Recordaba a /Gui que siempre a esa altura de la historia hacía una pausa para aumentar la atención de nosotros para continuar diciendo: “Luego de una larga jornada calurosa de caza, donde solo había atrapado un lagarto, volvió a la rutina de golpear como tantas otras veces a la roca, en busca de algún punto de quiebre. Su superficie reluciente parecía lustrada con piel de Eland , le gustaba pasar sus dedos sobre sus pequeñas depresiones”.
Era uno más de esos tantos atardeceres, según contaba la relatora, aumentando a propósito sus gestos: “Pero el hombre solitario tenía la sensación de que algo estaba por cambiar. Comenzó a golpear la gran mesa, como la llamaba, los sonidos emitidos tan particulares y agudos se escuchaban desde muy lejos. Miró hacia el cielo y vio cómo aparecía lenta y luminosa una gran luna. Maravillado por su luz y tamaño, vio cómo se reflejaba en la gran piedra, parecía acariciar su superficie rugosa. Sin pensarlo dio con todas sus fuerzas en el centro de la imagen y con profunda sorpresa vio cómo se partía un gran cristal de esa luna reflejada. Solo atinó a emitir un pequeño grito de asombro. Se bajó de la gran mesa pétrea y buscó a su alrededor aquel trozo desprendido de la madre piedra. Y, de pronto, entre arena y toscas la vio, supo de inmediato que era un vástago de la gran mesa, era la única que conservaba el tenue reflejo de la luna. La tomó con sus ásperos dedos, ocupaba casi toda su mano, la limpió, como con respeto con un trozo de cuero que llevaba siempre en su morral. Su sorpresa fue mayor cuando la observó con detalle. Era muy particular, llena de ondulaciones en ambas caras, tenía una forma algo conocida, él la giró hacia un lado y luego hacia el otro, hasta que reconoció sus contornos, uno a uno. Advirtió al tocarla, que la figura semejaba, una forma femenina con bustos prominentes y amplias caderas. No pudo sostenerse sobre sus piernas, un temblor interno lo hizo caer de rodillas, en su conmoción sus ojos se llenaron de lágrimas y adoración. Paradójicamente, o no tanto, en ese mismo instante, la tierra comenzó a temblar18 despegándolo del suelo. Levantó su mirada y observó cómo el cielo se llenaba de un denso polvo gris. Las aves y muchos animales parecían desesperados. Atinó a protegerse junto a la gran piedra”.
La relatora se calló un instante y siguió buscando un remate propicio de la historia: “Ese día, todo cambió. Oscureció durante seis largos y fríos inviernos. Pocos subsistieron, él sobrevivió como pudo en medio del frío y la escasez de alimentos, siempre aferrado a la pequeña figura. Ese fue el comienzo. Un mito en forma de mujer tallaría el espíritu humano por miles y miles de años . Al principio fue solo una madre”.
Kui! pestañó con fuerza para cerrar ese pasado lejano, el aire seco azotaba su rostro y lo hizo volver del relato de la mesa de piedra. Cuando recordaba las historias sentía que se ensimismaba tanto que perdía la noción del tiempo y el espacio.
Volvió a pensar en /Kal , sin tener conocimiento de su presencia, /Kal dejó de robarle sus pensamientos y entró en una profunda oscuridad silenciosa. A todo esto, Kui! la observaba con detalle, era notable el parecido con la abuela, pensó en la similitud entre ambas: cuerpo con angulosas curvas y amplias caderas, rostro pequeño y bello con una cabeza más grande que el común de la gente, ligada a una afinidad espiritual y racional, por momentos demasiado reflexiva. Coincidían además en una gran imaginación y una vida interior, a la que el resto solo podíamos asomarnos cuando se producía alguna grieta o resquicio en sus conductas. /Kal tenía la capacidad de ser una especie de soñadora con una vida mental interna, más allá de lo que Kui! podía imaginar, que esto le producía admiración, pero también algo de temor. Kui! no percibía para nada que muy adentro de su espíritu, agazapada, se encontraba /Kal , atenta a cada uno de sus pensamientos y sensaciones.
En ese instante, pasó algo difícil de explicar, /Kal se asomó de su oscuridad con tanta fuerza que impactó en Kui! , Este sintió sin entender, que perdía el manejo de su propia mente, que se iba diluyendo poco a poco y que lentamente /Kal se apoderaba de su conciencia. /Kal pensó que ya era tiempo de que su hermano supiera de su habilidad innata y le dijo desde el interior de su ser estas palabras: “¡Sé lo que estás pensando, querido Kui! ”, susurró /Kal, que le hablaba sin articular palabra. Él estaba azorado. Ella, consciente de que la escuchaba en su interior, provocó que su propia respiración se volviera agitada y ronca. Entonces la voz interior de /Kal sonó como un gruñido de una leona después de una cacería. En ese momento, él la sintió como una fiera, que dejaba de ser /Kal para convertirse en una enorme hembra con semblante felino, hasta perderse como en neblinas, en sus pensamientos junto a Umbwa , su eterna acompañante.
Y como en un tiempo sin tiempo, Kui! y /Kal vieron entrar a Kubi// , el !gixa –chamán–, Kui! todavía con asombro y temor latiente; ella, ya lúcida y despierta, lejos de la experiencia espiritual con su hermano, lo observó como si presintiera lo que iba a decir. Este personaje altivo con su manto de piel de Gorib ,19 con esa potencia sobrenatural de la n/um ,20 que lo hacía poderoso, se acercó a ella y sintió cómo le limpiaba su rostro de los restos de la sangre seca que habían brotado de su frente. Y al instante, con sus negros ojos y potente mirada enarcó las cejas, la observó detenidamente y sin parpadear reparó en la herida que extrañamente tenía una forma de gota con una larga cola que surcaba hacia abajo su frente… Esto provocó que las pupilas del !gixa se dilataran aún más. El chamán sorprendido dio un salto hacia arriba y con un fuerte impulso levantó los brazos y una catarata de chasquidos brotaron de él, como una oración repetida hasta el infinito. Sus palabras irrumpieron, se mezclaron turbulentas tanto en la boca del atribulado chamán como en el corazón de /Kal , donde en realidad habitaban.
La miró, y a pesar del gruñido protector de Umbwa , la levantó con sus largos brazos cubiertos de rojos tatuajes que denotaban su rango espiritual y le dijo agitado, pero con solemnidad: “Es la señal… el espíritu del animal que llevas ha hablado, debemos preparar el viaje para cruzar la gran agua, es nuestro destino. ‘Ellas’, nuestras madres, pueden salvarnos, solo debemos cruzar y llevarlas. Es nuestra oportunidad para buscar un nuevo horizonte para la vida y después traer a nuestra tierra yerma la prosperidad y el desarrollo para aquellos que sobrevivan a estos tiempos de escasez”. Y sin mediar otra palabra, la dejó en el suelo y para sorpresa de /Kal , el pecho del chamán se floreció de color bermellón, estallando de adentro hacia afuera, para caer muerto con todo su peso sobre las brasas. Millones de destellos brotaron a su alrededor, para dejar al descubierto su corazón de fuego. Al apagarse la última chispa, el cielo oscureció.
Y como en el relato de la gran mesa de piedra, quizás menos impactante, pero sorpresivo, otro sol cayó esta vez más lejos y el cielo no despertó. Una luz tenue y sombría era la única que daría razón al día, muy nuboso y con noches negras, más profundas y peligrosas. Un nuevo desastre impactaba en el pueblo, era hora de tomar la gran decisión. A pesar de la conmoción de lo sucedido todos comprendieron, con devoción trascendente, el mensaje de lo ocurrido al chamán y al cielo. Esa noche fue el anuncio de lo que ocurriría un año después.
De fondo, rítmicamente, durante un largo tiempo se escucharon los sonidos metálicos de los gongs de piedra,21 usados en esta oportunidad para anunciar la luminosa muerte del chamán, aquel ser de corazón único y mente superior, que al igual que su hermana /Gui atesoraba la vivencia y la memoria cultural de todos.
Читать дальше