud-actitud
Para hacer crecer nuestra alma, para poder conectar con nuestra semilla sagrada, quebrar nuestra coraza de estuco y mirar al Buda de oro, hemos de trascender nuestro estado de ánimo y asumir una determinada actitud. Esta actitud se denomina «virtud» en términos del Eneagrama. Las virtudes son nueve, una para cada pasión.
Figura 6. Las nueve virtudes.
Así pues, cada máscara tiene su particular pasión o estado de ánimo que se corresponde con un alimento específico, que es la actitud adecuada de cada quien. Por ejemplo, la máscara del estafador 7 tiene la gula como pasión y necesita desarrollar la virtud de la sobriedad; la avaricia es la pasión del introvertido 5, que necesita desarrollar la virtud del desprendimiento... En las siguientes páginas iremos desarrollando los tipos de alimentos adecuados para cada máscara.
Esto supone pasar de una emoción fija, anclada en nuestra máscara, a una actitud más apropiada, para que nuestra alma crezca y se fortalezca. Al hacerlo, tomamos la iniciativa de lo que nos está pasando y no nos ocultamos detrás de una emoción fija. De esta forma seremos capaces de gestionar los acuerdos y los conflictos con la actitud adecuada.
La enseñanza para el líder en este caso es: desarrolla la actitud/virtud que se corresponde con tu máscara.
Alimento 5. Desmontar los juicios
Cada estado de ánimo o pasión de cada una de las máscaras tiene unos juicios específicos sobre la realidad, sobre sí misma y sobre los demás que le impiden mirar de una forma limpia y le llevan a responder de manera automática ante los avatares de la vida. Estos juicios convierten a la máscara en una caricatura de sí misma, en una máquina con programas antiguos en una sociedad cambiante y en evolución; impiden que podamos reaccionar de forma efectiva ante lo que se nos va presentando y nos tienen atados a respuestas fijas y en muchos casos obsoletas.
Podemos llegar a pensar que nuestros juicios sobre nosotros mismos, sobre los demás o sobre el mundo nos facilitan la vida, y es verdad que suelen ser los causantes de nuestras desgracias, desencuentros y fracasos, aunque a menudo también de nuestros éxitos. Sin embargo, en un mundo regido por la incertidumbre, unos juicios fijos llevan a más de lo mismo, a repetir patrones del pasado y a vivir encorsetados en una camisa de fuerza que nos condiciona y limita la respuesta que podemos dar a los retos que el entorno nos propone.
Figura 7. Desmontando los juicios.
Según la física moderna, al observar un electrón estamos modificando su trayectoria y su posición. De la misma manera, al observar nuestros juicios y verlos como perspectivas de la realidad y no como la realidad misma, modificamos quienes estamos siendo y también modificamos nuestras respuestas. Así ganamos en poder personal que nos permite liderarnos y liderar a otros con más conciencia y fluidez.
Estos juicios –denominados «fijaciones» en el Eneagrama– encierran la semilla dentro de una cárcel de ideas fijas o prestadas que limitan el movimiento y alejan a la máscara de la realidad.
Descubrir estas creencias, estas asunciones, lleva a la máscara a perder fuerza y a permitir que la semilla crezca y se fortalezca, y a vivir una vida más auténtica, en el aquí y ahora, disfrutando de una libertad sin cadenas ni ataduras.
De esta forma somos capaces de transitar desde nuestros objetivos a nuestra intención, de pasar de los juicios de nuestra máscara a la intención de nuestra alma; así ganamos en confianza y fe.
La enseñanza para el líder en este caso es: conoce tus juicios y no te apegues a ellos.
Alimento 6. La integracion
Las nueve máscaras se agrupan en tríos y cada trío se corresponde con un ámbito concreto de la vida. En este sentido, el tirano 8, la conformista 9 y la fanática 1 (las tres máscaras de la parte superior) ven el mundo desde una perspectiva instintiva; son máscaras corporales. El orgulloso 2, la apariencia 3 y la envidia 4 (las tres máscaras de la derecha) ven el mundo desde una perspectiva emocional; son máscaras emocionales. El estafador 7, el paranoico 6 y el introvertido 5 (las tres máscaras de la izquierda) ven el mundo desde una perspectiva mental y son muy mentales y lógicas; son más bien planificadoras.
Figura 8. Los tres tipos de máscaras.
Normalmente las máscaras trabajan en dos ámbitos específicos de la realidad y no en los tres ámbitos a los que nos hemos referido.
El estafador 7 se suele mover en el ámbito de planificar lo que quiere hacer (mental) y en la acción de hacerlo (instintivo, acción), pero no le gusta entrar en sus emociones o en las de los que le rodean. El paranoico 6 se mueve entre su cabeza y sus emociones, pero duda y se queda sin hacer. El introvertido 5 se queda en su cueva reflexionando y mirando sus emociones involucradas, pero sin mucha acción.
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