Fernanda García Lao nació en Mendoza (Argentina), aunque vivió en España desde 1976 hasta 1993. Es narradora, dramaturga y poeta. Ha publicado las novelas Muerta de hambre (Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes), La perfecta otra cosa , La piel dura , Vagabundas , Fuera de la jaula , y los libros de cuentos Cómo usar un cuchillo y El tormento más puro . Ha escrito también los libros de poesía Carnívora y Dolorosa . En coautoría con Guillermo Saccomanno ha publicado la novela erótica Amor invertido y el libro de relatos Los que vienen de la noche/ . Algunos de sus textos han sido traducidos al francés, al portugués, al inglés, al sueco y al griego.
Ha colaborado en distintas publicaciones a ambos lados del atlántico ( Babelia , Revista Quimera , Letras Libres , El Buensalvaje , Página/12 , Revista Ñ ) y desde 2010 coordina talleres de lectura y escritura.
Candaya Narrativa, 65
© Fernanda García Lao, 2017
c/o Schavelzon Graham Agencia Literaria
www.schavelzongraham.com
Primera edición impresa en la Editorial Candaya: enero de 2020
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Maquetación y composición epub
Miquel Robles
BIC: FA
ISBN:978-84-15934-80-6
Depósito Legal:B 1442-2020
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura y Deporte
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier procedimiento, sin la previa autorización del editor.
PORTADA
AUTORA Fernanda García Lao Fernanda García Lao nació en Mendoza (Argentina), aunque vivió en España desde 1976 hasta 1993. Es narradora, dramaturga y poeta. Ha publicado las novelas Muerta de hambre (Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes), La perfecta otra cosa , La piel dura , Vagabundas , Fuera de la jaula , y los libros de cuentos Cómo usar un cuchillo y El tormento más puro . Ha escrito también los libros de poesía Carnívora y Dolorosa . En coautoría con Guillermo Saccomanno ha publicado la novela erótica Amor invertido y el libro de relatos Los que vienen de la noche/ . Algunos de sus textos han sido traducidos al francés, al portugués, al inglés, al sueco y al griego. Ha colaborado en distintas publicaciones a ambos lados del atlántico ( Babelia , Revista Quimera , Letras Libres , El Buensalvaje , Página/12 , Revista Ñ ) y desde 2010 coordina talleres de lectura y escritura.
CRÉDITOS Candaya Narrativa, 65
ÍNDICE
INMUNIZAR
LAS M
AFIRMATIVAS
PROYECTO VACUNA
CÁPSULAS DE CARNE
SEDUCIR O REDUCIR
EL OTRO CIFUENTES
HEMBRAS POR LA PATRIA
LIBACIÓN
LEUCOCITOS
ARDOR CONSCIENTE
NACIÓN VACUNA
MATADERO
PURO RIPIO
LIMBO
CABO RASO
COITOS PROGRAMADOS
LIBERACIÓN O CASTIGO
La carnicería de papá se vaciaba de noche. Durante el día, distintos tipos de carne se exponían en el mostrador. Lomo, cuadril, carnaza. Una multitud cortada y desplegada con prolijidad. La muerte se balanceaba como un gato en una soga. Chorreando de sangre que había que limpiar. Lavandina contra el olor viciado que persiste. Que interfiere en la respiración y atraviesa las vías duras de mi sistema. Poner distancia. Como si fuera una pared.
Durante años fui el encargado de afilar los cuchillos antes del alba. A cambio, papá pagaba mis cursitos de administración.
El primer pájaro anunciaba la tarea. Delantal y chaira. De a uno iban pasando: el de corte, el de depostar, los de pollo, el que pela cerdos. Una hilera de locura, de mango higiénico, ordenada por tamaño. Después, acomodar el perejil. Falso, igual que yo. El perejil natural no sirve, se frunce rápido, acusa la putrefacción.
Medias reses nauseabundas, la costra violácea en el cuello del proveedor. Ese olor sanguinolento persiste la jornada completa. Agarraba mis apuntes y salía al mundo antes de las ocho. Pero iba con la faena macabra a todos lados. Cada número me sugería una muerte. Afortunadamente, obtuve mi título y no tuve que volver. Un terciario es experto en nada, un coleccionista de señales. El administrativo es de lo peor. Somos gente insulsa.
Ahora que soy funcionario, la mano derecha me duele de manipular conciencias y papeles. Después de completar mil formularios, no se siente. Pienso en mi extremidad superior como un pedazo de músculo que cuelga. Es la repetición la que me pone en este estado de indiferencia. La jornada de ayer, por ejemplo. Un desfile de brazos desnudos. Me ubiqué junto al enfermero. Yo hacía las preguntas. Él buscaba la vena, el olor. El miedo es agrio.
Ver la vacuna oscura corriendo por el tubo plástico me recordó a papá. Aunque sea un asunto delicado, distrae mientras sucede. El golpecito en la piel y el alcohol terminan siendo un espectáculo vacío. Se ciega la nariz, se anestesia el mundo. Es como hacer morcillas.
Desde que ganamos la guerra, todo se descompuso. La ciudad se llenó de funcionarios, el cielo parece otro. La Junta que asumió el poder se instaló acá, en Rawson. Son un terceto civil, no quedan militares de rango en tierra. Está integrada por profesionales. Un Ginecólogo, un Ingeniero y un Comisario. La Junta trabaja en distintas direcciones, transmite su programa mediocre con proporción marcial. Pero carece de espacio. Cuerpos y Causas compiten en el mismo edificio.
Cierro los ojos, me quito las gafas apabullado por esos brazos: recortes de mujer. Ellas vienen fragmentadas. No logro ver un cuerpo entero. O es una nalga, o un brazo. Pequeños indicios de carne. Nunca la desnudez total, la entrega. Me quedo con esa imagen punzante, el brillo de la aguja. El hematoma es como una pisada de barro en la piel.
Cada vacunada será objeto de un análisis ocular y testeo, siguiendo el Modelo de cuidados de Virginia Henderson . Hay que realizar las catorce preguntas básicas. Pero tengo miedo del examen, no me gustan las respuestas. Prefiero que nadie me contradiga. La cabeza de los demás es un coágulo siniestro.
Completar a máquina, qué tarea infinita. Recuerdo los primeros días. La fascinación por el teclado. Cada letra, una bofetada. La tinta es un flujo azabache sobre la hoja impoluta. No importa el contenido, la tarea ahuyenta el silbido en el pecho. Vence a la muerte. El golpe seco sobre la letra anula a la familia, la patria, la conciencia.
Según los resultados, habrá que arriesgar una selección. Buscar necesidades alteradas o en riesgo de. Tenemos poco margen. Somos impacientes. Nos exigen que ofendamos al tiempo. Que trabajemos en su contra. La Junta está nerviosa, el Estado es efímero. Nace y ya está fracasando.
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