Xavier Esqué
Barcelona, 8 de julio de 2019
1- Lacan, J., Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 396.
2Miller, J.-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 94.
Introducción
Un encuentro con este comentario de Jacques-Alain Miller en Donc fue lo que me empujó a realizar esta tesis: “Siempre hay algo un poco increíble en lo que nos sucede en un análisis, salvo excepción. Por eso siempre se ha hecho el pase, mucho antes de que Lacan se abocara a definirlo. Siempre hubo el pase por otros medios en la historia del psicoanálisis”. (1) Según Miller, con su postulado del pase Lacan conecta el psicoanálisis didáctico y la enseñanza del psicoanálisis; pero este postulado deberá ser confirmado cada vez. Es decir, en tanto conlleva una consecuencia que sorprende, el pase empuja a enseñar. Habrá que encontrar entonces eso “increíble” referido al final del análisis y a la transmisión de la experiencia analítica, ese “siempre se ha hecho el pase por otros medios”, tanto en la enseñanza de Freud como en la de los que lo sucedieron.
La investigación sobre los finales de análisis me convoca desde hace tiempo, pero el encuentro con este comentario de Miller me generó una enorme sorpresa porque el pase, como yo lo entendía, estaba cosido a Lacan. Esta cuestión se constituyó en la hipótesis de mi trabajo.
Desde siempre fue complejo situar cómo terminan los análisis. En la historia del psicoanálisis, incluso en mi propia experiencia como analizante y con mis pacientes, no es algo tan evidente concluir: nos seguimos preguntando cómo hacerlo.
Al inicio de la investigación tuve la fortuna de hallar un texto de Éric Laurent acerca de la transmisión de los finales, llamado “Siracusa, Worcester, y algún otro lugar”. (2) En él describe que Freud realiza su pase, y toma a Ferenczi y a Jung como “pasadores” para hablarles de su relación con Fliess. Se refiere allí al detalle de la transmisión del psicoanálisis y su resto: “la transmisión de pensamientos”, pero fundamentalmente dice que hay que leer el pase como el “reverso de la constitución del movimiento psicoanalítico”. En la medida en que avanzaba la investigación, la última frase de ese comentario iba tomando cada vez más relevancia. Podría decir que funcionó como orientación.
El título El pase antes del pase y… después sintetiza todo el recorrido. En el “antes”, se trata de pensar el pase antes de la formalización realizada por Lacan con su Proposición de 1967, y de comprender cómo terminaban los análisis y también cómo se transmitían. Una vez transitado ese camino surgió el “después”: el después de la formalización y el después de Lacan. Podríamos agregar también el después del pase. Al final de este recorrido podrán leer una respuesta posible al interrogante que sostuvo la investigación: ¿podemos hablar del pase antes de la formalización de Lacan? ¿De qué pase se trata entonces? ¿Y cuáles son los cambios que introduce la formalización del 67 a nivel epistémico, clínico y político?
El pase es un acontecimiento clínico, pero también político. Por eso abordé en gran parte de la tesis aquellos movimientos políticos ligados a la historia del movimiento psicoanalítico y a la política del psicoanálisis, que a mi parecer se enlazan con el pase.
Comencé con Freud en el antes, y me encontré con que su planteo de los finales era confuso, salvo cuando en “Análisis terminable e interminable” (3) (1937) se refiere a que siempre hay un resto irreductible en todo análisis que impide que la neurosis pueda curarse completamente. Es imposible elaborar todo lo que es del orden del trauma y la pulsión. Roca de castración y rechazo de la feminidad, el impasse de la sexualidad femenina es el límite que Freud plantea; límite que desde una perspectiva lacaniana localizamos como lo que no cesa de no escribirse.
Pero sabemos que Freud también estaba preocupado por cómo se deviene analista. ¿A qué posición había logrado arribar alguien que quería practicar el psicoanálisis? Freud hablaba de la “aptitud” para ocupar el lugar de analista. Introduce una cuestión ética, más allá de la terapéutica, y esto daba para él una idea de final de análisis. La posibilidad de ir más allá de esto queda para Freud del lado de algo enigmático ligado a la sexualidad femenina. Esta orientación fue retomada por Lacan, quien vuelve a plantear cómo concluyen los análisis y cómo se da el pasaje de la posición de analizante a la de analista. A esta pregunta responde con su invención del dispositivo del pase y la cuestión de su transmisión.
En esta perspectiva del antes decidí también poner el foco en “La dirección de la cura y los principios de su poder” (4) (1958), ya que en este escrito encontramos un debate sin desperdicio de Lacan con quienes eran sus contemporáneos en el psicoanálisis. Podemos leer allí sus críticas a los finales de análisis desde la perspectiva de la transferencia y la interpretación, en su discusión con la ego psycology representada por Kris, Hartmann y Lowenstein; con los teóricos de la relación de objeto, Abraham y Winnicott; con el middle group representado por Ferenczi, Strachey y Balint; y con Anna Freud, con una perspectiva ligada al geneticismo. En general, según Lacan, todos ellos tienen una lectura de los finales de análisis del lado de la identificación con el analista; por ejemplo, de Abraham dice que sólo falta que se lleve “el objeto analista a la boca”.
Todo el problema de la falta en ser que nos planteaba Freud es taponado con la identificación con el analista. Este es a mi juicio el punto central de la crítica de Lacan: el analista que se ofrece para tapar la falta en ser.
Constatarán en la lectura que no sólo está presente lo que dicen los analistas, sino también las palabras de algunos pacientes. Es decir, casos que fueron publicados a modo de relatos de análisis, “testimonios” que me han permitido deducir cómo terminaban concretamente los análisis. Encontrarán recortes de relatos de pacientes de Freud, de Winnicott, de Lacan; y de testimonios de pase de algunos Analistas de la Escuela (AE) de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Fui tomando los casos en función de las preguntas que me surgían. Por ejemplo, Theodor Reik, paciente de Freud, da cuenta de la separación de una posición fantasmática: “ser un asesino de alegrías”. Hilda Doolittle, poetisa norteamericana, comienza el análisis con Freud por el lado de la escritura y sale del análisis por los problemas de la guerra, pero pudo hacer de la escritura la causa de su vida. Margaret Little, paciente de Donald Winnicott, habla de hacer el duelo del objeto, lo que en su caso fue posible gracias a que ubicó lo que llama “la angustia psicótica” en el campo del Otro. Harry Guntrip, también paciente de Donald Winnicott, se pregunta si es posible hacer un análisis completo, y de ahí parte su testimonio.
En “La dirección de la cura” Lacan se refiere al final del análisis por la vía de asumir la falta en ser y la desidentificación con el falo. Pero sabemos que da un paso más, y comienza a hablar del goce. En el ‘67 lanza su Proposición de pase a la Escuela, y llama “momento de pase” clínico al atravesamiento del fantasma: ese momento en la experiencia de un análisis en el que el sujeto logra desprenderse un poco de aquella frase fija, programa de goce, que hace que mire el mundo desde el mismo lugar. Nueva relación con la pulsión, momento de deser, deflación del deseo –apunta Lacan–.
Llegar hasta acá no fue nada sencillo para Lacan, tuvo muchas complicaciones en el camino. Los debates de la época demuestran que con el pase Lacan había lanzado una verdadera bomba. Los analizantes que terminaban sus análisis y su formación se volvían didactas; era una cuestión de acumulación de experiencia. Lacan ahora planteaba que un analista se convierte en tal como resultado de su propio análisis y de poder demostrar haber llegado al final por la vía del pase; e inventa el dispositivo del pase para verificar ese resultado. Se trata de la trasmisión del “pasante” a los “pasadores” y de estos al cartel “jurado”, que decide cada vez si nomina AE al pasante o no. Esto implica un desplazamiento político y de poder: antes el poder estaba en manos de los didactas y ahora pasarían a tenerlo los AE.
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