Incierto Incierto En el incierto amanecer, desechaste todo mi tiempo, negaste mis caricias, y dejaste herido mi cuerpo, sin fisuras, sin morados, pero con tu adiós, partiste mi alma, arrugando al corazón, una lesión que podría no tener salvación. No hubo presencia ni amor perdido en el tiempo, no tuve oportunidad de silenciar mi lamento, no pasó por mi lado la nana del amor soñado. En aquel incierto minuto que dictaban los segunderos, vi suceder inmerso, cual barco desvanece tras los oleajes temibles del bravío invierno, inciertas promesas desvaneciéndose entre tu boca, mi piel y lo establecido, aquello que pensábamos vivir unidas hoy, tú lo vendes por miedo a los quejidos, a los que gritan a esos cobardes que nos amargan la vida. Me deseas olvidar de tus principios, corres de mí pensando perderme de tus sueños, intentas envejecer aprisa, porque ya no deseas volver a sentir la piel de otra mujer que no sean mis caricias, solo por el miedo al qué dirán, no deseas volverme a amar, incierto miedo de establecer en nuestras manos poesía, miedo de deslumbrar y de soñar cada día, miedo incierto a perder, cuando no luchar por tu vida. Pues no confundas vivir en el amor olvidando la poesía, a enlazarte a mi mano y suspirar vivir otro día. Incierto el futuro erróneo, incierta tu compañía, pero no incierto que mi alma, te amará mientras viva. Incierto todo el pecado de los que ladran, mírame en tu profundidad, bésame en tus amaneceres, y despierta a mi lado. Unidas venceremos a los cobardes que roban los fundamentos, que se apropian de los miedos, que lucen sonrisas vanas. Déjame en el incierto de la noche, en el acierto de la mañana, decirte que todos callan, que cuando el amor se sostiene entre la unión, el verso, y la generosidad de los aciertos, nadie puede venderlo si dos no quieren. Incierto que dos almas, se esconden por ser mujeres abrazadas a todas las miradas, incierto es poder dar la felicidad, a quien se esconde, por amar al mismo sexo, amor mío, incierto.
Transgénero lgtb+q
Custodio de amor
Tu escondite
Éxtasis
Cincuenta lunas
Consumida
Torpezas del deseo
Instante
Cuarenta de diez
Atrozmente
Hablé con dios (mi carta reflexiva)
Ahora somos exilio propio (reflexión) las miserias ocultas del confinamiento de marzo 2020
El vacío
Sudoración
Arrugas
Opuesto latido
En el terror del desconcierto
Manías
Furtiva
Ruptura
Piensa
Plegaria
Ámame sin mimo
Dentro del 2020 virtud, pandemia o humanidad Mi reflexión
Ególatra
Enlazadas sin fin
Amor cerrado
Olvidos alzhéimer
Océano muerto
Decadencia
Sí quiero
Espacio
Amarte en la fragancia
Mal nacer
La cultura
La contaminación del amor
Solo nos queda soñar
Justo esa raíz llamada tiempo,
el escenario donde el acierto desespera,
los conjuros se preparan,
hierven las velas en deseos,
rituales y ungüentos justo en el precioso momento
llega el blanco sonoro con tupido velo,
a tu atención le faltan mis plegarias,
a la banalidad, la causa,
a los desconciertos, los lloros de quien no tiene alma.
Porque la justificación pierde la batalla,
cuando al amor le regalan mentiras,
porque el descuento se inicia
mucho antes de decir un verdadero «te quiero».
Esa vela ardiendo en deseo esconde los vértigos,
tu cuerpo viciado ya no consume mis besos
la nada se ha vuelto la triste cuna del regalo caprichoso
al verte de la mano,
regalando perfumes en credos
a quien sujeta con fuerte los dedos,
que por alianza llevan nuestro amor eterno.
No conozco mayor abrigo,
no encuentro las emociones que prometen en esos artículos,
que cada día intentan venderme.
No revelo mis ideas, ni promuevo conjeturas vanas,
pues a nadie creo le importa.
Intentan vender que la ocasión,
suele ser la revelación de los incautos,
dicen que no hay mayor enemigo que enamorarte de lo
prohibido,
no mayor verdugo, que opinar desconocidamente,
en lo que realmente desechan hacer de nosotros,
pequeñas mentes pensantes unidas al hilo del tiempo.
Nos visionan como marionetas sujetas,
nos arrollan de anuncios vacíos,
nos desvelan que hay que tener mentalidad propia,
que eso ya está perdido,
nos inquieta cualquier cosa que desconocemos de una Tablet,
pasamos horas divagando el uso de los sistemas,
y no nos damos cuenta de que nuestra mente se agota,
que si no la hacemos volver a pensar se marchita, se muere,
se agobia, queda rota,
y esto solo le interesa a los que, vacíos en poder,
nuestras vidas sujetan.
La paradoja de los enigmas,
aterradora mente confusa e incomprendida,
se haya dentro del flequillo desolado.
Callada la desilusión
de un te amo en los labios,
paradoja del desacertado
que nunca sujetó los pensamientos,
retorciendo encuentros,
exánime en la piel
de incongruencias caricias.
Oh, mi confuso pensamiento,
nació para ser escuchado
en la nana de la piel,
en la nana que no atiende a razones
de viajes errantes,
del amor perturbado,
que desordena fragancias,
que hierve mentiras.
Un romance cobarde,
oh, mi amor yaciente,
irresoluta muerdes la muerte.
En el apartado del tiempo
donde vencen los silencios
se agudizan las mentiras,
se derrota la vida en aquel legado.
Alejado de tus besos, de la sombra del que soy,
del que acecha la ventana,
del que penando duerme,
el necesitar verte.
Latido inquieto,
separado del cuerpo,
desaloja las manías de cerca encontrarte.
Yo, alejando mi desprecio,
de cordura espesa, acierto.
Veo lo lejos que quedó
la viejera del que ensombreció,
latido ojeroso
que mis manos hacen mecer.
Ya no siento el sueño entre espacio,
ya no me desorienta tu risa,
ya no hay nada que perder,
ya que la hora se acerca,
solo deseo permanecer,
cerca de tu recuerdo,
permanezco sujeto.
Los cubos de la vergüenza
En ese burdo equilibrio del pensamiento que no sostiene ideas,
que hace derramar recuerdos que solo enojan de dolor.
En esos momentos que parece sostener tu miedo.
el tiempo que nadie parece ver,
que todos borran, callan, omiten y balancean
sus esperanzas en sus afables casas.
No cuenta tu vida inmersa en la profundidad de la nada,
no cuenta que hoy mismo serás vejada,
que serás comprada, que las sogas atarán tus manos,
ya no hay preocupación de vivir en moradas,
preferible soportar el dolor de quienes perturba el alma.
Tú, sí, tú,
que hablas de mí como si conocieras mi causa,
mi razón, mi hundimiento, mi palabra.
Hablas como si despojase mis pecados
solo por ser diferente,
por no creer en tus credos de palabras dolientes,
de religiones inciertas.
Soy pecadora porque nací al revés de tu idea,
soy libre porque pertenezco a quien me ama y desea.
Una mujer que, al igual que yo, nació del revés,
pero con la misma fuerza de perdernos amándonos una y otra vez.
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