Kris Buendía - Engel

Здесь есть возможность читать онлайн «Kris Buendía - Engel» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Engel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Engel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Solo estoy esperando. La retengo porque sé que va a traicionarme. Y, si llego a sospecharlo siquiera, me adelantaré.
¿La deseo? Sí, cierto. Pero más deseo que nadie se burle de mí. Más deseo mantener alejados a mis enemigos y a flote el legado de mi abuelo. Sí, la deseo, y ella llegará a desearme, por más que se resista. Pero con el deseo solo no basta y sé que ocurrirá. Me traicionará.
Y cuando eso ocurra… estaré preparado.

Engel — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Engel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y ansiaba por ello.

Sus ojos eran más azules que el océano, y su cuerpo, se veían que debajo de ese traje había un cuerpo perfectamente esculpido, sus músculos sobresalían por encima de su traje y su barba…

Dios ese hombre transpiraba sensualidad y algo más.

Peligro.

Mierda, sentí mis mejillas arder. ¿Pero qué me pasaba? Mi ex novio acababa de engañarme, además, intentó golpearme y… me iba a arrojar un auto.

Es por eso que estaba aquí. Él también me ha salvado de eso.

—Ahora recuerdo—le hice saber de forma tímida, no sé por qué no lo recordaba.—Gracias.

Él no dijo nada.

—¿Cuál es su nombre?—pregunté, a sabiendas de que quizá no quería que lo supiera.

—¿Cuál es tu nombre?—me regresó la pregunta.

Tímidamente respondí, no porque se lo mereciera, me daba cuenta que era un vil capullo con aires de grandeza, pero aun así, estaba agradecida por haberme salvado dos veces en un día.

—Saskia.

Me dedicó una mirada de autoridad como si decirle mi nombre no fuese suficiente.

—Es Saskia. No te diré más. Apenas te conozco.

El hombre me sonrió de forma burlona y a la vez fría. Estaba en su casa, semidesnuda, no creía que quisiera más de mí que eso. Mi nombre. Y por lo que podía ver a mi alrededor era un hombre que tenía mucho dinero.

Y me daba temor el no saber quién era o a qué se dedicaba.

¿Lo había enviado mi padre?

Se sentó sobre la cama al final de mis pies. Estábamos bastante cerca pero a la vez lejos. Ese comportamiento me dejaba perpleja y confundida.

¿Acaso él me conocía de algún lugar? ¿O conocía a mi padre?

No lo creía, de haberme querido hacer daño no me hubiese protegido de Atlas y mucho menos salvado de ser atropellada.

Eran locuras mías.

—Por favor, no me hagas daño—le rogué al punto de llorar. Tenía que funcionar. Mostrarme débil, vulnerable, pero era solo una fachada porque no sabía quién era yo. Si mostraba mi carácter o personalidad real, como la sangre que corría en mis venas de una persona fuerte más no asesina como mi padre o hermano. Quizá me dejaría ir.

—¿Tienes hambre?—me hizo la pregunta viendo la punta de sus pies.

Eso era nuevo.

—La verdad es que sí—admití rápidamente y me sentí avergonzada por ello.

El extraño me sonrió fugazmente.

Volvió a levantarse de la cama y caminó hasta la puerta para salir de la habitación, no sin antes decir:

—Vístete, te espero abajo.

Tenía mi ropa tendida al otro extremo de la cama, estaba limpia y doblada. Hasta podría decir que olía mejor que mi lavadora y detergente.

Me vestí en cuanto salió de la puerta y bajé como me lo había ordenado.

Le gustaba dar órdenes. Lo podía ver.

Me encontraba caminando a hurtadillas, bajando las escaleras y llegando a su recibidor. Frente a mí podía ver su gran sala principal. Como diseñadora pude darme cuenta que tenía un gustó bastante fino y caro, sombrío y fuerte en cuanto a la decoración de su casa.

Nunca había visto este tipo de decoración en persona, solamente en las revistas o programas de diseño en los que solía trabajar.

La intensa alfombra blanca fina que cubría la entrada hasta su sala, los cuadros de arte italiano que cubrían las paredes o las pieles claras y oscuras de sus diferentes sofás.

El piso, debía ser traído de Italia también. Era porcelana cara, lo podía sentir por debajo de mis pies y que daba pena pasar por ellos.

Era hermoso.

No veía nada familiar, no había fotos ni un asomo de que este hombre traía a personas a su casa. O tuviera una vida.

Y los paneles inmensos desde el techo que te hacían ver toda la ciudad de Manhattan, era una broma demasiado cara para imaginársela.

Por Dios, tenía que respirar dinero este hombre.

¿Qué demonios hacía en la calle? Podría tener miles de autos o choferes, hasta su propio avión, para no pisar las sucias calles de la ciudad y no haberse topado conmigo.

Lo que me recordaba que me había salvado de ser atropellada, tuvo que haber caído al suelo conmigo.

¿Se habría lastimado?

Por lo que me di cuenta, era un hombre fuerte, así que no creo que se haya hecho daño. Aunque entonces, se cambió de traje, porque ninguno sobrevivirá a una caída así al sucio asfalto de la calle.

¿Y por qué usaba traje en su propia casa?

¿Y por qué me había traído aquí? Podría haberme dejado en un hospital, de nuevo ¿Qué demonios hacía ahí?

«Le gustaste cuando te vio vulnerable, es un hombre que emana poder» pensó mi loca cabeza, debí darme un buen golpe como para pensar que, un hombre como él podía fijarse en una mujer como yo.

«Sería divertido si supiera que eras una princesa de la mafia»

—Ven aquí, Saskia.—demandó desde el otro extremo.

Me estaba observando desde el otro lado.

Caminé hacia ahí, sólo podía escuchar su voz, así que la seguí, al mismo tiempo en que me daba cuenta que olía delicioso.

¿Cocinaba?

Imposible. También tenía que tener gente para eso. Lo miré de espaldas, sirviendo pechuga de pollo en trozos en un plato, sobre la isla de granito, también caro. Había ensalada, pan tostado, vino, jugo y queso.

Joder, lo quería devorar todo.

Joder, él realmente cocinaba.

Se dio la vuelta y se quitó un delantal color negro y yo me quedé embobada sin explicación alguna. Lo arrojó a un lado y me entregó un plato.

—No sabía lo que te gustaba, por favor, sírvete.

Me temblaron las manos y él pudo darse cuenta. No sé si fue por el frío, por el susto de ese día o porque estaba nerviosa. A lo mejor era la combinación de todo.

Se dio cuenta de mi torpeza y sin decir nada me sirvió un plato con un poco de pollo y ensalada.

Se dirigió a la mesa que ya estaba perfectamente puesta. Era gigante. Como para dieciocho invitados. Era estúpido que fuésemos a comer ahí. Puesto que, aún no podía entender cómo seguía en ese lugar y con un completo extraño adinerado.

Colocó todo rápidamente sobre la mesa, me sirvió una copa de vino tinto y me ayudó a sentarme. Sentirlo cerca me ponía mal. ¿Pero qué mierda me pasaba con este hombre?

No sé si era porque le debía la vida o porque su sola presencia podía causar eso.

Me apostaba lo segundo.

Después de comer en silencio, en todo momento no dejó de verme. Cada movimiento que hacía era como una maratón en mi interior para no ponerme más en ridículo como ya lo había hecho.

No sé qué pensaba de mí a estas alturas.

—Gracias, está todo rico.

—De nada.

¿Y ahora qué?

—Quisiera que esto no fuese más incómodo de lo que es, me gustaría tener una conversación como dos personas normales, espero que sientas lo mismo—me atreví a decir. Antes de salir corriendo.

Tomó un sorbo del vino sin quitar su mirada de mí y dejó la copa sobre la fina mesa.

Vio la punta de sus dedos y dijo:

—Espero que después de lo ocurrido, no regreses con tu novio—me dijo de forma irónica–.Haz que mi esfuerzo y pérdida de tiempo haya valido la pena.

Directo a la yugular. No sabía que podía ser tan tosco al respecto pero suponía que, por haberme protegido tenía cierta preocupación.

—Claro que no.

Me sirvió más de vino y me di cuenta que había tomado más de lo normal. Ni siquiera me di cuenta, tampoco de lo borracha que estaba. Joder, me había emborrachado en sus narices y me lo había permitido. Al menos tenía algo en mi estómago.

—Cuéntamelo todo—dijo mientras se acomodaba en su silla.

—Paso, no querrás saberlo.

—Tengo toda la noche, además pienso follarte al final.

Comencé a toser cuando escuché esas últimas palabras. ¿Pero quién se cree qué es?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Engel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Engel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Engel»

Обсуждение, отзывы о книге «Engel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x