Ahora la que se ríe soy yo—Entonces me vendré a quejar de él en vez del trabajo.
—Kristal.
—No empieces, mamá.
—No quiero que te quedes sola, tienes veinticuatro años, no quisiste ir a la universidad, decidiste bailar y te apoyamos, pero ahora con el impacto económico que vemos a diario, tu padre y yo pensamos que hicimos mal dejarte volar por ti sola. Nunca debimos dejarte ir de casa, aquí no te faltaría nada y pondríamos esa escuela que tanto quieres.
—No han hecho nada malo—La brazo más fuerte—Tengo ahorros, tendré la escuela de baile.
—Además de deudas.
—Bueno, espero que para ese entonces ya esté casada y mi marido me ayude a pagarlas.
—Tú no eres esa clase de chica.
Amo a mi madre, lo sabe. Soy muy independiente. Pero quiero que deje de tocar ese tema aunque sea por hoy.
—¿No has conocido a nadie?
—Conozco a muchas personas a diario.
De repente aquellos ojos marrones vienen a mi mente y una sonrisa estúpida sale de mi boca. Mi madre me ve de manera sospechosa y yo sigo sin decir nada.
—No lo alejes esta vez—Dice, dándome un beso en mi cabello—Sea quien sea por la manera en que te has reído pareces una chiquilla que acaba de ver el mejor oso de peluche del mercado.
—Más bien alacrán, el tipo es más serio que un militar.
—Con que sí has conocido a alguien.
—No realmente.
—Bueno—Me da una nalgada—Ve a comer, sé que no has comido, desde aquí puedo escuchar a tus tripas quejarse.
—Te quiero.
—También te quiero, Sky.
Bajo las escaleras y Ken me avisa de que mi padre me espera en el comedor. A regañadientes voy, es hora de tener “ La conversación Lane” de mala gana me siento frente a él. Es buen padre, pero desde que James murió ha estado un poco sobreprotector y lo puedo entender. Soy su única hija y además la oveja negra de los Lane.
—¿Tengo que pedirte que traigas las medicinas de tu madre para que vengas a vernos?
—Vengo casi todos los días, papá. Excepto estas últimas semanas, he estado un poco ocupada con…
—¿Estás trabajando en otro lugar? —Pregunta interrumpiéndome, mi padre se moriría de un disgusto si se da cuenta que trabajo en un café.
Soy la hija del señor Lane. Propietario de uno de los canales de televisión de Boston. Nunca me he avergonzado de quien soy hija. Pero así como mi padre pudo levantarse desde más debajo de lo que estoy ahora, así quiero hacerlo yo.
Pero lo que jamás aceptaré es que soy…
—Rica—Termina mis pensamientos mi padre—Eres rica ¿Te has dado cuenta? No necesitas trabajar en ningún lugar. He estado viendo algunos locales que te pueden favorecer para que abras tu academia.
—¿Academia? —Pregunto con la boca abierta.
—Academia—Afirma serio—Tendrás una academia, no una escuela, Kristal. Solamente tienes que regresar a casa con nosotros y es tuya.
Lo sabía.
—Alguien una vez me enseñó que debo ir tras mis sueños—Veo a todos lados menos a él—Me dijo que nada en la vida es fácil pero que cuando logras lo que te propones, vale aun más porque lo hiciste con tu sacrificio.
—Sky.
—Si tengo otros trabajo o no, es asunto mío, papá. No voy a aceptar tu dinero, les agradezco mucho a mamá y a ti, pero estoy bien. Confía en mí.
—Si me entero de que estás perdiendo el tiempo trabajando sabrá Dios en qué lugar—Sentencia—Me voy a enfadar mucho, Kristal. Vas a decepcionarme.
—Si luchar por mis sueños es decepcionarte, papá. Desde ahorita te ahorro el enfado diciéndote que tengo 3 trabajos. Un café, entregas de correo que no son muchas y me pagan por dar clases en la academia, no doy clases por amor al arte solamente, sino para vivir.
Como lo sospeché mi padre ha dejado de respirar y sus puños van a dar a la mesa en un gran golpe.
—¡¿Qué haces qué!? —Grita y no me molesto en moverme por sus gritos.
—Lo que oíste, padre. Y agradecería que no le dijeras a mamá nada, no es bueno para su salud. Si te lo digo a ti es para que aceptes de una vez que no quiero tu dinero. Llámame loca, orgullosa o lo quieras, pero quiero ser como tú. Fuiste tú quien nos enseñó a James y a mí a luchar desde abajo.
Mi padre al escuchar el nombre de mi hermano se tranquiliza un poco. Sabe perfectamente que James nunca quiso estudiar comunicaciones como él. Quería luchar por su país, es por eso que se enlistó en la marina. Ahora es un héroe nacional tal y como él quería. Aunque jamás llegué a pensar que jamás volvería a casa.
Estoy tan molesta con él que desde que murió me fui de casa, cada rincón me recordaba a él, cada recuerdo me lastimaba y recordaba que mi mejor amigo y hermano no volvería jamás por convertirse en un jodido héroe de lo que no regresan a casa con su familia.
Él lo prometió.
Prometió que regresaría.
—No soy una niña, papá. —Le digo con voz suave y me ve—Ya me has dado suficiente y perdí mi tiempo en fiestas y siendo la mejor de las bailarinas en cada academia que me enlistaba pensando en que era lo que quería para mi vida. Pero no. Ahora quiero enseñar, porque de bailar en Broadway creo que ese barco ya zarpó.
—¿Por qué yo no sabía nada de esto, Sky?
Me levanto de mi silla y busco su abrazo. Sé que está enfadado, pero aun así no me lo niega.
—Porque ni siquiera yo sabía lo que quería hasta ahora, papá.
—Renuncia a tu trabajo.
—No me hagas esto ahora.
—Es por tu bien, no eres una chica desamparada. —Insiste—cuando tu madre y yo no estemos aquí.
—¡No digas eso! —como una mecha encendida me levanto de su regazo y mis ojos se llenan de lágrimas al pensar que algo les llegara a pasar.
—Kristal.
—No vuelvas a decir algo como eso, papá.
—Entonces renuncia a todos esos empleos, Kristal—Se levanta de la mesa y conozco esa mirada—O vas a perdernos de verdad.
Sin decir más se va.
No puede hacerme esto. Esas últimas palabras también se las dijo a James antes de irse. Él muy valiente se enlistó por 6 meses más sin decirnos nada. Todos pensamos que era algo obligatorio pero resulta que ya todo estaba planeado. Era demasiado peligroso ir, veíamos las noticias a diario y Afganistán estaba siendo bombardeado, habían perdido a muchos soldados y de ninguna manera queríamos a James ahí.
Mi padre se lo dijo:
— No vayas, James.
— Yo no soy Kristal, papá —Dijo James enfrentándolo— Cuídala a ella, no a mí. Tengo 30 años sé lo que hago y me necesitan.
—Tu hermana te necesita aquí, nosotros te necesitamos aquí ¿Qué quieres demostrar?
—Adiós, papá.
—James, regresa ahora mismo o nos perderás para siempre.
Y fue todo lo contrario. Nosotros lo perdimos a él.
Salí de casa de mis padres un poco malhumorada esta vez. Esas conversaciones eran casi siempre cada vez que los visitaba, pero ahora había abierto mi boca y el vómito verbal sobre mi trabajo había salido a la luz después de llevarlo por meses oculto.
Solamente esperaba que mi padre no me hubiese creído del todo o simplemente no se metiera más en mi vida como lo quería hacer.
Cuando James murió decidí ser como él, luchar por mis sueños aunque los míos no me llevarían a la muerte como lo llevaron a él. Estaba cansada de tenerlo todo y no tener mis propios retos en la vida que me hicieran fuerte. Ellos lo respetaron y me dejaron ir, fue fácil pero ahora parecía que se estaban arrepintiendo.
Llego a la academia y las niñas han empezado a calentar sin mí.
—Lo siento—Me disculpo—Continuemos con el estiramiento, recuerden que es importante para relajar y fortalecer los músculos, muy necesario para conseguir una postura alargada. 15 minutos y estoy con ustedes para comenzar.
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