“Pero la verdad es que yo realmente no disfruto hablar con mi esposa, ¡especialmente en la noche cuando estoy cansado después de haber hablado todo el día! Frecuentemente hablo por una razón - porque tengo que hacerlo . Para mí la comunicación es un medio para un fin: Los medios para completar un asunto. Para mi esposa, la comunicación parece ser un medio en sí mismo . No lo entiendo, ¡y ciertamente no lo disfruto!”
Como alguien que tiene que hablar durante todo el día, puedo apreciar esos sentimientos, pero puedes aprender a disfrutar el proceso de la comunicación con tu esposa de la misma manera que puedes aprender a disfrutar otras responsabilidades bíblicas. El truco está en empezar a hacerlo ya sea que lo disfrutes o no .
Cuando comencé a escribir este segmento del libro lo hice en medio de una de las pruebas más difíciles de mi vida. Realmente, hace 90 minutos no tenía deseos de sentarme a trabajar en este proyecto. Lo que quería hacer era poner mi mente en neutro. Es más, momentos antes de empezar, Kim y yo tuvimos un conflicto en el cual violé algunos de los mismos principios bíblicos que intento explicar en este capítulo y en el próximo. Tuve que pedirle que me perdonara antes de empezar a escribir. Pero en este momento estoy disfrutando la oportunidad para ministrarte a través de las páginas de este libro. Mis sentimientos, en otras palabras, cambiaron momentos después de empezar a escribir. Mientras más practiques con tu esposa la comunicación bíblica serás más competente para comunicarte y aprenderás a disfrutar más esos momentos de comunicación íntima con ella.
Hacer preguntas (de lo cual hablamos en el capitulo anterior) no es la única manera de “sacar” de tu esposa las cosas más profundas de su corazón. Otra opción es incitarla a hablar de las cosas que le interesan. Seguramente has escuchado que se dice que una de las mejores maneras para “ganar amigos e influenciar a las personas” es hablar en términos de lo que les interesa. 18Considera Filipenses 2:4, “ no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás .” Tu motivación para obedecer este versículo, desde luego, no debe ser para de ganar amigos e influenciar a las personas, sino más bien el de glorificar a Dios y ministrar a otros. Sin embargo, la gente se siente atraida hacia quienes desinteresadamente y sacrificialmente están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo hablando de temas que no son de interés para ellos mismos.
En una ocasión me senté junto a un meteorólogo en el banquete de una universidad. Por dos horas estimulé su cerebro para que hablara sobre el pronóstico del tiempo. Probablemente le hice todas las preguntas que tenía acerca del clima. Cuando pasó la tarde, me extendió su mano y me dijo, “No recuerdo cuando fue la última vez que disfrute hablando con alguien tan interesante como tú.” ¿Yo, interesante? Pasamos el cinco por ciento de nuestra charla hablando acerca de mí y el noventa y cinco por ciento acerca del tiempo. Aún así fui percibido como interesante.
Cuando estás dispuesto a hablar con tu esposa acerca de las cosas que a ella le interesan (no importa cuán trivial o poco interesantes sean para ti), estarás demostrando un amor sacrificial como el de Cristo que le facilitará ser abierta contigo en la comunicación. Aquí hay una lista de sugerencias con posibles temas de interés para que comiences.
1. Doctrina Bíblica
¿Qué tan cómoda se sienta tu esposa preguntando acerca de la Biblia? Es tu responsabilidad ayudarla a encontrar respuestas a sus preguntas sobre las Escrituras y cómo aplicarla a su vida. Refiriéndose a esto Pablo dice, “Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa.” (1 Cor. 14:35a). Aunque tu esposa tenga más conocimiento bíblico que tú, tu debes estar dispuesto a ayudarla con cualquier pregunta que ella tenga. Quizá debes pasar tiempo extra en la Biblia o pregunta a tus líderes espirituales para que te ayuden. En otras palabras, cuando ella te pregunte algo para lo cual no tienes respuesta, no sólo digas, “no lo sé.” Más bien dile que te vas a tomar el tiempo y el esfuerzo necesario para poder responderle.
2. Nuestra casa
¿Te das cuenta que tu casa es la “base de operaciones” para el ministerio de tu esposa? “Asimismo, las ancianas deben ser… que enseñen a las jóvenes… [a ser]… hacendosas en el hogar… para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” Piensa en esto. Es en casa donde ella realiza las sus dos más importantes ministerios: ser tu ayuda (Gen. 2:18) y ser la madre de tus hijos (1 Tim. 2:15). Es en casa donde ella también ofrece hospitalidad a la familia y amigos y la prepara comida y otros regalos que llenan la necesidad de otras personas. La condición y apariencia de tu casa es probablemente más importante para ella de lo que te imaginas. Así como el ambiente donde laboras puede afectar positivamente o negativamente tu desempeño y actitud laboral, así el ambiente de tu casa puede influenciar significativamente la actitud y efectividad del ministerio de tu esposa.
3. Nuestros Hijos
Las instrucciones neo-testamentarias respecto a las responsabilidades paternales son usualmente dadas en referencia al padre (cf. Gal. 4:2; Ef. 6:4; Col. 3:21; 1 Tes. 2:11; Heb. 12:7). Pero esto no implica que la madre no sea parte integral del proceso de disciplina; solamente establece que el padre, como administrador de la familia, debe cuidar que la instrucción y la disciplina para con a los hijos sea “en el Señor.” Tus hijos (sus fuerzas, debilidades, necesidades, deseos, responsabilidades, instrucción y opciones disciplinarias) deben ser frecuentemente el tema de discusión entre tu esposa 19y tú. Es uno que ella casi invariablemente encuentra interesante. ¿Qué tan interesante es este tema para ti?
4. Tu trabajo
Las actividades y eventos rutinariamente que ocurren diariamente en tu trabajo quizá le interesen a tu esposa más de lo que imaginas. Puesto que ella es tu ayuda (Gen. 2:18), quizá hará mejor su papel si conoce exactamente lo que haces y sabe con más precisión tienes que enfrentar cada día. “Pero cuando vengo del trabajo la última cosa de lo que quiero hablar es de las cosas difíciles que pasan en el trabajo.”
Aunque puedo identificarme con esos pensamientos, debo recordarte que ella es tu ayuda, y como tal, el Señor puede estar esperando usarla para ministrar tus necesidades de alguna manera. El a no puede ministrarte efectivamente si tú no le cuentas qué es lo que está pasando en tu vida. Si verdaderamente estás tan agotado para discutir tu día cuando vienes a casa del trabajo, quizá quieras considerar decirle a tu esposa lo que le he dicho a mi esposa Kim varias veces, “Mi amor, realmente no estoy de humor en este momento para recordar ese escenario, pero si es importante para ti, podemos hablar de esto después de la cena”
5. Su familia (tu segunda familia)
La Biblia tiene mucho más que decir sobres las relaciones con tu segunda familia de lo que te imaginas. Algunas controversias de este tipo son mencionadas en las Escrituras. Está la de Esaú y sus esposas contra Isaac y Rebeca: “Cuando Esaú tenía cuarenta años se caso con Judit, hija de Beeri hitita, y con Basemat hija de Elón hitita; y ellas hicieron la vida insoportable para Isaac y Rebeca.” (Gen. 26:34,35). Otro conflicto del que leemos es el que hubo entre Jacob y Labán en Génesis 29. Después está la ardiente disputa entre Sansón y su suegro quién le dio su esposa a alguien más (Jueces 15). Y por supuesto, no hay que olvidar que David y Saúl fueron segunda familia también.
Más importante, el verso bíblico más fundamental relativo al matrimonio (el cual explica donde se originan los conflictos maritales) es Gen. 2:24. “ Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne .” Los problemas del matrimonio ultimadamente vienen cuando se falla en dejar (problemas con tu segunda familia), se falla en unirse y se falla en ser una sola carne . Si quieres evitar serios problemas en tu matrimonio, no evites hablar bíblicamente sobre tu segunda familia. Tampoco olvides que los hermanos y hermanas de tu esposa son tu segunda familia también.
Читать дальше