Kris Buendía - Engel

Здесь есть возможность читать онлайн «Kris Buendía - Engel» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Engel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Engel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Solo estoy esperando. La retengo porque sé que va a traicionarme. Y, si llego a sospecharlo siquiera, me adelantaré.
¿La deseo? Sí, cierto. Pero más deseo que nadie se burle de mí. Más deseo mantener alejados a mis enemigos y a flote el legado de mi abuelo. Sí, la deseo, y ella llegará a desearme, por más que se resista. Pero con el deseo solo no basta y sé que ocurrirá. Me traicionará.
Y cuando eso ocurra… estaré preparado.

Engel — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Engel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Es extraño. Pero llevábamos tres años trabajando juntos y habíamos compartido lo suficiente, por otro lado, Atlas no era como yo, era un chico cualquiera que no tenía un pasado como el mío.

Venía de una familia humilde, los visitaba en acción de gracias y navidad y recibía llamadas esporádicamente de sus padres.

Sencillo.

No como yo. Que tenía que inventar una y mil excusas el por qué me quedaba en casa en las fiestas especiales y vacaciones. Tenía un novio que está más ausente que nunca y no usaba el metro.

Patético.

—¿Y quién es la víctima hoy?—le pregunté. Así es como las llamaba. Sus víctimas. Un polvo de una noche y fin. El asesino de los coños se hacía llamar.

—Una chica que conocí el otro día que estaba aburrido y salí por una copas. Le gusta la publicidad, así que no es tan hueca como las otras.

El semáforo se puso en rojo y nos detuvimos. Es más que normal conocer a alguien así una noche, acostarse con ella y adiós. En mi caso, había conocido a Marcus en el supermercado. Me había preguntado cuál era la diferencia de la mantequilla de maní libre de gluten con la normal.

—No lo sé, soy alérgica—le había respondido con mala leche.

En ese momento coincidimos en el estacionamiento, me invitó a un café para enseñarme la diferencia de uno sin cafeína a uno normal, lo esperaba. Me dio tanta gracia que no pude negarme. Era nueva en la ciudad y había comenzado mi trabajo.

Desde entonces, no pudimos quitarnos las manos de encima. O eso es lo más normal cuando comienzas una relación.

Ahora no sabía la diferencia de tener novio a no tenerlo, pues siempre brillaba por su ausencia.

—Interesante, nada nuevo. Es así como eliges a las víctimas.

Me sonrió tímidamente.

—Lo creas o no, es la segunda vez que quedo con ella.

—No me lo creo—abrí mi boca sorprendida.

—Te dije que tendría arreglo.

Atlas me dejó afuera del edificio donde vivía Marcus, estaba comenzando a llover y no pude evitar no mojarme con la lluvia porque Marcus no respondía al interruptor para que abriera la puerta del edificio.

En ese momento un señor con un paraguas salió del edificio y le ayudé a abrir la puerta.

—Va a coger un resfriado, será mejor que entre. ¿Olvidó su llave?

—Sí, idiota de mí. Gracias por abrir.

El anciano se alejó bajo su paraguas y cruzó la calle.

Me abrí camino salpicando todo a mi paso hasta que llegué al elevador y marqué el tercer piso donde vivía mi jodido novio. No respondió, quizás no estaba en casa, así que aproveché a esperarlo y haría la cena mientras tanto.

Llegué al piso y saqué la llave de repuesto en la maceta de la esquina. Le había dicho que no era buena idea tener una copia ahí. La gente de administración podría llevarse la maceta en cualquier momento. La planta murió hace mucho tiempo.

Al acercarme a la puerta lo primero que noté fue la música en el fondo.

¿Se habrá quedado dormido escuchando música? ¿O no me escuchó por estar escuchando música?

De cualquier modo entré y dejé mi bolso empapado sobre la mesita al lado del sofá. En ese momento escuché más ruido, pero lo que llamó mi atención fueron los zapatos de tacón de Jimmy Choo color negro sobre el suelo. Seguido de eso una línea de ropa interior y lo que parecía ser una falda de seda.

Seguí las migajas de ropa cara hasta la habitación principal y me detuve. Mis manos temblaron al saber lo que podía encontrarme del otro lado de la puerta.

Todos mis sueños con ese hombre, todas mis ilusiones. Las noches y tardes de sexo ardiente. Aunque ya no teníamos tiempo el uno para el otro, el poco tiempo que pasábamos juntos, era de calidad.

Sus promesas de proponerme matrimonio bajo la luz de la luna en algún desierto frío en uno de nuestros viajes locos planeados. Solamente sonaban bien en nuestra cabeza.

Marcus, mi novio. La única persona en la que confiaba desde que vine a esta ciudad.

Abrí la puerta y mi temor se volvió una pesadilla hecha realidad, tomando a una mujer del cabello y cogiéndosela tal cual macho alfa patético. Al estilo perrito.

Sudorosos.

—Así, como me gusta—gimoteó ella.

No era su primera vez.

Nunca lo hicimos de esa forma, suena en mi cabeza. Y no sé por qué. Es algo estúpido que pensé.

Pelirroja. Odiaba a las pelirrojas.

Delgada, casi quebrándola, odiaba a las flacas pelirrojas.

Tenía un tatuaje a la altura de su culo.

Odiaba a las pelirrojas, flacas, tatuadas y que se follaban a tu novio.

La palmada en el culo tatuado de la pelirroja me trajo a la realidad e hice un sonido con mis pies, que hizo que se dieran cuenta de mi presencia.

Ella solo enterró la cabeza en el colchón y Marcus abrió sus ojos como platos.

—Saskia—pronunció mi nombre agitado.

—Por favor, no te detengas.

Le dije antes de salir corriendo.

“¿No te detengas?”

Pero qué mierda… reí para mí misma y escuché a un Marcus patético corriendo detrás de mí.

Las lágrimas nublaron no solo mi visión, también mi juicio, no sé lo que hacía, suponía lo que haría una novia normal cuando encuentra a su novio engañándola, llorar. Solo lloré y le grité que se fuera a la mierda.

—¡Saskia, detente!

—¡Vete a la mierda!

Al bajar por las escaleras de emergencia, agitada y con el corazón hecho una mierda, me puse a correr y Marcus hizo lo mismo. La gente se nos quedaba mirando, más a mí que al propio Marcus que ni siquiera me daba cuenta si se ha vestido, o había salido en pelotas detrás de mí. Daba igual.

—¡Saskia!— mis piernas no aguantaron más y me detuve. No sé cuánto habíamos corrido, pero lo suficiente para dejarme sin aliento, aunque no lo suficiente para alejarme de él.

Marcus llegó a mí también agitado, mis lágrimas estaban por toda mi cara y me limpié con el dorso de mi mano, cuando sentí el cuerpo de Marcus aplastarme mientras me abrazaba.

—Saskia, por el amor de Dios, nena, eso no es lo que crees.

Sus manos estaban por toda mi cara, me tomó con las dos manos e intentó que lo viera a la cara y luego besarme, le aparté las manos de un solo golpe y lo encaré.

—¿Y qué mierda es?—lo empujé fuerte en el pecho—¿Es así como pasas el tiempo libre y por eso casi no nos vemos? ¿Es así como trabajas? ¿Es así como me has jurado tanto amor? Tirándote a una zorra pelirroja.

Sus ojos verdes estaban llenos de lágrimas también, pero vamos, cuando follaba también se le ponían así y no sé por qué, siempre tomaban ese tono de brillo. Me llenaba de rabia, así que la palma de mi mano se fue directo a su mejilla.

Se calló al fin.

—Eres un hijo de puta…—mis lágrimas me traicionaron de nuevo.

Su semblante cambió.

Me di cuenta que estaba sin camisa, usando solamente mi pantalón favorito de chándal. Se lo había regalado una vez que se había quedado a dormir en mi casa y salí ese día temprano a la tienda que quedaba cerca. Me había gastado dinero que no tenía. Quería que se siéntese bien y que no tuviese que irse de mi apartamento con excusa de ir hasta su casa a cambiarse de ropa.

Lo odiaba.

Me tomó ambas manos cuando miró mi intención de querer golpearlo. De nuevo.

—¿Y qué querías que hiciera?

La gente a nuestro alrededor y todo ese show montado por su infidelidad es lo que más me estaba enfadando. No quería llamar la atención de nadie y que me reconocieran. Pero todo eso era lo contrario y por eso lo odiaba más.

—Si ya no te sentías bien conmigo lo mínimo que hubieras hecho era decírmelo.

—Intenté—pasó sus manos por su cabello. Amaba su cabello casi rubio. Amaba su cuerpo marcado y como le quedaban esos pantalones de chándal.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Engel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Engel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Engel»

Обсуждение, отзывы о книге «Engel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x