DISEÑO DEL PROYECTO DE TESIS EN UNA INVESTIGACIÓN LITERARIA
Este libro presenta la secuencia ideal para empezar a escribir o revisar un proyecto de tesis de posgrado en literatura, aunque se puede extender también a todo el universo discursivo, considerando la discursividad social como generadora de la vasta producción material de sentido, puesto que dentro de ese paradigma semiótico la autora ubica los objetos de conocimiento. Buscar, leer, escribir y reescribir un proyecto de tesis es empezar a producirla; el proyecto es tanto una carta de presentación como una hoja de ruta que, de ser desarrollada con claridad y coherencia, facilitará la ejecución de la tesis.
PAMPA ARÁNes profesora e investigadora de larga trayectoria en la Universidad Nacional de Córdoba, en la que ha sido distinguida como profesora emérita. Dedicada al estudio de problemas teóricos y metodológicos en perspectiva sociosemiótica, ha privilegiado el campo literario en interacción con los discursos sociales. Entre sus libros se destacan El fantástico literario (1999), Nuevo diccionario de la teoría de M. Bajtín (2006), Texto/memoria/cultura: el pensamiento de Juri Lotman (2002), Interpelaciones (2010) y La herencia de Bajtín (2016). Actualmente cumple actividades en programas y proyectos del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba.
PAMPA ARÁN
DISEÑO DEL PROYECTO DE TESIS EN UNA INVESTIGACIÓN LITERARIA
Propuesta semiodiscursiva
A los que les atrae la lectura como enigma incesante.
A los que disfrutan de la generación del conocimiento.
A quienes no les pesa escribir para reescribir.
A la búsqueda de caminos alternativos para las ciencias humanas.
Jóvenes investigadores, y otros no tan jóvenes, se cargan de tensiones cuando deben empezar a pensar y a escribir un proyecto de tesis en el campo tan amplio de lo que llamamos literatura, pese a que son ávidos lectores, muchas veces escritores potenciales o publicados, y ya han adoptado algunas posiciones personales en cuanto al hecho literario y su lugar social.
Vayan entonces estas reflexiones de quien ha compartido durante muchos años los desvelos y las preocupaciones de estudiantes que a veces no logran experimentar el goce intelectual que provoca la organización de una investigación con el objetivo de lograr una tesis, tarea que es siempre solitaria.
Quisiera dejar claro, de entrada, que en mi opinión, desarrollar un proyecto es ya estar escribiendo la tesis, porque si bien la redacción propiamente dicha suele llevar varios años –que no aconsejo prolongar demasiado–, la madurez de un proyecto permite recorrer un camino más libre de dificultades que, en los casos graves, puede llegar con el tiempo al rechazo íntimo del tema ya admitido en una carrera. Un proyecto escrito con prisa, confuso en sus objetivos y armado para cumplir con una finalidad administrativa no es la mejor opción para quien esté buscando abrirse camino en la investigación.
Pero no escribo este libro para convertirme en jueza del sistema, aunque a veces algo de eso se cuele en lo que digo, sino para compartir la experiencia de la alegría del descubrimiento de problemas auténticos que se originan en la subjetividad del lector y que para resolverlos se someten a cierta lógica teórica y metódica. Entonces leer será en buena medida un modo de conocimiento; investigar, una actividad asumida por elección personal o profesional y escribir la tesis, el placer cotidiano hurtado a la rutina. No estoy pensando este proceso en etapas, sino en simultáneo, porque, como ya dije, leer, buscar, escribir y reescribir un proyecto es empezar a producir la tesis en su diseño inicial, en su magma auténtico. Finalmente, como sabemos, el proyecto es una hoja de ruta, porque con todas sus modificaciones y sorpresas, el derrotero de la tesis es la concreción de ciertas preguntas que impulsaron a buscar algunas respuestas provisorias.
Como se ha podido observar en la lectura del índice, suficientemente explícito para no tener que explicarlo aquí, este libro reúne a modo de apretada síntesis la secuencia ideal de un conjunto de clases que van desarrollando cuestiones fundamentales para empezar a escribir o revisar proyectos que estén animados por el objetivo de producir tesis de posgrado en literatura, si bien –valga la aclaración– puede también ser útil para pensar más ampliamente en los proyectos que atañen al universo discursivo, considerando la discursividad social como generadora de la vasta producción material de sentido, puesto que es dentro de ese paradigma semiótico donde ubico nuestro objeto de conocimiento.
Toda investigación así concebida es un proceso meditado de la lógica (no la cronológica) a partir de una interrogación con buena dosis de subjetividad: “La investigación tiene mucho de lógica, algo de técnica y mucho de creatividad. Las dos primeras son transmisibles; a la creación, en cambio, solo se la puede mostrar en el hacer” (Wainerman y Sautu, 1997: 8). El proyecto es el comienzo de la búsqueda de respuestas y del acopio de la información material disponible con la intención de producir nuevo conocimiento o modificar el existente.
Como cada institución tiene su propia organización reglamentaria de las tesis, la experiencia ha ido adaptando esas matrices conceptuales cuando fui invitada en otras universidades de nuestro país y de países vecinos, aunque siempre tuve in mente a mi institución madre, la Escuela de Letras, en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, en la que también, hace muchos años, obtuve el doctorado, por entonces en Letras Modernas. Las reglamentaciones van cambiando, las condiciones del cursado también, pero mientras se mantenga la idea de sostener y demostrar razonadamente la resolución de una conjetura problemática, el formato del proyecto para tesis no variará demasiado, aunque pueden (y deberían) cambiar sus metodologías, buscando alternativas a modos creativos de producir conocimiento.
La perspectiva que ha orientado siempre mi trabajo abarca el campo muy amplio de la semiótica discursiva a partir de la cual interrogamos los modos de producción de sentido en los discursos literarios en particular y en la manifestación discursiva en general teniendo en cuenta las condiciones sociales de su producción y circulación, cuyas marcas y rastros se buscan en el material organizado como corpus. Pero cuando hablamos de discursos literarios o de literatura a secas, entramos en un terreno difícil de transitar, surcado por numerosas voces que defienden su modo de leer o de producir el hecho literario y en una serie de instituciones y de prácticas que gravitan en torno del amplio campo del discurso literario. Quizás por esto no abundan los libros dedicados a la metodología de la investigación literaria.
Por esa suma de zonas resbaladizas para las definiciones, he dictado los cursos a modo de seminario-taller. Seminario, porque, en mi opinión, lo que uno hace en este nivel de formación es sembrar una serie de preguntas, parcialmente respondidas por el docente, y co-respondidas por los alumnos, en función de sus propias preocupaciones, áreas temáticas y formación teórica e incluso metodológica, en el mejor de los casos. Y también según el grado de avance de la escritura de cada tesis propiamente dicha, que va desarrollando lo proyectado y hallando dificultades que obligan a volver a los conceptos básicos, porque reorientan la práctica de la investigación en cualquiera de sus momentos.
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