Proposición 3:
Las grandes realidades del siglo venidero han irrumpido y están operativas en este siglo.
El énfasis del Nuevo Testamento que complementa de manera más sorprendente o que optimiza nuestro entendimiento de la estructura de los dos siglos de la historia redentora es que las grandes realidades del siglo venidero, de alguna manera, han irrumpido y están operativas en este siglo. El pasaje más claro aquí es Hebreos 6:4-6:
Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero , pero [ después ] cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública. (LBLA)
El término “poderes”, usado aquí es uno de los términos técnicos en el Nuevo Testamento para milagros. De este modo, la referencia aquí es a los dones de señales milagrosas que acompañaban a la 6 - EL PROPIO SISTEMA DE LA BIBLIA - EL ESQUEMA OPTIMIZADO predicación del evangelio al principio de la era del evangelio. Estos dones de señales anunciaban la venida del reino y la irrupción del siglo venidero. Por tanto, en la presencia de estos dones de señales hay un anuncio de la inauguración del siglo venidero.
Esto sugiere la siguiente ecuación: El Siglo Venidero = El Reino de Cristo. Puesto que el reino de Cristo ya ha comenzado (Heb. 2:9; Ef. 1:21), el siglo venidero, en algún sentido, debe haber comenzado también.
Otros énfasis del Nuevo Testamento apoyan esta afirmación. El siglo venidero es el siglo de la resurrección (Luc. 20:34-36). No obstante, la resurrección ya ha comenzado. Cristo es los primeros frutos de la resurrección (1 Cor. 15:20-23):
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
Esta es la explicación para la fraseología peculiar de Hechos 4:2: “resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos ”. Aquí se puede añadir otro concepto bíblico paralelo. De la misma manera que este siglo es el siglo de la antigua creación, así mismo el siglo venidero es el siglo de la nueva creación. En un sentido matizado, no obstante, la nueva creación ya ha sido inaugurada.
2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Gálatas 6:15 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”
El diagrama siguiente ilustra la superposición o imbricación de los siglos 15.
Puede parecer que las proposiciones suplementarias estudiadas en este capítulo complican el esquema básico del capítulo anterior. No obstante, una ilustración puede clarificar cualquier dificultad. Piensa en una pareja joven que están casados y deseando tener hijos. Después de varios años continúan firmes en ese propósito, pero mes tras mes no trae resultados. Finalmente, después de una visita al médico, la esposa anuncia la gran noticia: “¡Esposo, estoy embarazada!” ¡El futuro ha llegado! ¿Pero, ha llegado? Pasa una semana y no hay muchos cambios. Aún queda ese largo período de gestación, antes de que puedan sostener a ese pequeño en sus brazos.
Hay, por supuesto, señales crecientes de que algo está sucediendo: la habitación del bebé es redecorada. La barriguita de Mamá se va haciendo cada vez más grande. Los nervios de Papá se aumentan según se acerca el gran día. Pero a pesar de todo esto no hay una realidad visible. No hay un bebé que arrullar en los brazos. Eso mismo ocurre con el siglo venidero y el reino de Dios. El siglo venidero ha venido en ciertas maneras sutiles pero significativas, pero no ha venido en una realidad externa y gloriosa. De la misma manera que hay una superposición de las épocas en la historia de esta familia, lo mismo ocurre en la historia del mundo. Ahora mismo la historia está embarazada con el siglo venidero.
Esta perspectiva general de la doctrina bíblica de los dos siglos y especialmente la superposición de los dos siglos tiene una amplia importancia práctica y doctrinal para los cristianos. En línea con mi llamado a una escatología del evangelio en el primer capítulo, permíteme proveer unas pocas ilustraciones del significado práctico, del evangelio, de este esquema de la escatología.
Este esquema explica mucho sobre el carácter en dos etapas de la salvación. Explica, en otras palabras, por qué la Biblia habla constantemente de la salvación en términos de ya y todavía no . Por todas partes la Biblia asume el carácter en dos etapas de la salvación: Justificación (Rom. 5:1; Mat. 12:37), adopción (Rom. 8:14-16; con el versículo 23 del mismo capítulo y también Gál. 4:4-6 con Ef. 4:30), y redención (Ef. 1:7 con 4:30), vida eterna (Juan. 3:36; Mat. 25:46), descanso (Mat. 11:29; Heb. 4:9-11) junto con muchas otras de las otras realidades bíblicas asociadas con la salvación, se puede hablar de ellas como de realidades pasadas tanto como de bendiciones futuras. Esto es así porque el siglo venidero que trae la salvación se desarrolla en dos etapas. Existe una superposición de este siglo y el siglo venidero.
Una de las muchas aplicaciones prácticas de esto para los cristianos es el poner de relieve la necesidad de perseverar en la vida cristiana para vida eterna. La mayor parte de los creyentes evangélicos no entienden la necesidad de la perseverancia porque piensan en la salvación sólo en términos de algo que ya tienen. No obstante, según el Nuevo Testamento, también es algo que aún han de recibir. De ahí que, venga la exhortación a los cristianos (que según Mat. 11:28-30 ya han recibido a Cristo como su descanso) de que deben ser diligentes para “entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Heb. 4:11).
Este esquema también explica la tensión ética en la vida del cristiano. A muchísimos cristianos se les enseña a buscar experiencias que les librarán de la tensión de vivir en el período de la superposición de los siglos. Quieren en esta vida una vida superior, o una vida más profunda, o una vida victoriosa, o una segunda bendición, o un bautismo del Espíritu que en efecto les saque de la contradicción, del pesar, y de la prueba de este siglo. No obstante, el único camino por el cual el cristiano puede escapar de la batalla con el pecado y el pesar en este siglo es partir de este siglo. Debe, o bien morir e ir al cielo, o entrar, en el regreso de Cristo, en el siglo venidero. La enseñanza que promete el cese del conflicto y de la prueba en esta vida no es amiga del cristiano.
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