Los centros de control y prevención de las enfermedades emitieron una declaración recientemente explicando que desde la llegada de Tinder y otras aplicaciones para citas que promueven la selección de la “cita” basada principalmente en la belleza física, ha tenido como resultado un aumento altísimo en las enfermedades de transmisión sexual. En el año 2015 en Rhode Island, desde la llegada de Tinder y Grindr, los casos de sífilis aumentaron 79 por ciento. Los casos de gonorrea y el VIH han incrementado en más del 30 por ciento 14.
Los estudios también han demostrado un aumento significativo de la soledad y depresión en los estudiantes universitarios hoy en día, en comparación con generaciones anteriores 15. Y en medio de la pérdida de la intimidad en el matrimonio, la adicción ha aumentado y tomado su lugar 16.
¿Por qué hablar de todo esto? Porque incluso con toda nuestra conectividad a través de la tecnología, hemos sufrido una pérdida de comunidad. El miedo, el orgullo y la lujuria nos conducen al aislamiento o a crear relaciones superficiales que no sirven para el florecimiento humano.
Puede que usted pregunte: “¿Qué estás defendiendo, Ben? ¿Que nos remontemos hacia cierta época pasada que fue supuestamente increíble donde todo el mundo se casaba cuando cumplía los trece años de edad, tenía hijos a los catorce años, después ordeñaban las cabras, hacían mantequilla y construían graneros hasta que murieron a la edad de treinta?” No. Ninguna vista empañada tengo, que brilla intensamente al evocar alguna época pasada. Ningún puerto anterior hay al que estoy tratando de que naveguemos de vuelta.
Pero eso no cambia el hecho de que cuando miro a nosotros hoy, veo a una generación perdida en el mar, que no está segura cómo navegar el mar cada vez más tempestuoso de la vida y el amor. Estamos a la deriva, azotados por los vientos y las olas de estos tiempos modernos. Sin embargo, la buena noticia es que en medio de mares inciertos, tenemos una manera de trazar un curso hacia adelante.
Hace varios años un hombre llamado Steve Callahan se perdió en el mar después de un terrible accidente de barca, en una balsa de goma pequeña por setenta y seis días en algún lugar entre África y el Caribe. Aunque él estaba demacrado y aturdido, logró tomar tres lápices y los ató juntos para crear un sextante, una herramienta de navegación que permite utilizar el horizonte y el sol para orientarse. Basado en su aplicación de estas realidades náuticas, pudo discernir la latitud, tomar la corriente conveniente y continuar seguro al Caribe. Fue su comprensión de las realidades fijas en el universo lo que le ayudó a navegar por su situación con éxito. Tenemos la oportunidad de hacer lo mismo. En medio de mares relacionales inciertos, nosotros, también, podemos ver y encontrar nuestra orientación mediante la comprensión de las realidades que no cambian de quién es Dios y lo que él está haciendo en el mundo.
Es por eso que escribí este libro. Sinceramente espero que estas páginas puedan darle claridad en la incertidumbre relacional. En las páginas que siguen, nos enfocaremos en cuatro etapas relacionales distintas que la gran mayoría de los seres humanos pasaran en algún momento de sus vidas: soltería, noviazgo, compromiso y matrimonio. Cada fase tiene un propósito dado por Dios que usted puede optar por aceptar y cumplir, o no. Cada etapa tiene también algunas ventajas y desventajas que son particulares. Identificaremos el propósito dado por Dios para cada etapa, las estrellas guías por las cuales navegaremos. También identificaremos y maximizaremos las ventajas de cada etapa e identificaremos y minimizaremos los desafíos únicos de cada etapa. Quiero darle puntos fijos para navegar, para que pueda navegar hacia lo desconocido con la confianza de saber que cualquiera sea la etapa relacional en la que está, pueda llevar una vida con un sentido increíble de propósito.
Vamos a ser claros desde el principio: este viaje no comienza con usted que identifica a una persona linda que tiene cierto potencial. No es necesario que usted tenga un interés romántico para descubrir el propósito de su vida. Su viaje comienza con su Creador.
En el pasado, cuando una barca navegaba hacia las aguas traicioneras, a menudo el capitán tenía que reconocer que carecía de suficiente conocimiento de la zona para guiar su barca con seguridad al puerto a través de las rocas y los arrecifes peligrosos. Cuando el capitán se daba cuenta de su situación, antes de los días de la comunicación moderna, izaba una bandera que indicaba a todos a su alrededor que “solicito un piloto navegador”. Cuando esa bandera ascendía al mástil, un navegador familiarizado con el área entraba a su coracle o bote pequeño y remaba hacia la barca y subía a bordo. Luego el piloto navegador tomaba las riendas de la barca y la guiaba segura a través de las aguas inciertas. Para avisar a otros navegadores que quieran subir a bordo de que no era necesario, la barca entonces izaba otra bandera, una que era mitad rojo y mitad blanco. La bandera anunciaba a todos los que querían ayudar a que vieran que la ahora la barca “tiene un piloto navegador”. No se necesita de otros pilotos navegadores, y los lugareños podían estar seguros de que esa barca estaba en manos seguras.
¿Está usted dispuesto a admitir la misma necesidad?
En las aguas impredecibles del amor, necesitamos un guía. Alguien familiarizado con el área. Alguien que nos pueda ayudar a navegar lejos de los peligros ocultos justo debajo de la superficie que podría causar nuestro naufragio. Uno que nos pueda llevar con seguridad a la orilla. La buena noticia es que no necesitamos navegar solos. El Dios que hizo a usted y a todos los otros seres humanos en el planeta puede guiarnos con seguridad al hogar. La Biblia nos dice que Dios es amor. ¿Quiere usted tener una guía fiable contra las olas desconocidas del amor? Admita su necesidad. Ize su bandera y declare a Dios que usted necesita que él tome el volante y le guíe.
Esto es donde debe comenzar nuestra travesía.
Ben Stuart Verano del 2017
Debemos tener una relación correcta con Dios antes de tener una relación correcta con un muchacho o una chica
1
Dios, muchachos y chicas
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce .
—1 Juan 4:7
Hace varios años un amigo mío fue a bucear en el Caribe con algunos amigos y su familia. Ellos hicieron una de esas ofertas algo locas e inseguras donde se puede hacer un curso de buceo y luego nadar en el océano. Antes de la inmersión ella se juntó con un hombre de mediana edad. Ellos iban a ser compañeros de buceo, capaces de funcionar independientemente, ambos tenían sus máscaras de buceo y tanques de oxígeno, pero fueron en pareja para disfrutar juntos de la aventura y ayudarse en caso de que algo vaya mal.
Mientras ambos tenían sus tanques de buceo, el aire fluyendo, ellos fueron una verdadera fuente de vida el uno para el otro, disfrutando juntos de las maravillas del océano. Pero entonces algo comenzó a funcionar mal con el equipo de él. El oxígeno dejó de fluir. Sintió pánico. Ellos sabían el protocolo de emergencia, una serie de gestos manuales, intercambio de oxígeno, luego un ascenso lento, tranquilo al barco arriba. Pero tan pronto como él se dio cuenta de que no podía respirar, todo el entrenamiento de repente quedo en el olvido. Él rápidamente la agarró por los hombros, sacudiéndola y trató de gritar. Ella trató de entender lo que él estaba haciendo, ¡pero nada de esto se parecía al simulacro de emergencia que acababan de aprender juntos! Mientras ella trataba de calmarlo, de repente él estiró el respirador de la boca de ella. Comenzó la desesperación. Y donde hay escasez, hay desesperación. Y donde hay desesperación, hay explotación. Mientras él luchaba para conseguir aire, comenzó a empujar la cabeza de ella hacia abajo, casi como si intentara subir usando a ella como una escalera a la seguridad. Por supuesto, en realidad lo que él estaba haciendo es ahogarla. En cambio, ella luchó violentamente con él para recuperar el aspirador y tomar aire. Luego, en un acto final de desesperación, él la agarró y nadó a toda velocidad hacia la superficie. Al hacerlo así, él olvidó hacer una pausa y ajustar la presión, así que cuando llegaron a la parte superior ambos sufrieron el efecto de la descompresión, también conocido como “embolia gaseosa”. Ellos sobrevivieron, pero no hace falta decirlo, ya no son amigos de la natación, o cualquier tipo de amigos por causa de ese caso.
Читать дальше