Foto 12: Duna de Ritoque, vista aérea.
3.2. Las dunas activas en crestas transversales
Forman acumulaciones de arena libre de vegetación y se disponen en cordones de dunas cuyas crestas son transversales a la dirección del viento predominante; ellas ocupan una extensa superficie al interior del sistema dunario, como ocurre por ejemplo en las dunas de Longotoma y Ritoque; su desplazamiento se efectúa a partir del frente de avance (Figura 5).
3.3. Las dunas parabólicas entrabadas por la vegetación
Se presentan en los sistemas de dunas que tienen una cubierta vegetal discontinua en donde el tránsito de vehículos motorizados, animales u otras prácticas, como uso para áreas de desecho, provocan inestabilidad y la aceleración de procesos deflatorios en la duna (Foto 13). En la costa semiárida, el sobrepastoreo en las dunas entrabadas y en las dunas antiguas produce su reactivación, a lo cual se agrega la inestabilidad climática por períodos de sequía en estas áreas (Castro, C. et al. 2001).
Las dunas entrabadas tienen un suelo incipiente que permite su estabilización parcial por una cubierta vegetal de gramíneas y arbustos; por ello, Paskoff, R. 1970 señala que se debe suponer un tiempo de evolución y que son más antiguas que las dunas actuales, probablemente del período Holoceno.
Foto 13: Ritoque, reactivación de dunas entrabadas por tránsito de vehículos.
3.4. Las dunas antiguas y los mantos eólicos estabilizados
Forman cubiertas de espesor variable sobre la superficie de las terrazas marinas más altas que se conectan con la base de los cerros de la Cordillera de la Costa, como la duna de Chanco, donde las dunas antiguas se encuentran hasta 11 kilómetros al interior (Contreras, H. et al. 1960).
En la costa central, la vegetación nativa de las terrazas marinas con paleodunas corresponde a la estepa costera subárida, caracterizada por especies como malva o malvita del cerro, Sphaeraecea obtusiana ; romerillo, Baccharis linearis ; palqui, Cestrum parqui ; añañuca, Rhodophiala advena ; cardo, Argemone subfusiformis ; correhuela rosada, Convolvulus dissectus y Diego de la noche, Oenothera stricta (Castro, C. et al. 2001); los suelos son muy frágiles por la naturaleza de sus propiedades físicas, su textura arenosa y su estructura de grano simple; y también su consistencia suelta y su profundidad efectiva. Como se observa en la Foto 14, cuando pierden su cubierta vegetal, las dunas antiguas son fácilmente erodables por deflación y erosión pluvial.
Foto 14: Paleoduna de Maitenes en Quintero, cubierta de duna antigua con cárcavas por erosión pluvial; la textura del suelo es arenosa y liviana, con 96% de arena y sólo 4% de limo, Castro, C. et al. 2001.
Así, un sistema dunario extenso se compone de generaciones de dunas de edad diferente, lo cual se observa tanto en su geomorfología como en la intensidad de formación del suelo. En la Figura 8 se ilustran los perfiles de las dunas de Ritoque, La Chépica, Santo Domingo y Putú-Quivolgo, con las dunas actuales situadas inmediatas a la alta playa, hasta las dunas antiguas estabilizadas que se localizan en las tierras interiores, cubriendo el relieve preexistente de las terrazas marinas situadas en niveles topográficos más altos.
Figura 8: Secciones esquemáticas de la disposición característica de dunas costeras.
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