BEST SELLER
KRIS BUENDIA
CONFESIÓN
Copyright © 2017 Kris Buendia.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
2da Edición, Enero 2017.
Diseño y Portada: EDICIONES K.
Maquetación y Corrección: EDICIONES K.
ISBN DIGITAL: 978-84-17228-93-4
AGRADECIMIENTOS:
De nuevo nos encontramos en una historia que prometo los hará suspirar una y un millón. Gracias al club de fans que me saca sonrisas, se han convertido en la pequeña familia de la locura Buendia. Mis soñadores y más que lectoras, mis amigas.
Comenzamos un nuevo año lleno de metas y sueños cumplidos.
Deseando seguir haciendo que mi pluma vuele hasta el corazón de cada uno de ustedes y no nos olvidemos nunca de esos héroes que están siempre luchando fuera de casa.
En esta novela conoceremos a uno, aprendamos a ver la belleza con el alma y no con los ojos, porque lo esencial está dentro, porque lo que está fuera se marchita, se termina o se pierde.
¿Para qué correr, si puedo andar contigo?
Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos.
—Bertrand Russell.
SINOPSIS
Sky Lane es una bailarina de ballet doce años menor que él.
Derrick Hale es un coronel que regresó a casa perdiendo algo más que una pierna.
Son dos personas totalmente diferentes, pero hay algo que Sky y Derrick tienen en común:
SUS CONFESIONES.
En ellas se darán cuenta que estaban destinados a conocerse y peor aún… que nunca debió suceder.
Una última revelación los llevará a elegir entre la felicidad o la guerra en la que Derrick pensó que no regresaría. La magnitud de su pasado amenaza con destruir el cielo de Sky.
La única manera de salvar su felicidad es:
CONFESANDO.
¿Cuál confesión será la más dolora?
En algún momento el tiempo se detendrá. Ya no existirán más confesiones, y todo se volverá negro.
—No puedes hacerme diferente y luego irte.
CONFESIÓN #0.
Porque el amor no lo sentimos en los ojos, el amor lo sentimos en el alma, en la esencia y en
Aquel roce que nos manda hasta el infinito. Si eso no es amor, si tengo que ver
La belleza y perfección con los ojos, entonces no debí nacer en este mundo,
Y tampoco debí tener alma…
—KRIS BUENDIA
Mientras sirvo la quinta taza de café negro con apenas media hora de haber empezado mi día laboral en el “Coffee Smiles” 1, mi sexto café es servido a la mitad al ver que están remolcando a Barbie , mi motocicleta Star 2rosa estilo Vintage que fue una ganga a la hora de comprarla, y no es que sea tacaña, es porque nací con el don de conseguir lo que quisiera con una simple sonrisa de oreja a oreja. Mi madre me decía que con una sonrisa podemos mover al mundo, bueno, eso no ha pasado, ya que sigo aquí; siendo una mesera a pesar de que sonrío todos los días a mis clientes, es lo mejor del día aunque algunos sean siempre mal humorados.
—Sky, otra vez aparcando en el lado equivocado—Me reprende Emma y dueña del café.
—¡Lo siento! —Grito y salgo al mismo tiempo hasta llegar a los oficiales, uno de ellos está llenando un formulario, uno más a la lista.
—¡Lo siento, lo siento!
—Otra vez, Señorita Lane.
Por supuesto, es el mismo oficial que ha perdonado más de una vez que estacione en el lugar equivocado de la calle. Odio estacionar a Barbie atrás y más cuando hago turnos de noche, la última vez casi ni la cuento porque me atracaron.
Boston no parece una ciudad peligrosa, pero desde esa noche supe que no todo lo que brilla es oro y no todo lo que está oscuro es ausencia de luz, también hay maldad y esa noche un malandro me robó y si no es por Pete, el esposo de Emma, quién sabe lo que le hubiese pasado a Barbie y a mí.
—Lo siento, oficial—Imploro—Por favor no me multe, le prometo que buscaré otro lugar para estacionar, pero la última vez que se llevó a Barbie lo estacioné detrás del café y en la noche fui atracada.
Él me ve desconcertado, dejando de escribir—¿En serio?
—Se lo prometo. Si no fuese por Pete no estaría aquí para contarlo.
—Lo bueno es que estás aquí—Se burla un poco—Y además para pagar la multa.
—No se la lleve—Le ruego a punto de llorar—Pagaré la multa, pero no se la lleve.
El oficial frunce el cejo y pregunta: —¿A quién?
—A Barbie .
—¿Quién es Barnie?
— Barbie . Mi motocicleta.
—Ah—Parece que recordara, porque la última vez se lo repetí muchas veces mientras le rogaba—La moto, es verdad.
— Barbie es buena, ella no sabe que su madre lo hace para protegerla de malandros que quieran apartarla de mí.
El oficial me ve y empieza a reírse cuando bromeo al respecto. Mi sonrisa hoy lo ha cautivado—de nuevo. Y suspira un par de veces hasta que le hace una señal al hombre del camión. Juro que puedo escuchar a Barbie que ha vuelto a respirar igual a mí. La multa no es tan cara a diferencia del remolque en el depósito.
—Es la última vez, señorita Lane.
—Se lo prometo, oficial—Lo abrazo sin que se lo espere y me sonríe—Gracias, gracias. Lo invito a un café.
—Ya que insistes.
El oficial podría ser mi abuelo, pero aun así se mantiene fuerte y cuida los alrededores, aunque esa noche en la que casi fui atracada, no lo vi por ningún lado.
—Te conseguiré un ticket para que puedas aparcar—dice una vez entra y se sienta en la única mesa vacía de esta mañana.
—Gracias, pero he oído que esos tickets son un poco caros. Trabajo más de cinco horas aquí. Tendré que estacionar a Barbie atrás, procuraré no salir tan tarde ya cuando todos se han ido o le pediré a Pete que me acompañe.
Me analiza por un segundo.
—Hablo en serio—vuelvo a sonreír.
—De acuerdo—Sentencia—Pero ten cuidado, muchacha.
—Muchacha suena mejor—Le digo mientras le sirvo café caliente—Eso de que me llame señorita Lane no lo hacían desde que estaba en secundaria y me reprendían a cada momento.
—Me puedo imaginar—Niega con la cabeza y ve el menú—Una orden de panqueques estaría bien para acompañar el café.
—Enseguida.
Sirvo café a los que esperan en la barra y meto el pedido del oficial cuyo nombre no sé todavía, pero se lo preguntaré cuando le entregue el desayuno. Es por mi cuenta, me ha salvado más de una vez y el hombre se merece más que un café gratis.
—Sky, café en la mesa del fondo—Me avisa Mark, también es mesero, pero más que eso es un conquistador. Creo que las únicas mujeres que no hemos dormido con él somos Emma y yo. Mark se las arregla para conseguir el teléfono de todas las chicas lindas que vienen a la cafetería. Somos famosos por nuestro café negro y sonrisas, sí, muchas sonrisas por parte de los meseros.
Vuelvo a llenar la cafetera y me dirijo a las mesas del fondo, todos tienen su segunda ronda de café menos una mesa. No es la que me señaló Mark, ya que cuando lo hizo, esa mesa estaba vacía.
—Buenos días, señor—Mi sonrisa se intensifica cuando siento su perfume varonil en el aire llegando a mi nariz—Mi nombre es Sky y seré su mesera esta mañana, la especialidad de hoy son panqueques con fresas, ¿Gusta un poco de café mientras decide lo que va a pedir?
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