Nacho García Nas - 4 grados bajo cero

Здесь есть возможность читать онлайн «Nacho García Nas - 4 grados bajo cero» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

4 grados bajo cero: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «4 grados bajo cero»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿De verdad era yo el tipo que me miraba desde el espejo? La vida avanzaba a pasos agigantados: curro, pareja… un niño. La relación con mis tres amigos de siempre era casi un recuerdo recurrente. Fue la crisis de Hugo con su mujer la que desencadenó aquel divertido viaje: risas, confesiones… y hasta un plan. Por lo menos durante unos días no escucho a mi mente repetir esa extraña pregunta: ¿Es siempre la mujer de tu vida la misma que la que te hace feliz?Al parecer, la madurez estaba a punto de alcanzarnos y aunque la combatíamos con humor, sabíamos que cada decisión que tomáramos tendría consecuencias.No lo dudes, es el momento de graduarse en esta bilogía. Adéntrate en 4 grados bajo cero, la esperada segunda parte de
35 grados a tu sombra.

4 grados bajo cero — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «4 grados bajo cero», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tengo suerte al aparcar, así que cierro el coche y camino deprisa hacia el bar. Una vez entro, doy un rápido vistazo y allá, en una pequeña mesa con dos sillas que están ubicadas en una esquina del local, se encuentra Hugo.

Respiro y me dirijo hacia la mesa.

CAPÍTULO 4

MIEDO

Cuando quieres mucho a una persona sientes felicidad, pero también miedo, un miedo a perderla que nunca antes habías sentido. Porque ya es algo tuyo que no quieres que nada ni nadie te lo arranque. Ese miedo solo lo he sentido con Lidia… y ahora con Marc. Justo en eso estoy pensando mientras alzo el brazo para responder al lejano saludo de Hugo al tiempo que me aproximo a él esquivando otras mesas.

Y ahora que, según intuyo, él está a punto de recibir un duro golpe sentimental, me contagio de su previsible malestar anímico mientras me sobrevuela la letra de una inolvidable canción de M-Clan:

Miedo

de volver a los infiernos,

miedo a que me tengas miedo,

a tenerte que olvidar.

Miedo

de quererte sin quererlo,

de encontrarte de repente,

de no verte nunca más.

Hugo me recibe con un fuerte abrazo. Lleva un look algo desaliñado, unas gafas de pasta que no le había visto y una barba que está lejos de ser esa que se deja todo el mundo ahora.

Sí, miras a cualquier grupo de chavales y todos lucen el mismo estilo de poblada y cuidada barba lejana a ese dejar de afeitarse en tres días que era tendencia hasta hace bien poco. Tras los cristales de sus gafas no es complicado ver unos ojos ligeramente enrojecidos, acolchados por unas ojeras provocadas por la falta de sueño que me son tan familiares que podrían decirse que son hermanas de las mías.

—Ye, ¿qué pasa, tío? Cuánto tiempo… ¿Cómo está Lidia, bien? ¿Y el crío? Me acuerdo mucho de vosotros y eso, pero luego, claro, resulta que entre unas cosas y otras, ya sabes.

—Sí, tío, todo bien, pero… ¿y tú, qué? Joder, cuéntame, ¿qué pasa? Me apetecía verte desde hace tiempo, con o sin parejas, pero no sé, el corazón se me ha salido del arcén cuando me has escrito ese whatsapp .

—Ya, bueno, las cosas no van bien, ¿me entiendes?

—No, no entiendo nada hasta que no me expliques. A nadie le van del todo bien las cosas, pero… ¿Ha pasado algo con Nuria?

—Yo que sé, no sé, me parece que se ha desenamorado o algo de eso. Quiero buscar a alguien que tenga la culpa de todo. Un compañero de trabajo guaperas, unos cuernos que yo le haya puesto, una traición de algún tipo…Y la verdad es que no sé, pero noto en su mirada que cada vez estamos más lejos, que ya no ve en mí al chico de quien se enamoró hace años.

—Joder, Hugo, qué putada… pero, vamos a ver, ¿dices que no hay ningún motivo especial?

—No, eso es lo peor. El otro día me acordé de esa canción que tanto nos gusta de Extremoduro, la de Dulce introducción al caos . Recuerdo que estuvimos analizando cuando dice algo así como que él, si está con ella, no necesita nada más, no tiene ambición ni nada que reivindicar…

—Ya, sí, me acuerdo, pero eso está bien, a su lado es feliz y… Sí, pues ponme una cerveza también. ¿Alhambra? Perfecto, gracias. Pues eso, que...

—¿Y si me he acomodado? ¿Y si se me ha olvidado empatizar con lo que ella quería al estar yo a gusto?

—Pues, puede ser, no sé, pero os conocéis de toda la vida, lleváis saliendo desde que teníamos dieciséis o diecisiete años. Tiene que existir una explicación.

Supongo que hablo por llenar el silencio. Sé que quiero ayudarle en algo, pero quienes hemos pasado por algún corte de esos que tardan en cicatrizar sabemos que la búsqueda de un porqué es el ojo del huracán que arrasa la razón, el triángulo de las Bermudas por donde se pierden para siempre los barcos en pleno desvarío.

Cuando no hay una respuesta que encuentras en menos de diez segundos, un causa-efecto fácil de entender, es que la relación está llena de notas con indicaciones que se te pasó ir leyendo hace años y por mucho que te devanes los sesos a diario, despertaras cada día tan perdido como el protagonista de Memento , intentando encontrar hilos de los que tirar, cuerdas que nunca llegan hasta tu regalo de feria, sino a tristes premios de consolación que no resuelven nada ni te ayudan a salir del laberinto. Y cuando una relación se rompe sin claros culpables estoy convencido de que tiene que ser así, de que aunque volvieras atrás para no levantar la voz en aquella cena, prendiendo la mecha a esa dinamita de reproches, o te teletransportaras a algún momento amargo para cambiarlo por la intención de sorprenderla con algo que le hiciera ilusión… todo sería en vano. Ambos universos, el del pasado y el del presente, volverían a cruzarse deviniendo en la triste realidad actual. En esa ventana rota por la que se cuela el gélido destino, en la sensación incómoda de que cuando las cosas suceden es por alguna razón.

—No creo que haya una respuesta concreta. Tal vez no hice caso a aspectos que para ella eran importantes, quizá la lluvia de los años me ha ido destiñendo y ahora soy un tipo gris al que Nuria no…

—Eres una de las mejores personas que conozco, Hugo, siempre te lo he dicho.

—Ya ves de qué sirve, las tías se van con los malos…

—No me jodas, las tías se van con los malos cuando tienen quince años, lo mismo que hacíamos nosotros, pero a nadie le mola salir con una mala persona.

—Pero es lo de esa canción, joder, que yo me he conformado, como un perro tirado a sus pies… y las mujeres son inteligentes y… tienen inquietudes… y sus ojos se abrirían y ella vería que yo no podía darle más.

—Oye, una cosa te voy a decir, si algo se rompe es cosa de dos, no me jodas, que una cosa es que seas buena gente y otra que cargues tú con todas las maletas.

—No sé… y pienso en Lucía… y me vengo abajo, tío… ¿Qué hago yo sin mi hija?

—Bueno, Hugo, tranquilo, lo primero es intentar arreglar las cosas si es que se puede, me refiero, en qué punto está exactamente todo porque no me estoy enterando bien… ¿Hay un desencadenante de todo, o lo habéis dejado, o es tomarse un tiempo o qué?

—Perdona, es verdad, no estoy muy centrado. Resulta que este verano fuimos al chalé de sus padres y estuvimos unos días con ellos, que la cosa estuvo bien… y luego tres días los tres solos…

—Ajá.

—Pues resulta que Lucía estaba en casa de unas amigas y nosotros nos quedábamos solos. Se supone que era de puta madre para intentar bañarnos, hablar, tener cierta intimidad, hacer alguna locura. Pues nada, apenas hablábamos y, de lo otro, pues me fui dando cuenta de que siempre le entraba yo y ella no quería ni darme un beso…

—Joder, claro, si no había ni comunicación, pues como para echarse a nadar sin agua…

—Ya, no sé, empezamos a discutir y a echarnos un montón de cosas en cara. Luego me disculpé, pero ella se quedó llorando y yo me fui a pasar la cortadora de césped apretando los dientes para no romper a llorar también.

—¿Y al final qué, pudiste intentar arreglarlo?

—Sí, bueno, somos personas civilizadas y educadas, desde luego, guardamos las formas en cuanto apareció Lucía, pero sé que el final está cerca.

—Vamos, no me jodas, pero… pero entonces, ¿no habéis roto ni nada, no? Quiero decir, que todavía estamos a tiempo de reconducir este meteorito y que no explote en la Tierra, ¿no? Habla, tío, estamos a tiempo, ¿no?

Hugo sonríe sin ganas ante lo que pretende ser tan solo un modo de animarle un poco al utilizar la jerga de esas películas de acción que tanto habíamos parodiado hace años.

—Creo que esta vez no hay quien nos pueda salvar, Capitán.

—¿Te acuerdas de que cuando éramos unos chavales cualquier problema lo arreglabámos nosotros mismos como El equipo A ?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «4 grados bajo cero»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «4 grados bajo cero» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «4 grados bajo cero»

Обсуждение, отзывы о книге «4 grados bajo cero» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x