• En los impactos sociales se incluyen el riesgo en la salud pública, interrupción del servicio, retrasos en el tránsito vial, accidentes y olores desagradables causados por el desbordamiento de aguas residuales en sótanos o calles, lo que aumenta el número de personas afectadas, y las consecuencias sociales serán mucho mayores.
• Dentro de los impactos económicos se incluyen aquellos en el comercio, debido a la restricción del acceso a centros comerciales e industriales, el retraso en el transporte de bienes y servicios, el costo de la rehabilitación de otras infraestructuras que resultan ser afectadas por daños en las redes de alcantarillado y la interrupción del servicio de alcantarillado a estos centros.
• El impacto ambiental está relacionado con la contaminación de los recursos hídricos, como ríos y acuíferos, al igual que la contaminación del suelo, los cuales pueden llegar a afectar tanto a la salud pública como a la vida silvestre.
| 2. Gestión patrimonial del alcantarillado
La infraestructura del sistema de alcantarillado, que incluye las tuberías o elementos de drenaje y las plantas de tratamiento, representa una inversión enorme en activos físicos para las ciudades. En los últimos treinta años, la mayoría de las ciudades ha invertido en la expansión del sistema de alcantarillado y plantas de tratamiento para suplir a las comunidades, a medida que estas van creciendo. Sin embargo, una proporción relativamente pequeña del presupuesto se ha destinado a la rehabilitación de alcantarillado (AWWA, 2012). De acuerdo con la figura 3, en América Latina, la inversión de mayor capital se destina a energía y transporte, luego indica que la infraestructura de energía y transporte es aquella en la que se ha invertido mayor capital, luego la de telecomunicaciones y, por último, aquella relacionada con los sistemas de agua potable y alcantarillado (menos de 0,3 % del producto interno bruto) (Larde y Sánchez, 2014).
Debido a lo anterior, la mayoría de las ciudades enfrentan el problema de una infraestructura obsoleta (sistema de acueducto y alcantarillado) que necesita reparaciones, rehabilitaciones o renovaciones extensas y continuas (Caradot et al., 2017b).
La rehabilitación de las redes existentes de alcantarillado sanitario es esencial para garantizar condiciones aceptables de funcionamiento de este sistema y, así, salvaguardar la salud pública y los recursos naturales. Esta tarea es costosa, ya que requiere una gran inversión de fondos públicos que deben utilizarse de manera racional (Diogo, Barros, Santos y Temido, 2018). A menudo, los operadores están bajo la presión de minimizar los costos de mantenimiento preventivo y, al mismo tiempo, garantizar un nivel de servicio admisible: en muchos de estos casos, conservan algunas fallas cuyo nivel de riesgo es aceptable. Sin embargo, este enfoque de toma de decisiones no es factible si no se conoce el estado actual de los activos (Stanić, Lepot, Catieau, Langeveld y Clemens, 2017).
Figura 3. América Latina: distribución de las inversiones en infraestructura por sector de infraestructura, 2003-2012 (en porcentajes del producto interno bruto)
Fuente: Unidad de Servicios de Infraestructura de la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Cepal, con datos de Calderón y Servén (2010), Rozas (2010) y datos de Larde y Sánchez (2014).
La planificación estratégica y el funcionamiento de las redes de alcantarillado es uno de los principales componentes de las economías nacionales. Por ejemplo, en Alemania se han invertido 110 000 millones de euros desde 1990 para la gestión de redes de acueducto y alcantarillado, de los cuales para el 2008, 6400 millones fueron invertidos en redes de alcantarillado: el 56 % se ha invertido en la planeación, el diseño y la construcción; mientras que el 44 % en la operación de las redes (Branchenbild, 2011). De acuerdo con algunos informes de análisis de la inversión en actividades preventivas y correctivas en los alcantarillados alemanes (Branchenbild, 2011; Impulse pro Kanalbau, 2014), las inversiones para la reparación, la renovación y la reposición del alcantarillado representan un promedio de 8000 euros por año y kilómetro de red: para una ciudad como Braunschweig (Alemania), con una red de 1800 km, lo anterior implica una inversión anual de más de 10 millones de euros; mientras que para una ciudad como Berlín las inversiones anuales representan hasta 100 millones.
En la mayoría de los países, la tasa actual de remplazo de los sistemas de alcantarillado antiguos suele ser inferior a 1 %: la infraestructura está claramente envejeciendo y la inversión actual no puede mantener el buen estado de las redes. La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, 2011) estimó que la inversión de capital requerida para mantener y actualizar la infraestructura de agua en Estados Unidos, para el año 2010, era de 91 000 millones de dólares. Sin embargo, solo 36 000 millones de dólares fueron financiados, dejando un déficit de fondos de capital de casi 55 000 millones. Actualmente, el informe publicado por la ASCE (2017) ha comunicado que la inversión requerida para actualizar y construir el sistema de infraestructura de acueducto, alcantarillado sanitario y pluvial de Estados Unidos supera los 105 000 millones de dólares presupuestados. En Alemania, en los últimos años, la inversión anual para la rehabilitación de alcantarillado fue de aproximadamente 4000 millones de euros; mientras que la necesidad de capital se estimó en más de 7000 millones de euros, lo que indica un déficit de capital de, al menos, 3000 millones de euros (Branchenbild, 2011; Impulse pro Kanalbau, 2014).
Asimismo, un reporte publicado por parte de las Naciones Unidas (2006), Ranking: Competitividad de la infraestructura en América Latina, demuestra que los gobiernos nacionales no han estado invirtiendo suficientemente sus recursos en los sectores de la infraestructura del agua y drenaje urbano en los últimos quince años. Los nuevos gobiernos reconocen que es demasiado baja; la inversión total en acueducto y alcantarillado en esta región asciende a solo 18 000 millones de dólares, un nivel que se debe al menos triplicar al rango de los 60 000-70 000 millones de dólares para que los niveles de infraestructura lleguen a un funcionamiento satisfactorio (CG/LA Infrastructure, 2006). En Bogotá, la inversión anual de rehabilitación y construcción del sistema de alcantarillado alcanza los 27 000 millones de pesos (9 millones de dólares), que corresponde a una tasa de rehabilitación del 0,22 % (Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá [EAAB], 2016).
De manera tradicional, ha sido económicamente factible aplicar estrategias de gestión reactivas, con las cuales se repara cuando ocurren fallas; sin embargo, dicha estrategia será menos viable a medida que los sistemas envejecen y la brecha de financiamiento aumenta (Rokstad y Ugarelli, 2015). En consecuencia, la rehabilitación de los sistemas de alcantarillado ha sido un área de ingeniería civil de particular importancia en tiempos relativamente recientes (véase, por ejemplo, United States Environmental Protection Agency, 1991; Water Research Centre [WRC] y Water Authorities Association [WAA], 1986, 2004; Werey, Dorchies y Mellac Beck, 2006; Almeida y Cardoso, 2010; ASCE, 2011; Black y Veatch, 2013), dado que muchas redes se encuentran en un estado deficiente o degradado, lo cual hace imperativo gestionar de modo racional los fondos públicos y los activos de las infraestructuras de drenaje urbano (Diogo et al., 2018).
Tener en cuenta las etapas de la GPI es muy importante para lograr una gestión adecuada del alcantarillado (Ana y Bauwens, 2007). Estas permiten construir programas estratégicos de operación y mantenimiento que contengan los suficientes detalles para que se usen en la toma de decisiones proactivas (actuar antes de que la falla ocurra) y planes estratégicos considerando restricciones de presupuesto, regulaciones ambientales y beneficios en la infraestructura del sistema hídrico (Anbari et al., 2017; Cardoso, Silva, Coelho, Almeida y Covas, 2012; Younis y Knight, 2014; Baik, Jeong y Abraham, 2006).
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