Escupió al suelo y se fue a paso lento por donde había venido, como una película descargada en TS-Screener.
Adiós, gran masturbador.
ELVIRA
I
Alzaos, mi señora,
pues la aurora postrimera ha salido,
anegando con luz gitana las calles,
fría, sola, caminando con la muerte.
Todos cerraron los luceros de Elvira,
todos derramaron el calinoso hipocrás a sus pies.
Cantan las frentes pardas por el limonero:
«Fue una tragedia, una «abracadabrantesca» tragedia,
los últimos sonetos de Elvira en la morisqueta noche:
maldita en la piedra burda que golpeaban
con ortigas de galena sus entrañas de esclavina.
No llores, mi Elvira, en la fuente de tus latidos
y camina, fría y sola, por los últimos versos de la muerte».
II
Marchan los zorzales de torre en torre,
picotean los labriegos y se abrigan en las barbas;
reman los grillos por la ribera del río,
ensalzan la vanidad y celebran la biznaga.
III
Otorga el derecho a tu hijo de convertirse
en lo que necesita para ir en busca de sus propios deseos.
Cualquier ser inverso a la existencia o a la creación
es abolida por nuestra tapiada sociedad.
IV
Oigo por las rodillas
y me apareo con las hojas,
mis alas son flores recién cortadas
y a mi alrededor lucen dos guirnaldas.
No soy un animal
ni tampoco soy una mariposa,
mi cárcel es de cristal
y mi espejo una rosa.
SANCTA SANCTORUM
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Ahora la bestia de los miserables nos amamanta con sus miles de ubres cortadas, chupadas, retorcidas y enjugadas.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Hice un pacto con la prostitución a la hora de comer. ¡Apetito! ¡Apetito!
¡Vicio! ¡Vicio! ¡Pecado! ¡Pecado!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
La cabalgata de los catecúmenos. La procesión del Ku Klux Klan. La llegada de los masónicos. ¡Autoritarismo! ¡Autoritarismo! ¡Iluminaciones! ¡Iluminaciones!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Salieron a la calle con el rostro escondido, volvieron comulgados con la polla crucificada. Concibieron la deshumanización de la conciencia absurda y el flujo menstrual.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
—Hijo, ¿has estado con él?
—Sí, madre, vi a Cristo bajar desnudo de su madero.
—¿Te dijo a dónde iba?
—A empeñar sus clavos.
—¡Espanto! ¡Espanto ¡Espanto!
—¡Oh, madre! También vi a la santa y virgen María vestida de mantilla negra y ¡danzaba sin cabeza a los pies de la cruz!
—¡Ave María! ¡Ave María! ¡Ave María!
—Sepultando la corona de espinas en su vientre.
—El círculo se rompe.
—Cristo de atropina, ruega por nosotros.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Violencia. Apostasía. Matricidio. Leche. Cocaína. Pimientos rojos. Pornografía infantil.
¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Hosanna!
¡Tengo las pupilas irritadas! He cometido adulterio de corazón. ¡Magnífica simetría! No hay mejor comienzo que tener un final. ¡Jean Nicolas! ¡Corbière! ¡Mallarmé! ¡Auguste Villiers! ¡Marceline! ¡Verlaine!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Memento mori.
Jóvenes santos nacidos para sufrir, manchados con el pellejo del vino y las venas del león, cegados por una luz encalada procedente de los hostales mugrientos del desastre, donde las chicas de la mamada eyaculan por la vagina finos bisturíes de metal hirviente y los chicos autómatas buscan una vena-músculo-piel hinchada y «violable» para viajar.
Enséñame las muñecas. Todos los estigmas. ¡Kali! ¡Kali! ¡Kali! Tengo el alma atormentada. ¡Ugolino! ¡Ugolino! ¡Ugolino! El aire grita mi debilidad. ¡Lucifer! ¡Lucifer! ¡Lucifer!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Supplicem exaudi.
El santo hermano consumiendo el amanecer de los ídolos morfinómanos, saltando en el tálamo de los corderos decapitados, creyendo ser Macbeth o Ricardo iii; la ventana abierta un sábado y el pavimento salpicado de vida, de zinc rojo caliente.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Desgarren lo viejo y construyan lo nuevo ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Creados para anunciar el crimen. El nuevo frenillo prepucial. ¡Veo! ¡Veo! ¡Veo! Lo enviaste conmigo. ¡Miedo! ¡Miedo! ¡Miedo!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Santos Becerros invisibles y dorados y vidriosos y peludos y artificiales y transmutados y venerados y reverenciados por el pueblo y para el pueblo elegido de Dios y del Hombre.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Santos «cosmovisionarios» que se alzaron espectrales por la carretera durante años y que volvieron a casa con sus esposas vestidos de ángeles eléctricos con rabos mahometanos y que se regocijaron como serpientes boa en la corteza membranosa de las rameras y que sucumbieron el bolsillo anal de los homosexuales y que bebieron ayahuasca en Perú experimentando estar dentro del billonésimo ojo de Dios y que despertaron en el dharma tibetano y que almorzaron juntos y cenaron juntos la sangre recalentada de Shiva y murieron siendo libres y sin ningún tipo de miedo: Gólgota, crucifixión, resurrección, arcillosos, gelatinosos, convertidos en Apolo | Cristo | Dionisio.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Hosanna!
¡Christus venit! ¡Christus venit! ¡Christus venit!
EL SACRIFICIO DE ISAAC
La mente infantil se retuerce
entre la educación y el adoctrinamiento.
El niño ha demostrado su valentía.
«Hipnopedia».
La leche está caliente,
hierve la erección cerebral.
La madre, fallecida,
se haya en la masa de un féretro.
El padre, hondo en la noche,
maltrata la piel y los genitales.
Tú, quien trae ramas de olivo
para la piedra rodante.
Odia Canaán.
Desentierra Karnak.
El niño duerme cuando la madre duerme.
CONFESIONES Y MEMORIAS DE UN JOVEN
I
En esta casa no hay hierbabuena
para el puchero.
Los pobres se han disfrazado
para salir en Halloween.
Los miro por la ventana,
les sonrío, me sonrojo.
Soy uno más.
Ahora los ángeles explotan en el
cielo como fuegos artificiales.
II
Nunca he sabido lo que se supone
que debería haber sabido.
He decepcionado a mi familia,
he traicionado a mis amigos
y he comercializado con las almas.
No te conozco.
Quizá nunca llegue a conocerte.
Pero ahora, en este mismo instante,
siento cómo el corazón se me sale del pecho.
III
¿Conocéis la experiencia de los doce discípulos?
Sacrifica tu mano para que el gran lobo
gris sea capturado por la mañana.
Vuelve, quiero escuchar el vuelo del estornino
Vuelve a tu hogar de infancia.
Padre, acerca tus dedos a mi mano.
Madre, mete tus dedos en mi costado
Vuelve, quiero escuchar el grito de la mariposa.
Vuelve a tu hogar de infancia.
Me tiemblan las manos.
Todo está en tu cabeza.
Estoy perdiendo el control.
IV
Esta ciudad me odia. Horrible.
Los colores de las láminas fueron alterados
en la dividida sala del auditorio.
Unos lloran.
Otros ríen.
La mayoría muestra el verdadero rostro
del psicodiagnóstico en el espejo.
Pobre Rorschach.
Muerto de peritonitis.
V (I)
Dulces sueños a la mujer de negro
que mece la cuna de tu hijo.
Dulces sueños al corazón
que hace caer el sonajero.
Dulces sueños al llanto
que hace callar la oración.
Dulces sueños al gran lirio
recostado en los ojos cerrados.
Dulces sueños a la vida, a la muerte,
al Infierno y al Edén.
Dulces sueños a la lluvia
que se mezcla con el agujero de la cuchilla.
Dulces sueños a los animales
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