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Editorial Mirahadas, 2020
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Primera edición: diciembre, 2020
ISBN: 978-84-18499-82-1
Producción del ePub: booqlab
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Cuando me ofrezcas la ilusión de abrazarme ,
ten presente no decepcionarme ,
con mentiras ni medias verdades
Raíz del tiempo Raíz del tiempo Justo esa raíz llamada tiempo, el escenario donde el acierto desespera, los conjuros se preparan, hierven las velas en deseos, rituales y ungüentos justo en el precioso momento llega el blanco sonoro con tupido velo, a tu atención le faltan mis plegarias, a la banalidad, la causa, a los desconciertos, los lloros de quien no tiene alma. Porque la justificación pierde la batalla, cuando al amor le regalan mentiras, porque el descuento se inicia mucho antes de decir un verdadero «te quiero». Esa vela ardiendo en deseo esconde los vértigos, tu cuerpo viciado ya no consume mis besos la nada se ha vuelto la triste cuna del regalo caprichoso al verte de la mano, regalando perfumes en credos a quien sujeta con fuerte los dedos, que por alianza llevan nuestro amor eterno.
Mentes sistemáticas Mentes sistemáticas No conozco mayor abrigo, no encuentro las emociones que prometen en esos artículos, que cada día intentan venderme. No revelo mis ideas, ni promuevo conjeturas vanas, pues a nadie creo le importa. Intentan vender que la ocasión, suele ser la revelación de los incautos, dicen que no hay mayor enemigo que enamorarte de lo prohibido, no mayor verdugo, que opinar desconocidamente, en lo que realmente desechan hacer de nosotros, pequeñas mentes pensantes unidas al hilo del tiempo. Nos visionan como marionetas sujetas, nos arrollan de anuncios vacíos, nos desvelan que hay que tener mentalidad propia, que eso ya está perdido, nos inquieta cualquier cosa que desconocemos de una Tablet, pasamos horas divagando el uso de los sistemas, y no nos damos cuenta de que nuestra mente se agota, que si no la hacemos volver a pensar se marchita, se muere, se agobia, queda rota, y esto solo le interesa a los que, vacíos en poder, nuestras vidas sujetan.
Yaceré al encuentro Yaceré al encuentro La paradoja de los enigmas, aterradora mente confusa e incomprendida, se haya dentro del flequillo desolado. Callada la desilusión de un te amo en los labios, paradoja del desacertado que nunca sujetó los pensamientos, retorciendo encuentros, exánime en la piel de incongruencias caricias. Oh, mi confuso pensamiento, nació para ser escuchado en la nana de la piel, en la nana que no atiende a razones de viajes errantes, del amor perturbado, que desordena fragancias, que hierve mentiras. Un romance cobarde, oh, mi amor yaciente, irresoluta muerdes la muerte.
Tiempo Tiempo En el apartado del tiempo donde vencen los silencios se agudizan las mentiras, se derrota la vida en aquel legado. Alejado de tus besos, de la sombra del que soy, del que acecha la ventana, del que penando duerme, el necesitar verte.
Ojeroso Ojeroso Latido inquieto, separado del cuerpo, desaloja las manías de cerca encontrarte. Yo, alejando mi desprecio, de cordura espesa, acierto. Veo lo lejos que quedó la viejera del que ensombreció, latido ojeroso que mis manos hacen mecer. Ya no siento el sueño entre espacio, ya no me desorienta tu risa, ya no hay nada que perder, ya que la hora se acerca, solo deseo permanecer, cerca de tu recuerdo, permanezco sujeto.
Los cubos de la vergüenza Los cubos de la vergüenza En ese burdo equilibrio del pensamiento que no sostiene ideas, que hace derramar recuerdos que solo enojan de dolor. En esos momentos que parece sostener tu miedo. el tiempo que nadie parece ver, que todos borran, callan, omiten y balancean sus esperanzas en sus afables casas. No cuenta tu vida inmersa en la profundidad de la nada, no cuenta que hoy mismo serás vejada, que serás comprada, que las sogas atarán tus manos, ya no hay preocupación de vivir en moradas, preferible soportar el dolor de quienes perturba el alma. Tú, sí, tú, que hablas de mí como si conocieras mi causa, mi razón, mi hundimiento, mi palabra. Hablas como si despojase mis pecados solo por ser diferente, por no creer en tus credos de palabras dolientes, de religiones inciertas. Soy pecadora porque nací al revés de tu idea, soy libre porque pertenezco a quien me ama y desea. Una mujer que, al igual que yo, nació del revés, pero con la misma fuerza de perdernos amándonos una y otra vez. Tú que señalas sin ver mi capacidad de errar, que has vendido mi alma, que empobreces mi mirada cada vez que la pegas o matas. Tú, que perviertes al sistema creyéndote diferente, me señalas porque soy realmente quien te planta cara. Nací libre, crecí sola, amputé mis ideas, pero protejo mi apellido junto a los que, al igual que yo, pertenecen a las siglas de la justicia y razón, defensores de los derechos del respeto y de la vergüenza de no llenar más calderos ni cubos de mierda. Con una soga en mis manos rodeasteis mis días, me obligasteis a ingerir de putrefacta ira. Con una soga rodeabas mis manías, violabas mi cuerpo, temblaba al mirar que venía otro a por las sobras que dejabas. Hoy, desde mi noble no saber, contribuyo a que a nadie más le vuelva a suceder.
Ardiendo en sal Ardiendo en sal Si alteras parte de mis secretos, vences mis deseados infiernos, arde la cuna del llanto inocente y deshojas las margaritas de los ajados años con estrecheces. Si vences la ironía hermosa del verbo yaciente amado, ese que narra lo oscuro que resucita la elegancia, la constancia vence las penas y maldice las tragedias. Si eres capaz de seducirme con tu alabanza sin el credo, de los que mantienen sellado un te quiero, sin el desconsuelo alejado de los miedos y la versión de si para siempre te espero. Si de repente noto tu piel inquieta sobre mi vientre, tu mirada fija en mi interior visualizando donde me perdí, aquel mal día que fui infeliz, sanando mis heridas y dejando trepar tus caricias en mis ideas desalentadas por el amor. Si eres capaz de viajar recorriéndome los deseos más cautivos con un verso en mi aliento, desnudándome el cuerpo sin desvestirme la piel, si eres capaz de realizar eso, si justamente detienes tu prestancia, para anteponer mis penurias y alejarlas de mi sal que arde cuando el tiempo se antoja ser cobarde. Si obviamente desnudas tus ideas para crecer junto a mi persona haciendo simplemente del amor una fortuna, si realmente eres capaz de formar parte de todo esto, si desterramos juntas la cama, hacemos de nuestro vientre la alianza, apresuramos las confidencias unidas y derrochamos la densidad de las penas en un cajón sin opción a cadenas, si hacemos la pasión fiel compromiso, cual ilustración quemada en la piel de la sinrazón hasta la locura perder y encontrar la sensatez, deseo encontrarte dentro de mi deseo, arder por ti en los infiernos y morir en los intentos de permanecer siempre junto a tus rasgadas vestiduras, a tu corazón dolorido por amar plenamente los sentidos. Si todo eso eres capaz de lograr, entenderé que soñar es gratis y deseo en mi incertidumbre, soñarte una vez más.
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