Stephen Dixon - Interestatal

Здесь есть возможность читать онлайн «Stephen Dixon - Interestatal» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Interestatal: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Interestatal»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathan Frey viaja en auto por la autopista con sus dos hijas de 6 y 9 años, vuelven de un fin de semana largo en Nueva York, donde visitaron a la familia de su esposa, quien decidió quedarse un par de días más con sus padres. Un viaje normal, hasta que surge una especie de altercado con dos hombres que van en otro auto. Y con ese evento, se desata la más tremenda y conmovedora obra de Stephen Dixon. Como en una especie de loop, luego del primer capítulo, donde se narra la vida de Nat y de su familia en los años siguientes, el narrador repasa aquel viaje en auto siete veces más, cada vez desde una óptica diferente o haciendo foco en momentos puntuales: Nueva York los días previos a la partida, diálogos con sus hijas durante el viaje. ¿Qué hacer si lo impensable sucede? ¿Cómo se puede estar seguro de que algo sucedió de la manera en que uno lo recuerda o de la manera en que nos lo han contado? Un libro vanguardista y universal, profundamente psicológico, que con una intensidad emocional extraordinaria logra tener al lector atrapado de principio a fin en los pliegues de la mente del protagonista, un padre que adora a sus hijas y que lucha contra sus paranoias y miedos de todas las maneras posibles.

Interestatal — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Interestatal», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Todo es resuelto, los papeles son enviados, firmados y remitidos, la mitad de sus cenizas enterradas junto a la tumba de Julie, sin ninguna ceremonia ni invitados porque ella no veía la más mínima razón para un servicio simple, siquiera, en el cementerio, ya que la vecina amiga ni siquiera sabía si alguien más asistiría, o cómo haría ella misma para llegar hasta ahí en caso de que fuera la única, y con lo que quedaba de parientes en la región –Margo recordaba haberle escuchado decir– él había perdido todo contacto y nunca les cayó especialmente bien para empezar, o al menos no desde que se había convertido en un chico bastante tranquilo y tímido, y habría sido hipócrita pedirles que asistieran a una ceremonia si ella misma no iba a estar allí, la otra mitad de sus cenizas enviada a ella en una lata y enterrada entre dos lugares vacíos en la parcela de la familia de su marido en el cementerio, después de un breve servicio tan solo con sus hijos y esposo y con los padres de él y el enterrador de allá, en el que fue su esposo quien ofició, y dijo: “Fue una buena persona, de acuerdo con todo lo que oí sobre él y las pocas horas que pasé en su compañía una vez en un restaurante y las muchas charlas telefónicas que tuvimos, no obstante sucintas como fueron la mayoría de ellas... honesto y trabajador y devoto de sus hijas, la que le sobrevive, Margo, la fallecida Julie, seguramente ningún hombre habría podido amar más a sus hijos, y que tal vez por causa de ese amor... pero lo que en cualquier caso se convirtió en una gran desgracia, una perturbadora calamidad, si acaso no una tragedia realmente, a la que tal vez ninguna palabra pueda hacer justicia, o describir siquiera así que para qué intentarlo...” –“Bien dicho”, dice su padre– “como que metió la pata hasta el fondo, para ser coloquial pero directo, pero se recuperó de, seamos sinceros en esto y no ocultemos nada en un lugar donde nada debería ser inauténtico, la cárcel... pagó su deuda con la sociedad, como diría el Estado, y tal vez pagó esa deuda inmerecidamente pero no nos corresponde a nosotros, en nuestro insignificante poder y demás, decirlo, para vivir una vida respetable y significativa, por lo que sabemos de ella, y debería ser perdonado...” –“Amén”, dice su padre– “es perdonado, estoy seguro, desde nuestro punto de vista, y si existe un ser superior, como mis padres y tal vez mis hijos creen que lo hay, ¿y quién puede saber?, entonces imploramos que sea perdonado también por Él... eso es todo lo que puedo decir ahora, y creo que es suficiente, gracias a todos por venir, y no quiero acaparar, aunque quiero que sepan que fue la única sobreviviente del difunto quien me solicitó que condujera esta ceremonia, así que si alguien más quiere decir algo acerca de Nathan Frey, por favor siéntase libre de hacerlo”, y todos sacuden las cabezas, sus hijos se miran unos a otros con una expresión de “No se referirá a nosotros, ¿verdad?”, y su padre dice: “¿Qué podríamos decir que añada algo a tus palabras, Glendon?... fue un panegírico delicado y al grano, y lo resumió maravillosamente, y dicho de memoria o improvisado, nada menos”, “Improvisado”, dice Glen, “pensé que simplemente todo me vendría, y que esa era la manera en que debería ser”, “Bien, buen trabajo, hijo”, la vecina amiga dice que está demasiado débil para hacer ningún esfuerzo (“Tu papá probablemente nunca me mencionó, a mí ni a mi condición y mi edad, pero soy una vieja vaca encogida y enferma, por quien se preocupaba un poco cada vez que podía, yendo a buscarme provisiones y medicamentos, y acompañándome a diferentes doctores y esas cosas”), así que una prima segunda de Margo que vive en un suburbio no tan lejos del edificio de su padre, a cambio de cierto precio, acepta rebuscar en su habitación y enviarle lo que vaya a querer de allí, “Hay una mecedora”, dice la prima por teléfono, “muy vieja y en buen estado, ¿la quieres?... se ve prácticamente como una antigüedad”, “Debe haberla encontrado en la calle; sé que no es ninguna herencia, la suya no era esa clase de familia, y todo lo del matrimonio que tenía algún valor se lo quedó mi mamá, así que no, quédatela o dónala”, “Hay una fantástica cafetera exprés, parece realmente cara y con uno de esos cañitos para la leche al vapor, podría meterla en una caja y enviártela vía UPS”, “Ya tenemos una y me sorprende que él la tuviera... tal vez se la hayan dado en alguno de los restaurantes en los que trabajó, donde por algún tiempo la hayan usado... pero eso no suena muy a mi papá durante los últimos veinte años: café au lait , espresso , espiral de limón en cucharita demitasse , no lo creo; quédatela si es tan linda, pero sin ningún descuento sobre lo que arreglamos, ya me entiendes”, “Una pila de cartas a tu madre y otra pila para ti... copias por lo que pude ver de un par de ellas; ¿las quieres, junto con las que hay en una tercera pila que tiene las que tú le mandaste?”, “No veo para qué, porque las cartas a mi madre me resultarían incómodamente amorosas, o injuriosas si algunas de ellas no son sencillamente deletéreas, y de las que son para mí, probablemente yo tengo los originales todavía en alguna parte, metidos en algún libro que estuviese leyendo en ese momento, una costumbre mía... tan a menudo cuando abro un libro que ya he leído cae una carta, pero no puedo decir que las relea”, “Las cartas para ti parecen remontarse a cuando estaba en prisión y tú eras una niña”, “Eso es demasiado pasado para mí, cuya mayor parte, si no la he recordado o si denodadamente he tratado de no hacerlo, quiero seguir olvidándola, así que gracias pero no”, “Fotos de él, supongo, y de unos que deben de ser sus padres por la manera en que le sonríen y lo abrazan tan efusivamente, y una de él, porque la cara es la misma que en las otras, o de alguien que se le parece mucho, sobre un burro o caballo enano que me parece que los fotógrafos comerciales solían llevar por las calles para sacarles fotos a los niños, montados encima... ¿de qué otro modo pudo llegar el animal ahí?, porque está tomada frente a un edificio de departamentos y con autos viejos alrededor, pero que probablemente entonces eran nuevos”, “Seguro, inclúyelas, todas las fotos, porque sería un error tirarlas o dárselas a algún negocio de cachivaches para que la gente se ría al mirarlas, y a mis propios hijos les van a encantar, por el parecido con él si es que lo hay, a esa edad, y tal vez con el papá de él y el papá de su papá, y también por la significación y el interés cultural... cómo vivía la gente de la ciudad por ese entonces, aquellos fotógrafos sin tienda y los músicos callejeros de los que solía contarme, cuando él era chico, bandas de percusión completas que iban de calle en calle y carros tirados por caballos con el hielo para las congeladoras, y frutas y verduras y creo que hasta leche, aunque lo último debe haber sido cuando su padre era niño”, “Montones de monedas de antes del 54... un gran frasco entero, un par de peniques son de plata y algunas de las otras monedas se remontan a las décadas del diez y del veinte, solo dando una mirada rápida, así que hasta podría haber algunas mejores, y me parece que vi un penique con una cabeza de indio, antes de que se perdiera entre las otras monedas, y sé que había una de veinticinco con una mujer alada, la vi por un segundo”, “Sí, envíalas todas... una vez hace muchos años dijo que desde que se pasaba el día con monedas, en el restaurante, había iniciado una colección para ayudar a pagar mis estudios, así que si son de algún valor las usaré para mis propios hijos... asegura esa caja por algunos cientos, por favor”, “Han llegado varias facturas... teléfono, servicios públicos, un limpiador de ventanas y justo hoy una carta de Honolulu”, “Envíalas y yo me ocuparé de ellas, pero lo del limpiador de ventanas es un chiste... que llamara a uno con la vista que me dijo que tenía... tan solo más edificios como el suyo, ¿y qué había, dos ventanas?”, “Tres, más la chiquita del baño pero es ahumada”, “La carta, quién sabe qué significa... tal vez un cliente que estaba de paso y una vez que llegó allá se sintió solo... si le escribo que mi padre murió tal vez no sabría de quién le estoy hablando... reenvíala al remitente diciendo ‘destinatario fallecido’... ¿algún libro?, no, ya tengo todos los que querría leer, o las librerías y las bibliotecas los tienen, a menos que uno o dos parezcan extremadamente antiguos... de hecho, ¿sería demasiado pedirte que pongas los libros hacia abajo, uno por uno, y pases las páginas rápidamente y los sacudas en esa posición?... te pagaré algo extra si hay más que apenas unos pocos... porque para mí que debe haber guardado en ellos algunos tesoros y recuerdos”, “Una corbata de seda con el aspecto de ser muy cara, dice cien por ciento, y sin uso porque sigue en su caja, envuelta en papel tisú, y de una de las tiendas más finas de aquí, y del resto de su ropa lo único que todavía se ve en buen estado es un cinturón de cuero casi nuevo, talle 34”, “Ese es el talle de mi esposo, pero dudo que quiera usar el cinturón de mi papá... en cuanto a la corbata, puesto que la que usaba la última vez que lo vi estaba manchada y vieja, se la debe haber regalado algún amigo después de eso... ¿una dama tal vez? No lo creo, parecía haberse vuelto algo así como casto, siempre en su casa como una suerte de recluso ascético, así que tal vez de su patrón como regalo de Navidad, o de alguno de sus clientes permanentes que no dejan nada durante el año pero en cambio obsequian algo así de espléndido como presente anual, aunque era una cafetería barata por la manera en que la describía, así que tampoco creo que sea eso... o tal vez la compró para la siguiente vez que lo viéramos, eso tendría sentido porque puedo verlo derrochando por nosotros, pero no me imagino a mi esposo Glen ni a ninguno de mis hijos yendo por ahí metido en algo de él... a los chicos les parecería tétrico, las ropas de un muerto... así que haz lo que quieras con la corbata, decora un árbol con ella ya que hablamos de Navidad, solo estaba bromeando... ups, ahí tienes, el ‘solo estaba bromeando’ que era tan de él, así que es curioso, por qué se me habrá pegado y cómo vino a salir ahora por primera vez”, “Un directorio telefónico con no demasiados nombres”, “No, la vida pasada... ¿y qué podrían significar esos nombres para mí, si es que no los tengo ya?, así que a desecharlo, pero sobre sus fotos, nunca lo dijiste, pero... ¿había alguna de Julie o mía?... de chiquitas, ella tenía flequillo desde que era bebé y era extraordinariamente bonita, como una niña modelo, y yo siempre tenía el pelo largo peinado hacia atrás, en una cola de caballo o una trenza y era la más alta pero también la más sencillita de las dos, mi pelo marrón contra su rubio claro y mis lentes desde los tres años contra su rostro sin ellos”, “Muchas, y las dos eran adorables, pero di por descontado que las querías de modo que iba a incluirlas, dijeras que lo hiciera o no”, “Mi madre, otra belleza, ¿alguna de ella o de los dos como pareja, y con nosotras, en dúo o solas?”, “Unas pocas, en todas las posibles combinaciones familiares”, “Solo por curiosidad, pero... ¿a quién dirías que Julie y yo nos parecíamos en esa época?”, “No lo puedo decir con certeza, como mucho hay partes de ustedes en los dos, y también se parecían entre ustedes, a pesar de los lentes y el pelo”, “Hay una de mis padres juntos que recuerdo especialmente, de hecho la sacaba del cajón de las fotos en su vestidor y la observaba con detenimiento cuando todavía éramos cuatro, probablemente porque en ella se veían tan felices, que era lo que yo quería, porque en realidad, así como tenían una buena relación, aparentemente sólida, solían discutir mucho y a menudo yo tenía miedo de que rompieran... pero el brazo de él alrededor de su hombro y los dos inclinados hacia adelante, chasqueando los dedos al compás de algún tema de música popular, al parecer, algo como una rumba pero eso tuvo su apogeo antes de su época, y parados al lado del auto nuevo que acababan de comprar, frente a una cabaña de verano que estaban alquilando”, “No, no está entre las que encontré, y me parece que ya revisé todo, no es que tu padre tuviera gran cosa”, “Él llevaba unas bermudas de senderismo, una camiseta de polo a rayas y sandalias, y se veía esbelto y fuerte como un levantador de pesas, y con el pelo alborotado y un bronceado saludable, ella antes de tenerme a mí, con un bikini escueto, una figura realmente preciosa, largas piernas suaves, vientre de adolescente, cintura minúscula y un gran busto perfecto, su pelo cayendo por todos lados, y descalza, los dos con esas sonrisas como si estuvieran pasando o acabaran de pasar –tal vez incluso estaban recién levantados, o caídos de la cama, esa clase de diversión– el mejor momento de sus vidas”, “Solo hay tres fotos de ellos dos solos, a menos que esa de la que estás hablando esté pegada detrás de alguna otra, y no es una de ellas”, “Mi madre dice que ella tampoco la tiene, ¿y por qué la tendría?, a menos que quisiera pruebas del cuerpazo que tuvo alguna vez, ¿pero por qué las querría?, y que incluso sigue teniendo ahora, a su edad, un poquito arrugada en las piernas y esas cosas pero todavía está bastante bien, así que me pregunto qué pasó con esa... tal vez en un ataque de rabia después de que ella lo dejó... bueno, él estaba en prisión en ese entonces, pero podría haberla llevado consigo, ella se veía tan bien... la rompió, o tal vez podría estar en su billetera, cortada al tamaño de la billetera, o tal vez la miraba y la toqueteó tanto que se gastó”, “Tampoco está en la parte de las fotos en su billetera, que te estoy mandando entera tal como está, dicho sea de paso, quiero decir incluso los papelitos sueltos y las entradas de cine y teatro guardadas allí, a menos que esa foto, otra vez, esté pegada a la parte de atrás de otra imagen en una de las fundas para fotos, pero... ¿por qué no...? si no te molesta que pregunte... en fin, no, probablemente yo misma puedo responder”, “¿Qué?”, “El hecho de que no volvieras a mirar esa foto del cajón del vestidor desde que la familia quedó incompleta, si he entendido bien, se debió a la muerte de tu hermana, ¿no?, y tú no querías ver...”, “Es verdad, supongo... por lo que quiera que atraviese un niño a esa edad al morir la persona más cercana a ti –a mí–, por lo mismo debió pasar mi padre de otra manera supongo... y también la manera en que ella murió –bang, bang– quiero decir, dormimos en camas una al lado de la otra desde que ella dejó la cuna y a veces en las vacaciones en la misma cama, y festejábamos nuestros cumpleaños juntas aunque cumplíamos años con un mes de diferencia... Dios mío, solíamos jugar juntas ocho horas al día sin parar, algunos días, dibujando y recortando cincuenta figuras de papel o más, y haciéndolas actuar con distintas voces hasta quedar afónicas, creando shows completos de muñecas desde cero, quiero decir, no solo haciendo los personajes de papel maché, sino también el decorado y el escenario y pensando toda la obra... yo no podía... ¿qué estaba por decir, cinco?, tal vez ni siquiera te lo estaba por decir a ti, pero ella murió a los seis... pero yo no podía... seis años, por supuesto... apenas podía soportar dormir en nuestro viejo dormitorio, pero era el único que teníamos... de hecho tuvieron que llevarse no solamente su cama sino también la mía, porque eran gemelas y pusieron una nueva para mí... mi papá ni siquiera era consciente de eso, estaba tan metido en su propio mundo buscando a los vengadores... no, el vengador era él, ellos eran... oh, bueno, eran esto y aquello, ¿de qué puede servir eso?, escorias, ratas... pero yo ni siquiera podía, lo que te estaba por decir, mirar la foto de ella enmarcada que mi madre tenía junto a su cama... Julie, en una playa en traje de baño, con el flequillo volando al viento sobre su cabeza, sonrisa alegre, los dedos entrelazados por debajo de su mentón, los ojos, olvidé mencionarlo, bien negros contra los míos verdes... ‘Antes ponla del revés’, solía decirle y a menudo gritarle a mi madre, si ella me llamaba a su habitación por algo o me mandaba a buscar su collar en el vestidor, digamos, y años más tarde, mucho después de que ella volvió a casarse y tuvo otra hija y yo no solamente tenía otra casa y otra zona horaria en las que vivir, sino también una cama nueva, y seguía haciendo eso, ella de repente dijo: ‘¿Qué tienes, estás loca?... es solo una foto, una foto hermosa, está ahí para nuestro placer, tu queridísima hermana, mi dulce tesoro, supéralo ya, al menos ese aspecto’, y juro que puso la foto contra, o solamente delante de mi cara... debe haber sido delante o tal vez incluso a treinta o cincuenta centímetros, pero encarándome cara a cara, y después de eso pude mirarla incluso menos, y tal vez ni siquiera ahora podría mirar esa en particular... pero sus provisiones de cocina, utensilios, sabes, porque trabajó en restaurantes y puede haber tenido algunos muy robustos, profesionales, ¿algo de eso?”, “Eh, ¿qué vendría a ser?”, “Cuchillos de trinchar, cucharones, tablas de picar, grandes sartenes y ollas, cosas de cocina, ¿algo de eso, ahí, en su casa?”, “Un par de cuchillos de untar y tenedores y cucharas, una de sopa y una de té, y una espátula de plástico, cuchillo para el pan, tamiz... ese ¿cómo se llama?”, “¿Colador, escurridor?”, “... con un agujero involuntario así que no muy útil, y poco más... palo de amasar, quién sabe para qué, porque no hay fuentes de horno ni budineras”, “Tal vez para espantar a los asaltantes”, “Creo que para eso tenía un bate, escondido debajo de su cama... oh, aquí hay un cuchillo de pelar, lo veo, y un pisapapas, y realmente eso es todo, abrelatas, destapador, sacacorchos, trastos sin valor realmente, no vale la pena gastar en envío, por barato que sea UPS, y lo mismo con la vajilla, servicio para dos o uno, y un par de jarras de cerveza supongo que para todo, desde cerveza hasta café pasando por agua y té, ya que no hay, si puedes creerme, pocillos ni tazones de café”, “Tal vez el cuchillo de trinchar, bien envuelto para que no corte el embalaje... tengo el presentimiento de que es bueno”, “¿Quién dijo algo de un cuchillo de trinchar?... de pelar, de untar, para pan, más el portátil con pincitas y escarbadientes de su llavero”, “¿Afiches, pinturas, fotos artísticas en la pared o en alguna parte?”, “Solo cosas de revistas, quiero decir cosas que provienen de revistas, y posiblemente catálogos de arte, reproducciones de pinturas o cosas a lápiz y tinta de algún museo o exposición, según parece, pero de colores brillantes en buen papel, así que se ven bastante reales, no menos de cincuenta de esas, pegadas o clavadas en las paredes por todo el lugar”, “¿Pero estás segura de que ninguna es real?”, “Picasso, Chagall, Matisse, Orozco, Tintoretto, Signorelli, Queso Parmesano o algún nombre italiano por el estilo, como ese del angelito y su amiguita... la mayoría de los pintores hasta yo los reconozco... tu padre tenía toda una colección, deben valer varios millones”, “Gracias entonces, Jane, me parece que ya abarcamos todo... envía lo que acordamos por UPS y cualquier cosita de último momento que te parezca que hay que agregar, y también una nota diciendo cuántas horas te llevó, pero me ahorraste un montón de gastos y de trabajo, además de sacarme un gran peso de la mente”, “¿A qué te refieres?”, “Simplemente saber que nada que valiera algo, emocional o monetariamente o lo que fuera, fue a parar a la basura o donado o dejado para que el propietario anduviera hurgando”, “Oh”.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Interestatal»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Interestatal» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Stephen Dixon - Late Stories
Stephen Dixon
Stephen Dixon - All Gone
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Garbage
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Fall and Rise
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Long Made Short
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Gould
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Time to Go
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Interstate
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Frog
Stephen Dixon
Stephen Dixon - 14 Stories
Stephen Dixon
Stephen Dixon - Historias tardías
Stephen Dixon
Отзывы о книге «Interestatal»

Обсуждение, отзывы о книге «Interestatal» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x