Walter Medina - Por qué te aferras a lo que te hace daño

Здесь есть возможность читать онлайн «Walter Medina - Por qué te aferras a lo que te hace daño» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Por qué te aferras a lo que te hace daño: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Por qué te aferras a lo que te hace daño»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Déjalo ser, déjalo ir. La vida es muy corta para decir que somos dueños de algo. La realidad terminará mostrando que nada podemos poseer, pero todo lo podemos recibir. Aferrarnos a las cosas materiales, las personas o incluso lo espiritual, es olvidar para qué hemos sido creados. Si un pájaro no vuela y solo quiere caminar en las cosas de la tierra, podrá hacerlo, pero vivirá una vida sin su satisfacción más profunda. Se enredará con cosas, situaciones o personas ordenándolas hacia la tierra cuando en realidad fue creado para el cielo. Vivirá triste, con miedo y preocupado. Porque no puede experimentar su propia realidad, la del amor que lo ha creado para volar. Tratará de aferrarse a lo que intenta manejar, competirá con otros que le quieren quitar lo suyo. A veces ganará, a veces perderá. Pero siempre estará ansioso y hasta angustiado. Porque aun conquistando lo que quiere, siempre tendrá miedo a perderlo. En este libro queremos volver a volar. Volver a nuestra verdad de ser creados para volar. Dios no nos creó para que vivamos con miedo, sino para que nos dejemos amar. Tal vez estuvimos viviendo sin amor. Tal vez, todavía no sabemos cómo Dios nos mira, y qué quiere darnos todo.

Por qué te aferras a lo que te hace daño — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Por qué te aferras a lo que te hace daño», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aceptar que no vemos nada puramente como es, nos ayuda a dar el salto de la fe que si ve. La fe, ve la realidad del amor de Dios, y construye su casa sobre esta roca firme. Esto lo practicamos en la oración, aprendiendo a aceptar este mundo emocional, dejándolo ser y al mismo tiempo amándonos como somos.

Capítulo 5 Aprender a recibir Aceptar lo que acontece no es fácil Suceden - фото 6

Capítulo 5. Aprender a recibir

Aceptar lo que acontece no es fácil. Suceden muchas cosas que lamentamos día a día. Nos resistimos a ellas, tratando de que no existan. Pero no pensemos que solo nos cuesta aceptar lo que consideramos malo. También nos cuesta aceptar lo bueno. Estamos tan acostumbrados a los problemas y conflictos, a nuestra oscura manera de percibir que nos cuesta entrar en la luz. Nos resistimos a una nueva manera de vivir, en donde lo primero que tenemos que hacer es aprender a recibir una buena noticia.

En nuestras etiquetas y juicios aprendimos algo que no es verdad. Y para entrar en la verdad necesitamos romper con esas viejas creencias conscientes o inconscientes. En nuestra mentalidad a veces estamos buscando problemas todo el tiempo. Si no es esto, es lo otro. Siempre hay algo inquietante qué pasa o puede pasar. El miedo termina siendo una constante en nuestra vida. Y hay miedos que existen desde niños, que solo cambian de objeto, pero siempre están activos buscando algo que temer.

Todos tenemos nuestra cruz, pero aprender a recibir, es un cambio de mentalidad en la que descubrimos un orden, una belleza, mucho más grande que los clavos de nuestra cruz. Y esa bondad infinita de Dios es lo que más nos cuesta aceptar. Tal vez los clavos de nuestra cruz, los terminemos aceptando, pero aceptar la vida en abundancia que nos trae Jesús, nos resulta imposible. Dios nos quiere dar, pero nosotros no queremos pedir. O pedimos sin fe, porque hemos perdido la confianza.

“Pide...” le dijo Dios a Acaz, pero este no quiso. Entonces el profeta Isaías le dijo: “¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará una señal...” (Is 7,12)

Dios también nos dice a nosotros: pide. Pero nosotros no creemos en esta verdad, no confiamos en ella. Cansamos a Dios como Acaz. No sabemos recibir la buena noticia. Seguimos mirando la oscuridad, temiéndola, o escapando de ella en vez de mirar la luz. Eso le pasaba a Acaz que, estando sitiado por su enemigo, solo veía esto sin escuchar a Dios que le decía: ¡Pide...!

Dios a veces no elimina la tormenta, pero nos hace caminar sobre ella. No elimina la espina clavada en la carne, pero nos dice: “Te basta mi gracia”.

Así también nosotros, necesitamos aprender a dejar de mirar la tormenta o la espina, todo el tiempo, tratando de controlar lo que nos supera, para volver a Dios y aprender a recibir su gracia.

Soltar, es aceptar no solo lo que acontece sino sobre todo aprender a recibir lo que Dios hace en y a través de lo que acontece. Dejar que Dios sea Dios en nuestra vida no es fácil, hay que aprender a ser como niños.

“Yo les aseguro a ustedes que, si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los Cielos”. (Mt 18,3)

Para entrar en el Reino, para entrar en la Verdad, tenemos que dejar de luchar por ser lo que no somos y volver a hacernos como niños. La verdad, la realidad, es una buena noticia, que muchas veces rechazamos cuando rechazamos nuestra niñez. La buena noticia de la salvación la experimenta el que no rechaza su niñez. El que cree que puede lograrlo todo por su cuenta, tal vez algo consiga, pero no conocerá a Dios hasta que se dé cuenta que en realidad es un niño. Porque solo el que se sabe pequeño como un niño, puede confiar que todo lo que necesita le será dado. En algún momento dejamos de confiar, porque nos alejamos de nosotros mismos. Dejamos de ser niños, perdimos la alegría de recibir.

Recibir es peligroso, porque no lo manejamos, dice nuestro orgullo. Mejor es luchar por construir nuestro reino. Pero cuando luchamos por construir con nuestra fuerza nos alejamos de los que somos, también nos alejamos de Dios. Como no aceptamos que somos niños, tampoco quien quiere ser Dios para nosotros. Estamos fuera de nuestro eje. La verdad es que él es el creador y nosotros sus creaturas.

Cuando aceptamos nuestra pequeñez, aceptamos que Dios es grande. Nos cuesta sabernos pobres, pequeños, impotentes, limitados, pecadores; y por eso también nos cuesta confiar en la grandeza del amor de Dios, la gracia y la salvación que nos ofrece cada día, como la luz del sol, como el aire que respiramos, como el pan de cada día que nos alimenta. La buena noticia es que somos pequeños, y si nos hacemos como niños, descubriremos que Dios todo el tiempo, minuto a minuto, nos da su gracia. Dejar ser y aceptar nuestra pequeñez también es dejar ser y aceptar la grandeza de Dios. Pero si no aceptamos nuestra pequeñez, tampoco entraremos en este reino en el que el amor de Dios es algo real, constante, presente y poderoso. Cuando no aceptamos nuestra pequeñez, tampoco aceptamos nuestra identidad, porque nuestra identidad es que somos seres tan limitados y débiles, que vivimos de la gracia. Y repito, esa es la buena noticia. Pero no es fácil aceptar esta condición y abrir la puerta a una belleza que no conocemos. La belleza de recibir. La belleza de la gracia. La belleza de dejarnos salvar. La belleza de ser pobres en paz. Aceptar la verdad no es fácil, no queremos sabernos pequeños, ni débiles, ni mucho menos impotentes. Pero la vida, tarde o temprano, nos enfrenta a un abismo en el que nos desesperamos o aprendemos a soltar, confiar, recibir. Así, no solo estamos en paz con nuestros límites, sino que estos nos enseñan a recibir una nueva libertad que ya no viene de nuestra fuerza, de nuestra capacidad, sino de sabernos salvados, sostenidos. Esta es la verdad y conocerla nos libera del peso de querer manejar algo que nos supera. Conocer la verdad nos devuelve la paz que viene de aceptar lo que uno, solo, no puede cambiar.

Aceptar nuestra impotencia personal no significa que desconfiemos de nuestra capacidad, como quienes dudan de sí mismos y no se valoran. Todo lo contrario, nuestra impotencia personal nos abre la puerta a la verdad: todo lo puedo en Dios. Él busca que seamos fuertes, sanos, ricos, plenos, felices como cualquier papá o mamá lo busca en sus hijos y lo realiza introduciéndonos en un camino que parece contradictorio. Para ser fuerte, hay que saber que uno es débil, para ser rico hay que saber que uno es pobre, para poderlo todo hay que saber que uno no puede nada... y así. Porque solo se puede construir desde la realidad, y la realidad es que nada podemos solos. Este saber, no significa que uno no actúe, no trabaje, sino que nos invita a trabajar sabiendo que Dios trabaja con nosotros y él lo hace todo posible. Y cuando vamos descubriendo que todo lo podemos en él, también sentimos el misterio casi innombrable de nuestra identidad en la que somos débiles niños y al mismo tiempo, hijos de Dios que todo lo pueden con su amor.

Ser hijo de Dios, es descubrir que somos como él, creados a su imagen llamados a una plenitud de vida que se basa en conocer nuestra identidad y vivir de acuerdo con esta buena noticia. Este conocimiento nos introducirá en la experiencia de la gracia que nos rodea y la rechazamos encerrados en nosotros mismos, mejor dicho, en lo que creemos que somos. Nos enredamos en nuestro débil poder que se ha olvidado del poder de Dios y así no se da cuenta que todo lo puede en Dios. Cuando dejamos ser nuestra pequeñez y nos aceptamos como somos, descubrimos la paradoja de que cuando uno experimenta que no puede, lo puede todo. Las frases bíblicas “Todo lo puedo en el que me fortalece” (Flp 4,13) y “sin mí nada pueden” (Jn 15,5), hacen referencia a que, sí lo podemos todo, pero ese poder viene de abrirse a la gracia sin la que no podemos nada. Esta paradoja nos guía por el camino en el que lo más importante no es lo que uno hace, sino aprender a recibir. El actuar no es lo primario, sino creer y confiar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Por qué te aferras a lo que te hace daño»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Por qué te aferras a lo que te hace daño» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Por qué te aferras a lo que te hace daño»

Обсуждение, отзывы о книге «Por qué te aferras a lo que te hace daño» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x