Copyright 2019, by Cecilia Aretio Aguirrebeña
Primera edición octubre de 2019.
Colección: Poeta Carmen Berenguer
Director: Máximo G. Sáez
Edita: MAGO Editores
editorial@magoeditores.cl
www.magoeditores.clRegistro de Propiedad Intelectual Nº 289692 ISBN: 978-956-317-552-3 Portada y diseño: Tania Unland Elorrieta Diagramación: Sergio Cruz Edición electrónica: Sergio Cruz Lectura y revisión: MAGO Editores Derechos Reservados
La luz que alumbra su cuarto cansada está de iluminar. Desea ser ella quien reciba calor en oleadas de abrazos y dejar de arder imparable, que ya la paciencia escuece.
A Carlos Mellado MolinaPoeta gigante y quitado de bulla A las soñadoras y reparadores de sueños quienes no estamos dispuestos a claudicar
Conocí a Cecilia Aretio en el Taller Gredazul, fundado por Carlos Mellado en la ciudad de Santiago en los 80. Convengamos que en aquellos años, resistir era una máxima poética y en los legados del dolor, de vida o muerte. Generaciones de poetas, Elvira Hernández entre ellas, nos enfrentaban a lo que desde el año 1973 en adelante comenzaríamos a denominar la neovanguardia chilena. Este quiebre con la tradición literaria, significó tal vez la más lúcida de las contrapropuestas a la dictadura, instalando un auge creativo y nuevas líneas estéticas levantadas también por mujeres, que, sin pertenecer a generaciones determinadas, aportaron desde la heterogeneidad, un legado hasta estos días esencialmente vigente.
Es ese legado, el que pareciera compartirnos la autora y tal vez el eje de su poesía: no hay conformidad y no la habrá; sí, en cambio, nuevos quiebres en la sintaxis tradicional del lenguaje poético, donde se abren paso la ironía, como viga de contención y el humor, como una posibilidad de reflexión: “ 1. Somos los ingleses de América Latina/ We are all British:/ Tenemos Londres 38”. Diestramente Cecilia señala rutas, a veces con la rabia en alza, otras, donde es inminente el sol y la ternura: “…Mi abuela venía a verme / segura estoy de ello / sentía su mano en mis cabellos enredados / mi cabeza en su regazo originario. / Cada vez que me arrastraban / de la parrilla al piso /siempre que me devolvían a ese cuartucho /a descansar / como ironizaban / llegaba mi abuela…”.
Las rutas del desarraigo, marginalidad, periferia, memoria y muerte; a todas juntas las denomina HOY, un presente que revela y rebela dolores quietamente apacibles. “En criminal proyectil / viaj ó la muerte/ no era bala loca / sicaria fue / premeditado trayecto / en la cabeza impactó / Lonko / Weychafe / Machi…” Un viaje por el Chile de hoy: “¡Mi flaco! / mutilado / fracturado / violado…”
¿Recuerdo u olvido?, ¿latencia o muerte?, ¿revelación u ocultamiento?, ¿sustracción o restitución?, todas las anteriores: polisemia poética/realidad chilena: “La he orinado /mi capitán/ he pateado su cabeza / mi capitán/ antes sumergida en el retrete…Beba/ tome otro whisky / sargento/ pare ya de hablar…/Delirantes diálogos / guiones reiterados / en un teatro austral…” Se renueva y expande el significante, sin embargo, volvemos a impactar en la cruel muralla: la del olvido, indiferencia e injusticia. La autora testimonia y resuena, refunda el tiempo en nuestras conciencias, cubriendo espacios textuales históricos de corta y larga data.
Hay valentía en la poesía de Aretio, como la hubo en Huidobro, Parra y Zurita, por distintos motivos y, desde luego, leyendo sus poemas, sentimos un cercano guiño a nuestro común maestro, el poeta secreto Carlos Mellado, quien pareciera ser la influencia que marca cierta diferencia estética en estos versos que no sabría denominar, sin embargo, escuecen de crudos y paralelamente ironizan y desnudan.
Cecilia pareciera no olvidarse de nada, mi cercanía generacional aligera mi mochila y comparto este viaje que propone la autora de la mano de esenciales referentes de la poesía actual, quizás en añoranza de un colectivo sin nombre que nos nombre con el mismo espíritu del que se nutre la poeta: “…Aún así, téngase presente:/ 1. elijo jugar/ 2. siempre/ 3. no habito mi ciudad para quedarme en la banca…En consideración a lo anterior declaro: / 1. sacaré punta a mis lápices coloridos/ 2. ningún arcoíris trucado volverá a seducirme/ 3. pintaremos el mar y la montaña a mano alzada…”
De seguro sorprenderá a los lectores por sus aciertos en la síntesis y ritmos que profundizan en la emoción que nos evoca un poemario profundo, habitado por voces de un hoy con ayer, desgarrador, que no acallamos ni nos acalla. En definitiva, estamos frente a una representante de una poética sin concesiones, fuerte, incisiva y, sin embargo, atravesada por una profunda sensibilidad frente al dolor, injusticias y amargas vicisitudes de un devenir histórico chileno, siempre urgente de desnudar: “ ¡Oh, país, mi país! De falso self y pseudodemocracia.”
Decir antes del punto final que Carlos Mellado haría este prólogo, conocía los borradores y trabajó con la autora. Es más, el borrador de este poemario viajó de Santiago a Tomé, luego a Coñaripe, cerca de Temuco, donde el poeta pasó sus últimas vacaciones (Febrero del 2019); allí, compartimos lecturas y sentires emanados de estos versos bajo el añoso y pequeño bosque nativo en las faldas del cerro Diuco, como si adivináramos la atmósfera de silencios y amor a la naturaleza que nutren también a la autora: Un borrador que gozó de tempranos afectos y admiración; y cómo no, si cual a un árbol, Cecilia Aretio abraza su libro, lo abraza completo y nos remece.
Andrea Campos Parra
¡Oh, país, mi país! De falso self y pseudodemocracia
1. Elecciones sin elección
¿A quién abriré las piernas?
cansadas
varicosas
andariegas
de escritorio.
Entre el civismo
las buenas costumbres
y unas ganas irreprimibles
de apagar su mortecina luz
de pseudodemocracia.
El calor desalienta a Morfeo
mis brazos sofocan
esta almohada con memoria
luego
una pequeña muerte
sembrando ilusión
alucinando continuidad
en esta breve existencia.
al NorteEl imperio contraataca. Desierto y vida. al EsteAndes, tierra, minerales, glaciares y alas de cóndores. al OesteAzul, transparente y acerada inmensidad, fría, fértil, salada, profunda. Peces, cetáceos, soles ponientes. Pasión y paz. al SurLa historia acuchillada, mancilladas frentes. Manos casi vacías, lenguas heridas, cuerpos mutilados. Pincoyas y acordeones. Fogatas en gélidas tierras, vientos. Antártica deshaciéndose. Territorio al borde en la historia y la injusticia.
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