En el epílogo, ofrezco una reflexión final sobre los movimientos sociales contemporáneos como formas de unidad mediatizada. Muestro cómo las revoluciones actuales son impulsadas por genealogías activistas, por la organización en redes sociales y por formas de activación que son descentradas y contingentes. Abordo los desafíos que enfrentan activistas y manifestantes en un momento político cada vez más represivo, conservador y violento, y defino los ejemplos del libro como guiones latentes a ser reanimados.
Como afirmó Lucia Naser, activista y teórica uruguaya, en un posteo en su Facebook a fines de 2016, “contar la historia de lo que resiste también es una forma de pensar la transformación”. Este estudio, el cual mapea constelaciones de performance, sus tácticas, sus contextos e historias tal como se fueron desarrollando en el tiempo, es una invitación a considerar las maneras en que la performance como comportamiento expresivo y simbólico puede convertirse (o se ha convertido ) en una táctica transformadora que se expande a través de plataformas, medios, temporalidades, territorios y contextos históricos para reclamar el carácter vital de las vidas que están en duda, devaluadas y colonizadas. Como espero demostrar en las siguientes páginas, al construir constelaciones de performance que reúnen cuerpos insurgentes para interrumpir modalidades de subyugación que tienen sus raíces en pasados coloniales y autoritarios, lxs activistas y artistas latinoamericanxs han creado y alimentado las semillas que prefiguran horizontes de justicia social.
A medida que los gobiernos en Latinoamérica retornan a caminos recorridos anteriormente (recurriendo, por ejemplo, a instituciones internacionales de préstamo como el FMI, cuyas políticas impuestas han tenido efectos catastróficos en la región), lxs activistas y artistas también revisan la caja de herramientas que heredaron de sus predecesorxs –una genealogía, un reservorio de memorias–. En ese sentido, las constelaciones de performance no se tratan únicamente de entrelazamientos calle/internet; también están destinadas a dar cuenta de la relación entre surgimiento, emergencia e historia. Acontecimiento, desarrollo y memoria. Huellas del pasado que ayudan a imaginar y crear futuros en los que valga la pena vivir.
1Ver Fernando Calderón (coord.), “Understanding Social Conflict in Latin America”, United Nations Development Programme, Fundación UNIR, Bolivia, 2013; Christina Schatzman, “Political Challenge in Latin America: Rebellion and Collective Protest in an Era of Democratization”, Journal of Peace Research 42.3 (2005): 291-310; y Sonia Álvarez et al . (eds.), Beyond Civil Society: Activism, Participation and Protest in Latin America , Durham, Duke University Press, 2017.
2Me enteré de esto cuando le pregunté a Teresa Sarrail, una profesora de teatro de la Universidad Nacional de las Artes, por la historia del edificio del Conservatorio Nacional de Teatro de la calle French durante mi visita a Buenos Aires en 2016.
3En Argentina, la comunidad teatral ha jugado un rol crucial en la transición a la democracia. Por ejemplo, como menciona Brenda Werth, las dos primeras ediciones del festival de teatro Teatro Abierto (1981-1985) funcionaron como “un acto teatral colectivo de resistencia desafiando a la dictadura”. Debido al audaz posicionamiento del festival frente a la censura y al terrorismo de Estado, el Teatro Picadero, donde se realizaba Teatro Abierto, fue bombardeado en la mañana del 6 de agosto de 1981. Ver Brenda Werth, Theatre, Performance, and Memory Politics in Argentina , Nueva York, Palgrave Macmillan, 2010.
4Sobre la protesta como performance radical, ver Baz Kershaw, The Radical in Performance: Between Brecht and Baudrillard , Londres, Routledge, 1999.
5Jodi Dean afirma que en un contexto de saturación mediática donde todos son prosumidores, es decir, a la vez consumidores y productores de contenido, los mensajes se vuelven meras ocasiones para procesos de circulación indefinida que crean lo que Dean llama “capitalismo comunicativo”. Ver Democracy and Other Neoliberal Fantasies: Communicative Capitalism and Left Politics , Durham, Duke University Press, 2009.
6En su estudio de la tecnología en la performance, Chris Salter usa el término “entrelazamiento” ( entanglement ) para definir las formas en las que la tecnología no solo complementa, sino que transforma las prácticas artísticas desafiando los límites entre la acción humana y no humana. Ver Entangled: Technology and the Transformation of Performance , Cambridge, MIT Press, 2010. Mientras que Salter se refiere principalmente a la performance en espacios físicos, aquí utilizo el concepto de “entrelazamiento” para teorizar la interacción entre tácticas on y offline que generan constelaciones de performance de activismo transnacional.
7Quienes se interesen por el concepto de “constelación” en los estudios culturales pueden consultar el trabajo de Norm Friesen, “Wandering Star: The Image of the Constellation in Benjamin, Giedion, and McLuhan”, julio de 2013, www.academia.edu. Para un enfoque orientado a la performance, ver Lynette Hunter, “Constellation: Engaging with Radical Devised Dance Theatre. Keith Henessy’s Sol Niger ”, en John Rouse y Peter Lichtenfels (eds.), Performance, Politics, and Activism , Nueva York, Palgrave Macmillan, 2013, pp. 132-153.
8Sobre la noción de “circulación afectiva”, consultar el artículo de Sara Ahmed, “Affective Economies”, Social Text 22.2 (2004): 117-139.
9Ver Baz Kershaw, The Radical in Performance , ob. cit., y Susan Leigh Foster, “Choreographies of Protest”, Theatre Journal 55.3 (2003): 395-412.
10Françoise Lionnet y Shu-mei Shih explican que, mientras que lo global es “un conjunto de criterios homogéneos y dominantes, lo transnacional designa espacios y prácticas en los que actúan agentes que cruzan fronteras, sean dominantes o marginales”. Estas teóricas ubican al transnacionalismo como una consecuencia de la última ola de globalización. Ellas sostienen que el transnacionalismo y la globalización corresponden a la fase de capitalismo avanzado definida por las prácticas de inversión financiera, acumulación flexible y circuitos de trabajo posfordistas, y que mientras el transnacionalismo es “parte y parcela de la globalización […] puede ser menos programado y más desperdigado”. Ver Françoise Lionnet y Shu-mei Shih (eds.), Minor Transnationalism , Durham, Duke University Press, 2005, p. 5.
11En esta oración juego con la definición frecuentemente citada de Peggy Phelan que define la performance como una forma de arte que “llega a ser lo que es mediante la desaparición”. Esto quiere decir que lo efímero es fundacional dentro de la política de la performance como una forma artística no reproductiva. Ver Unmarked: The Politics of Performance , Londres, Routledge, 1993, p. 146 (hay traducción: “Ontología del performance: representación sin reproducción”, en Diana Taylor y Marcela A. Fuentes (eds.), Estudios avanzados de performance , Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2011).
12Aquí entro en el debate entre quienes definen la performance como un acto o acontecimiento efímero, no reproducible (Peggy Phelan), y quienes afirman que la performance es un sistema de memoria y un modo de preservar la cultura (Richard Schechner, Joseph Roach, Diana Taylor). A su vez, José Esteban Muñoz y Fred Moten aúnan estas dos posiciones afirmando que el carácter efímero de la performance es en realidad una precondición para su reproductibilidad, y que lo que podemos llamar el “estado titilante de la performance” es de suma importancia para sujetxs minoritarixs, para quienes la hipervisibilidad es una forma de control social y deshumanización. Ver José Esteban Muñoz, “Ephemera as Evidence: Introductory Notes to Queer Acts”, Women and Performance 8.2 (1996): 5-17; y Fred Moten, In the Break: The Aesthetics of the Black Radical Tradition , Minneapolis, University of Minnesota Press, 2003.
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