Amargura
LA RAÍZ QUE CORROMPE
Lou Priolo
Publicado por:
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ISBN 978-1-629461-25-0
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© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
Amargura – La raíz que corrompe Amargura – La raíz que corrompe Franco llegó a casa después de un largo día en la oficina. Después de devorar una sopa recalentada, se dirigió a cepillarse los dientes. En el momento en que abrió el cajón del tocador y observó el tubo de la pasta dental que su esposa había exprimido desde la mitad (por enésima vez), se enfureció. Cerró con furia el cajón, agitó sus manos y comenzó a acosar a Wilma en un tono bastante irritado. “¡Esa mujer! Siempre exprime la pasta dental desde en medio. Le he pedido mil veces que lo haga desde el extremo. ¡Pero nunca me escucha! Sería mejor hablarle directamente a la pasta dental que pedirle a ella que haga algo por mí. Es la más mujer más necia que he conocido. ¿A ella le gustaría que yo ignorara sus incesantes peticiones? ¡Para nada le agradaría!”. En este punto, Franco dejó de hablar pero continuó meditando sobre la pasta dental mientras internamente planeaba su venganza. “Le enseñaré una lección. Ella odia cuando alguien de la familia olvida tapar la pasta dental después de utilizarla. Así que, no la taparé. Mañana, cuando ella se cepille los dientes, ella estará furiosa porque ‘olvidé’ taparla y esto arruinará toda su mañana. Y, quizá, si tengo suerte, la pasta se endurecerá y cuando ella intente utilizarla no podrá. Y, quizá, mirará el tubo de la pasta y la apretará con demasiada fuerza y un poco de la pasta endurecida volará y le golpeará entre los dos ojos”. Ahora, permíteme preguntarte, ¿vale la pena gastar toda esa energía por un tubo de pasta dental? ¡Difícilmente! ¿Qué tipo de reacción merece un tubo de pasta dental que ha sido repetidamente exprimido desde la mitad? Si el incidente de la pasta dental no puede ser pasado por alto, entonces (como máximo) el tiempo, esfuerzo y pensamiento que uno debería dedicarle es algo como las siguientes líneas: “¡Oh, mira eso! Ella nuevamente exprimió el tubo de la pasta dental desde la mitad. Quizá debemos comprar un tubo de pasta dental para cada uno”. Cuando invertimos enormes cantidades de energía emocional por decepciones triviales, es un buen indicativo de que podemos tener amargura.
¿Qué es la amargura?
Evidencias de la amargura
Conceptos bíblicos básicos sobre el perdón
La clave para transformar tus sentimientos
Síntomas de fatiga en la batalla
Peleando para ganar
Venciendo el mal con un buen arsenal
Apéndice A: Amargura contra Dios
Apéndice B: Amando a otros desde lejos
Manifestaciones del amor
Apéndice C: Amando en ausencia (hoja de trabajo)
El amor es sufrido
El amor es benigno
El amor no tiene envidia
El amor no es jactancioso
El amor no se envanece
El amor no hace nada indebido
El amor no busca lo suyo
El amor no se irrita
El amor no guarda rencor.
El amor no se goza de la injusticia
El amor se goza de la verdad
El amor todo lo sufre
El amor todo lo cree
El amor todo lo espera
El amor todo lo soporta
Publicaciones Faro de Gracia - Otras obras de esta serie:
Amargura – La raíz que corrompe
Franco llegó a casa después de un largo día en la oficina. Después de devorar una sopa recalentada, se dirigió a cepillarse los dientes. En el momento en que abrió el cajón del tocador y observó el tubo de la pasta dental que su esposa había exprimido desde la mitad (por enésima vez), se enfureció. Cerró con furia el cajón, agitó sus manos y comenzó a acosar a Wilma en un tono bastante irritado.
“¡Esa mujer! Siempre exprime la pasta dental desde en medio. Le he pedido mil veces que lo haga desde el extremo. ¡Pero nunca me escucha! Sería mejor hablarle directamente a la pasta dental que pedirle a ella que haga algo por mí. Es la más mujer más necia que he conocido. ¿A ella le gustaría que yo ignorara sus incesantes peticiones? ¡Para nada le agradaría!”.
En este punto, Franco dejó de hablar pero continuó meditando sobre la pasta dental mientras internamente planeaba su venganza.
“Le enseñaré una lección. Ella odia cuando alguien de la familia olvida tapar la pasta dental después de utilizarla. Así que, no la taparé. Mañana, cuando ella se cepille los dientes, ella estará furiosa porque ‘olvidé’ taparla y esto arruinará toda su mañana. Y, quizá, si tengo suerte, la pasta se endurecerá y cuando ella intente utilizarla no podrá. Y, quizá, mirará el tubo de la pasta y la apretará con demasiada fuerza y un poco de la pasta endurecida volará y le golpeará entre los dos ojos”.
Ahora, permíteme preguntarte, ¿vale la pena gastar toda esa energía por un tubo de pasta dental? ¡Difícilmente! ¿Qué tipo de reacción merece un tubo de pasta dental que ha sido repetidamente exprimido desde la mitad? Si el incidente de la pasta dental no puede ser pasado por alto, entonces (como máximo) el tiempo, esfuerzo y pensamiento que uno debería dedicarle es algo como las siguientes líneas:
“¡Oh, mira eso! Ella nuevamente exprimió el tubo de la pasta dental desde la mitad. Quizá debemos comprar un tubo de pasta dental para cada uno”. Cuando invertimos enormes cantidades de energía emocional por decepciones triviales, es un buen indicativo de que podemos tener amargura.
Una de las palabras bíblicas para la amargura literalmente describe el sabor amargo de algunos alimentos y bebidas. El verbo traducido “amargarse” significa “cortar” o “pinchar”. Puedes pensar en la amargura como una herida interna y auto-infringida, y así es. Pero la Biblia dice que esta actitud de resentimiento y falta de perdón también cortará y lastimará a otros.
La amargura es el resultado de no perdonar a otros. Si guardas amargura contra alguien, significa que realmente no has perdonado a esa persona. Para decirlo de otra manera, la amargura es el resultado de responder inapropiadamente (no bíblicamente) a una ofensa. La Escritura compara la amargura a una raíz:
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados. (Hebreos 12:15)
Las raíces deben ser plantadas. Así que, permíteme preguntarte, “¿Cuál crees que es la semilla que al ser plantada produce la raíz de la amargura?”.
Hablando generalmente, es una herida . Cuando alguien te hiere, es como si esa persona arrojara una semilla en el terreno de tu corazón. En ese punto, puedes elegir responder de dos formas diferentes. Puedes recoger y desechar la semilla al perdonar a tu ofensor, o puedes comenzar a cultivar la semilla al repasar la herida una y otra vez en tu mente. La amargura es el resultado de permanecer demasiado en una herida. Nuevamente, es indicativo de que alguien no ha perdonado realmente a su ofensor (Mateo 18:34-35).
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