Una psicóloga de la moda comienza excavando lo que hay debajo de la superficie, y por eso mi lema es “estilo de dentro hacia fuera”. Quiero saber por qué la persona que está sentada frente a mí elige vestirse como se viste. Entonces hago preguntas sobre su vida amorosa, su autoestima, su imagen corporal, su estilo de vida, sus relaciones, sus miedos e inseguridades, sus desafíos y fortalezas, mucho antes de que consideremos cambiar algo de la ropa. Por lo regular sostengo con un cliente tres sesiones de psicoterapia antes de ver su guardarropa. Ahora, como éste es un libro, no puedo ver tu clóset. Pero puedo enseñarte a darte estilo a ti misma, usando prendas y accesorios que ya tienes.
Así que vamos al momento de la verdad. ¿Cómo funciona la psicología de la moda? En el siguiente caso práctico la verás en acción y comenzarás a comprender cómo puede ayudarte.
CASO PRÁCTICO:
NO ESTÁ ARRUINADO, PERO TODAVÍA PODEMOS ARREGLARLO
En este caso mi clienta era una editora de moda australiana de unos veinticinco años llamada Tracey. Tiene una vida ocupada, su personalidad es vivaz y a menudo se siente insegura sobre qué ponerse en los eventos sociales, durante las entrevistas a las celebridades y reuniones profesionales. Yo describiría su estilo personal como a la última moda y ecléctica. Toma decisiones atrevidas. No vacila en ponerse una chamarra blanca de aviador imitación piel de cocodrilo, y una blusa de seda con estampado de leopardo en azul y negro, o zapatillas blancas de piel de víbora, todo junto. Pero, en cierto modo incongruente, ella prefiere los básicos relajados (blusas, pantalones, chamarras) con siluetas holgadas. Está un poco en todas partes.
Tracey tiene muy buenos instintos de estilo, pero carece de una visión cohesionada de quién ella es y cómo comunicarlo. Como resultado, en las prisas de la mañana suele tomar un enfoque de “clase trabajadora”, y se pone una serie de prendas a la moda y disparatadas al mismo tiempo, y después intenta equilibrarlas con básicos demasiado casuales (como jeans boyfriend desgastados y holgados). Tiende a vestirse con tanta prisa que no piensa mucho en cómo se ve el conjunto o en cómo se siente conforme pasa el día. La creatividad innata de Tracey y su personalidad llena de energía, combinadas con su trabajo estresante (un editor de moda tiene que vestirse como tal), le generan ansiedad y la llevan a adoptar looks que la abruman. Ya tiene lo que se necesita, sólo que tiene demasiado.
Revisión del desempeño
Especialmente en los ambientes corporativos, a menudo las mujeres reciben el mensaje de que deben vestirse para emular a aquellos que están en el poder. Y por lo regular éstos son hombres. Al trabajar en una revista, Tracey fácilmente podría haber sacado un “traje sastre” de su clóset de moda oficinista o haber ido a una tienda de moda rápida como Zara para comprar algo que parezca “profesional” para su importante junta. Pero después de una larga conversación, determinamos que ponerse un traje sastre profesional nuevo con hombros marcados y pantalones estrechos la dañaría y no la ayudaría mucho. Si no se siente natural con su atuendo, se sentirá como un fraude (#ImposterSindrome) (#SíndromeDelImpostor) y su ansiedad estallará.
Receta de estilo
Le sugerí a Tracey que usara una blusa de seda suave con botones con la que se siente de maravilla y que ya ha usado en días de trabajo exitosos, y por lo tanto la asocia con sentirse empoderada. Ya tiene varios tops de este estilo, con estampados delicados o con bordes entubados, y esos detalles pueden diferenciarte sutilmente.
Después seleccionamos unos pantalones negros entallados un poco stretch (piensa en unos pantalones pitillo para equilibrar el volumen superior), una chamarra negra clásica y zapatillas puntiagudas. Todos éstos son componentes a prueba de fallas y al mismo tiempo cómodos con un look refinado.
Mi objetivo para Tracey era que se sintiera ella misma en las reuniones importantes. Así que le aconsejé que comenzara a elevar su estilo de trabajo con anticipación, usando este tipo de atuendos los días previos a una reunión para negociar un ascenso. ¡Prueba tus atuendos primero! Como le dije a Tracey: “Te vas a acostumbrar a verte a ti misma como una jugadora con poder, y lo mismo sucederá con quien te vea. Vestirte como si ya tuvieras el puesto —y ser dueña de ese look— programará a tus superiores a visualizarte en él”.
Ir sola a una boda
Quizá te sientas vulnerable si vas sola a una boda. Pero como le dije a Tracey, es mejor experimentar tus sentimientos que ahogarlos en una barra libre. Cuando ella estaba pensando qué ponerse para una boda en el verano, le pedí que imaginara las interacciones con los demás invitados y que anticipara el tipo de comentarios que podían desarmar su confianza. Entonces le aconsejé que se vistiera para obtener el tipo de cumplidos que esperaría escuchar.
Receta de estilo
Tracey ya tenía algunos vestidos con mangas, acinturados y falda ancha. Tienden a ser siluetas universalmente halagadoras que cumplen con la mayoría de los códigos de vestir y que pueden usarse en varios climas. Si la boda es de etiqueta rigurosa, entonces los accesorios como la joyería atrevida, los tacones altos decorados y los abrigos lujosos aumentan la formalidad.
Después le aconsejé que considerara el color. El rojo es un imán sexual (ve el capítulo 6). El azul es tranquilizador. El negro te ayudará a integrarte. Si la mamá de la novia dice: “Wow, ese vestido está sensacional”, ¿acaso Tracey estaría escuchando: “Ay no, últimamente te ves muy urgida”? Le expliqué que no se trata de vestirse para complacer a los demás. Se trata de saber qué tipo de retroalimentación podría derribar tu juego y vestirte para evitarlo.
Una cita de Tinder
Las primeras citas son bombas de incomodidad esperando a ser detonadas. Como muchos de nosotros, Tracey tiende a ser ingenua, compartir demasiado de sí misma o reprimirse cuando se pone nerviosa. Le expliqué que su ropa puede tensar la cuerda y mandar mensajes más claros y de seguridad en sí misma. Los tops con transparencias o acentos de encaje delicado muestran un poco de piel sin ser demasiado reveladores. Cualquier cosa cuadrada, abombada o demasiado a la moda podrían oscurecer su atractivo. (¡A las que les gusta la estética repelente de hombres pueden no estar de acuerdo!)
Receta de estilo
Le aconsejé a Tracey que se preguntara a sí misma cómo se quiere sentir con esa persona —sexy (vestido rojo, escote arquitectónico, tacones y bolsa de mano metálicos), divertida (mezclilla sobre mezclilla y sandalias con acento), con energía (vestido veraniego en tonos cítricos con calzado deportivo blanco), relajada (falda hasta el tobillo y camiseta)— y después elegir la ropa de su clóset.
Como puedes ver, no le sugerí a Tracey que alterara dramáticamente su estilo o llegar al límite de su tarjeta de crédito a fin de adquirir una pieza para una ocasión especial. Todos los “nuevos” looks que le receté estaban conformados por elementos que ella ya tenía. Como me escucharás decir repetidamente, yo no hago transformaciones. De hecho, a veces los cambios que le sugiero a los clientes en su guardarropa son tan sutiles, ¡que nadie nunca los nota!
Las transformaciones nos entretienen porque se relacionan con nuestros deseos más profundos de belleza, glamour, escape y renovación. Vemos programas durante horas para ver cómo las prendas pueden crear (y recrear) identidades. Piensa en los momentos emocionantes de “gran revelación” en Queer Eye, What Not to Wear, Say Yes to the Dress y muchísimos más. En esos programas, los sujetos mutan —frecuentemente por medio de vestidos ceñidos—: pasan de ser anodinos a verse fabulosos, su nuevo look es la clave para vivir felices por siempre. Aparecen brigadas glam —con experiencia en la alfombra roja—, hacen su magia en el cabello, el maquillaje, el atuendo y ¡voilà! La seguridad que antes estaba escondida se descubre y, por lo regular, se consigue el amor verdadero.
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