Los dichos de «yo» son autobiográficos:
•»Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mr. 2:17).
•»Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn. 10:10).
Narraciones de la pasión y la resurrección
Los cuatro Evangelios concluyen con un relato extenso de la pasión (el arresto, el juicio, la crucifixión, el entierro) y la resurrección de Jesús. En cada Evangelio, esta porción de la historia se trata con detalles más intensos que cualquier otra porción de la narrativa, y el ritmo de la narrativa baja hasta el punto de que el lector recibe un relato de casi cada hora de lo que ocurre. Los eruditos han observado similitudes entre estos relatos y las escenas de las muertes de otros hombres famosos de las antiguas biografías grecorromanas. Estos relatos también exhiben un fuerte grado de interacción con las Escrituras del Antiguo Testamento: parece que fueron escritos por gente que ya ha pensado profundamente en cuanto al significado de la muerte y la resurrección de Jesús, y que han reflexionado en esos acontecimientos a la luz de pasajes de los Salmos, de los profetas y otros pasajes de las Escrituras. De esta manera, la muerte y resurrección de Jesús no solo es otro episodio de una serie de acontecimientos extraordinarios; para cada uno de los cuatro Evangelios, se trata como el clímax de la historia, el punto al que todo se ha estado desplazando todo el tiempo. En efecto, cada uno de los Evangelios prepara a su lector para este acontecimiento culminante y hace que Jesús pronostique exactamente lo que ocurrirá (p. ej., Mr. 8:31-32; 9:31; 10:33-34) o que haga alusiones vagas que se espera que el lector entienda, de una manera que los personajes de la historia no lo hacen (véase Mr. 2:20; Jn 2:19-22; 3:14; 8:28; 12:32-34). Más aún, cada Evangelio cuenta la historia de la muerte y resurrección de Jesús de una manera distinta que reúne ciertos hilos y cumple temas importantes de esa obra en particular. Por ejemplo, en Mateo, Jesús muere como el Mesías de Israel, y cumple profecías que indicaban que él sería quien salvaría a su pueblo de sus pecados (véase 1:21); en Marcos, él da su vida como rescate por muchos, demostrando la forma sacrificial de la abnegación que debe marcar a todos sus seguidores (8:34-35; 10:43-45); en Lucas, muere como un mártir noble, como una víctima de la injusticia, que vencerá la muerte de una manera que promete un final a la opresión (4:18); en Juan, muere victoriosamente, como alguien que es glorificado y exaltado en una expresión suprema del amor de Dios (12:23; 15:13). En estas, y en muchas otras maneras, cada una de las historias de la pasión y resurrección es el clímax narrativo y teológico del Evangelio en el que aparece.
pasión:en la teología cristiana, término para el sufrimiento y muerte de Jesucristo.
Composición de los Evangelios: El acertijo sinóptico
La piedad cristiana a veces ha imaginado que los autores de los Evangelios eran secretarios de Dios. Las pinturas medievales frecuentemente exhiben a uno de los autores de los Evangelios sentado en un escritorio con un ángel parado detrás de él, susurrándole al oído. De acuerdo a esa opinión, la composición de los Evangelios fue un proceso sencillo de tomar dictado, escribir palabra por palabra lo que un mensajero celestial decía que escribieran. La erudición académica asume que el asunto fue un poco más complicado. Los escritores de los Evangelios no afirman haber recibido ninguna guía especial de esta clase (cf. Ap. 1:10-11); en efecto, el autor del Evangelio de Lucas dice que él ha hecho investigaciones y que su intención es proveer un relato ordenado de lo que se ha transmitido «desde el principio» (1:1-4). Como lo implica este comentario, los autores de los Evangelios no tuvieron que comenzar de cero. Tenían lo que los eruditos llaman «fuentes orales» (piezas de material que se habían contado de memoria), y probablemente también tuvieran fuentes escritas (materiales que la gente había escrito una generación antes de que los Evangelios en sí se produjeran).
Cuadro 5.8
Las últimas palabras de Jesús
Jesús habla siete veces desde la cruz, pero no siete veces en ningún Evangelio. Los Evangelios relatan tres historias muy distintas en cuanto a las últimas palabras de Jesús. En una historia, Jesús habla solamente una vez; en una segunda historia, habla tres veces; y en una tercera, habla otras tres veces. Sin embargo, no hay paralelos entre lo que se dice en cualquiera de estas tres historias y lo que se dice en las otras dos historias.
Historia A |
Historia B |
Historia C |
Mateo y Marcos |
Lucas |
Juan |
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mt. 27:46; Mr. 15:34). |
«Padre…, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23:34). |
«Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre» (Jn. 19:26-27). |
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«Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc. 23:43). |
«Tengo sed» (Jn. 19:28). |
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«¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» (Lc. 23:46). |
«Todo se ha cumplido» (Jn. 19:30). |
Figura 5.2. Inspiración divina.Mateo recibe ayuda de un ángel.
Cuadro 5.9
Los Evangelios y la autoría apostólica
Un popular concepto erróneo sostiene que los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos por apóstoles, seguidores terrenales de Jesús que estaban entre sus doce discípulos. Pero la iglesia siempre ha sostenido que ese no fue el caso en dos de los Evangelios (Marcos y Lucas), y Agustín pensaba que esto era significativo teológicamente.
El Espíritu Santo quiso elegir para la escritura de los Evangelios a dos que ni siquiera estaban entre los que conformaban los Doce, para que no se pensara que la gracia de la evangelización había llegado solamente a los apóstoles y que en ellos se había secado la fuente de la gracia. ( Sermón 239.1) *
La gran mayoría de los eruditos hoy día querría aplicar el pensamiento de Agustín a nuestros cuatro Evangelios, ya que Mateo y Juan probablemente no hayan sido escritos por miembros de los Doce, por lo menos en las ediciones completas que ahora poseemos.
* The Early Church Fathers [Los primeros padres de la iglesia], ed. Alexander Roberts, James Donaldson, y Henry Wace (Repr., Peabody, MA: Hendrickson, 1994), 38:244.
Un factor que potencialmente complica la composición de los Evangelios está relacionado con la pregunta de si los evangelistas trabajaron independientemente unos de los otros. ¿Produjo cada uno de los autores de los Evangelios su biografía de Jesús sin ningún indicio de que los otros hacían (o habían hecho) lo mismo? ¿O se consultaban entre sí? Es más, ¿tenían copias del Evangelio o los Evangelios que se escribieron primero los que escribieron último? A tres de los cuatro Evangelios: Mateo, Marcos y Lucas, se les llama «Evangelios sinópticos» porque parece que están relacionados entre sí de una manera que el cuarto (Juan) no. La palabra sinóptico significa literalmente «ver juntos», y llegó a aplicarse a los primeros tres Evangelios porque sus contenidos podían ponerse en columnas paralelas que permitían que se leyeran y se interpretaran uno al lado de otro. La cantidad de material que se traslapa es extraordinaria, así como las similitudes en estructura, estilo, perspectiva y tono general. La pregunta de cómo debían relacionarse exactamente los tres Evangelios puede llamarse el «acertijo sinóptico» (o, más comúnmente, el «problema sinóptico»).
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