Una vez puesta la atención en el dominio ideal del sentido, Husserl distingue entre el interés ontológico y el interés normativo (§ 3). Así, se puede desarrollar una ciencia a priori puramente ontológica, como la gramática pura de las formas posibles de la proposición o del enunciado para la esfera judicativa, o bien se puede plantear cuestiones normativas sobre las condiciones de posibilidad de la verdad y la falsedad. Como las proposiciones axiológicas y prácticas, sentidos correspondientes a los actos del sentimiento y de la voluntad, también admiten predicados normativos como aquellos de la belleza, el bien, etc., es posible concebir una axiología pura y una ética pura paralelas a la lógica de las proposiciones judicativas. Planteada esta posibilidad, la mirada del fenomenólogo se dirige a los actos (§ 4), cuya normatividad surge de la transferencia de la normatividad de las proposiciones. Dirigida, pues, por las ideas de «verdad o autenticidad, corrección» 95, la «idea de una ciencia universal de la razón», al servicio de una crítica del conocimiento, exige una fenomenología pura que supere la ingenuidad de la mirada ontológica mostrando el origen diverso que las proposiciones experimentadas con evidencia tienen en la subjetividad. En esa línea, en el parágrafo siguiente, Husserl expone el orden de fundación de los actos de la subjetividad e insiste en que el objeto representado, del que se predica el ser-verdadero y el noser, es el sustrato de la posición de valores y de objetos prácticos (§ 5). Como en 1914, luego de recordar que solo gracias a la razón lógica se puede llevar a expresión judicativa las efectuaciones de sentido y las verdades propias del sentimiento y de la voluntad, Husserl insiste en que no hay que desconocer su carácter prelógico. Así pues, los juicios axiológicos y prácticos tienen un doble origen: tanto cognitivo como no-cognitivo (§ 6). A esto hay que añadir que, en el § 7, antes de hacer el tránsito a la temática de las ciencias naturales y espirituales, Husserl afirma una subordinación recíproca de la lógica, la axiología y la ética formales, pues, como señaló en el primer capítulo de las lecciones, las ciencias no son un asunto exclusivo de la vida cognitiva, sino que presuponen la vida valorativa y práctica del yo.
Así pues, una vez que el análisis estático desemboca en la idea de la lógica, la axiología y la ética en tanto ciencias normativas de principios, el análisis genético es puesto en práctica para responder a la pregunta sobre el alcance de estas ciencias respecto de las ciencias empíricas y, por su intermedio, respecto del mundo circundante intuitivamente dado. Se trata entonces de delimitar las principales regiones científicas al interior del mundo circundante para comprender por qué las ciencias de la naturaleza solo admiten una crítica lógico-normativa mientras que las ciencias del espíritu admiten también una crítica axiológica y práctica. Lo que sigue del excurso se deja así dividir en dos momentos metódicos: la deconstrucción ( Abbau ) de las estratos del saber con el que es dado el mundo circundante (§ 8-9) y la reconstrucción ( Aufbau ) del edificio de las ciencias empíricas (§ 10-13). Así, luego de identificar y desconectar los estratos axiológico y práctico del saber del mundo, Husserl encuentra un estrato inferior y abstracto que corresponde a una «experiencia pura» libre no solo de predicación sino también de todo sentimiento sensible. Este estrato no independiente, pero necesario, del mundo real no es otro que el de la naturaleza, cuya experiencia puramente física fue descubierta por Galileo y Descartes dando lugar a la ciencia moderna de la naturaleza. A partir de ahí, el lector verá dibujarse una estructura que Husserl nos hace recorrer rápidamente del primer al último nivel: de la idea moderna de ciencias físicas de la naturaleza, pasamos a la zoología, la antropología y la psicología naturales, un nivel que tiene como núcleo a la psicofísica; siguiendo, enseguida, la idea de una psicología fenomenológica, somos conducidos a las ciencias del espíritu y de la cultura; pasando por la diferencia entre ciencias del espíritu normativas y no normativas, llegamos funalmente, y una vez más, al coronamiento de la ética como reina de las ciencias normativas. Cabe señalar, para terminar, que en esta reconstrucción Husserl parece hacer dos hallazgos: la historia como a priori , que resulta del intento fallido de deconstruirla 96, y la designación del mundo espiritual concreto como «mundo de la vida» 97.
Por último, quisiera agradecer en mi nombre y en de los otros dos editores de este texto, Luis R. Rabanaque y Mariano Crespo, el apoyo que hemos recibido de la Universidad Católica de Buenos Aires, la Universidad de Navarra y la Pontificia Universidad Católica del Perú para la preparación del volumen. Dirigimos un agradecimiento y un recuerdo especial a la profesora Julia V. Iribarne, quien tuvo a su cargo una traducción preliminar de los textos complementarios.
Lima, junio de 2017
MARIANA CHU GARCÍA
Pontificia Universidad Católica del Perú
Con asterisco se señalan las notas de E. Husserl. Las notas numeradas son de los editores; cuando se especifica la sigla NE , el contenido de la nota está tomado del volumen XXXVII de Husserliana . La paginación de este volumen se recoge entre corchetes en el texto. Los textos entre antilambdas son inclusiones de los editores.
1.Cf. la introducción de Henning Peucker a E. Husserl, Einleitung in die Ethik. Vorlesungen Sommersemester 1920 und 1924 , Husserliana , t. XXXVII, Dordrecht/Boston/Londres, Kluwer, 2004, p. XIII (en adelante: Hua XXXVII).
2.Cf. la introducción de Guillermo Hoyos Vásquez y la nota a la traducción de Agustín Serrano de Haro, en E. Husserl, Renovación del hombre y de la cultura. Cinco ensayos , Barcelona/México, Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana, 2002 (en adelante: Renovación ).
3.E. Husserl, Grenzprobleme der Phänomenologie. Analysen des Unbewusstseins und der Instinkte. Metaphysik. Späte Ethik. Texte aus dem Nachlass (1908-1937), Husserliana , t. XLII, ed. de Rochus Sowa y Thomas Vongehr, 2014 (en adelante: Hua XLII).
4. Hua XXXVII, p. XVI.
5.Sobre la evolución de las reflexiones husserlianas sobre la ética, además de la introducción al tomo XXVIII de la Husserliana , cf. Ullrich Melle, «Husserls personalistische Ethik», en Beatrice Centi y Gianna Gigliotti (eds.), Fenomenologia della ragion pratica. L’etica di Edmund Husserl , Nápoles, Bibliopolis, 2004, pp. 327-356 (existe una versión en inglés: «Husserl’s personalist Ethics»: Husserl Studies 23, 1 [2007], pp. 1-15); «Edmund Husserl: From Reason to Love», en John J. Drummond y Lester Embree (eds.), Phenomenological Approaches to Moral Philosophy , Dordrecht, Kluwer, 2002, pp. 229-248; «The Development of Husserl’s Ethics»: Études phénoménologiques VII, 13-14 (1991), pp. 115-135. Cf. también Urbano Ferrer Santos y Sergio Sánchez-Migallón, La ética de Edmund Husserl , Sevilla/Madrid, Thémata/Plaza y Valdés, 2011; Julia V. Iribarne, De la ética a la metafísica. En la perspectiva del pensamiento de Edmund Husserl , Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional/San Pablo, 2007; Henning Peucker, «From Logic to the Person: An Introduction to Edmund Husserl’s Ethics»: The Review of Metaphysics 62 (diciembre de 2008), pp. 307-325; Laurent Perreau, «La double visée de l’éthique husserlienne: intentionnalité et téléologie»: Alter. Revue de phénoménologie. Éthique et phénoménologie 13 (2005), pp. 11-34.
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