Lo entiendo porque a nivel de personalidad tengo un superyó bastante activo, junto con un criterio de realidad bastante acentuado. Entonces me es fácil hablar de “brujería y hechizos” y vincularlo de forma útil con los pasos del “proceso de coaching” como en el ejemplo anterior, manteniendo la objetividad. Puedo encontrar nexos útiles entre usar la imaginación con la técnica del Tablón de la Visión, propuesta en “El Secreto” y vincularlo con los ejercicios de “anclas visuales” de la Programación Neurolingüística, sin entrar en apolilladas desconfianzas que no tienen ningún sentido para una mente práctica. Puedo rápidamente entender a qué se refiere cuando un gurú habla de vibración y linkearlo a lo que se denomina inteligencia emocional en una persona. Puedo entender los riesgos psicopatológicos y diferenciarlos de técnicas auténticas de motivación. En fin, el tema es tener la mente abierta sin perder el sentido común y con la intención de producir mejoras, es decir, mantener en claro el objetivo final tanto de la Psicología como el del Coaching y enriquecerlo con lo que se conoce como Ley de Atracción.
No fue un proceso rápido el de poder integrar estas temáticas sin temer estar un poco fuera de la realidad. Después de todo, los psicólogos somos de las ciencias blandas, pero ciencia al fin. Y el Coaching ... bueno... podríamos vincularlo con la Escuela Cognitivo-Conductual, pero... ¡¿Qué decir de la Ley de Atracción?! Me llevó tiempo de reservado estudio, análisis y prudencia, estimados lectores, y fue esta cautela y obsesivo cuidado en no desvirtuar lo científico lo que me llevó a capacitarme en el Test Psicodiagnóstico de mayor prestigio globalmente, el Test de Rorschach. Además, para asegurarme de no “estar loco” me animé a que me lo administraran. Un psicólogo de orientación gestáltica como yo, integrador de todas estas corrientes nuevas, sometiéndome, ni más ni menos, a una mirada psicoanalítica ortodoxa ¿Quieren el resultado para animarse a seguir leyendo? Entre muchos datos que aporta este test obtuve un F+% de 93% y un F+% extendido de 90%. Ambos son indicadores de fortaleza yoica y de conservación de la prueba de realidad. En otras palabras, hay muy poco riesgo de que sea un delirante y estoy más bien en el espectro de lo obsesivos que no avalarían ingenuamente una teoría new age , sin antes ser bastante crítico al respecto.
Si resulta controversial el contenido de este libro lo es en el sentido de que me animo a incluir conceptos que son aún cuestionados por muchos profesionales que, en la gran mayoría de los casos, hablan desde afuera y sin contar con experiencia propia al respecto. Todo lo que enseño en estas páginas, lo he vivido, estudiado y verificado con las personas que me han elegido libremente desde los inicios que me siguen eligiendo día a día. Eterna gratitud a esos votos de confianza.
La historia detrás del libro
Este libro comenzó a gestarse cuando cursaba el 3º año de la Licenciatura en Psicología, momento en que descubrí el Coaching y, por medio de mi hermana mayor Inge, me llegó desde Estados Unidos El Secreto de Rhonda Byrne.
Amé lo que descubrí en aquel libro y, estimulado por lo concreto y orientado a resultados del Coaching, encontré que sería muy útil facilitarles a las personas, dispositivos de seguridad psicológica para aquello que allí se proponía. Para ello se hacía necesario otorgarle un margen de sustentabilidad en el tiempo con la salud mental como base fundamental.
Fue así que creé los primeros Talleres de Ley de Atracción, que fueron el bosquejo inicial de lo que en este momento los lectores tienen entre sus manos.
Metiéndome en terrenos resbaladizos New Age , imaginen que no me fue fácil, mantener mi reputación profesional. Creo que, en gran parte, le debo a ese miedo al hecho de haberme convertido en un profesional excelente en mi labor clínica. No me podía dar el lujo de errores, y mucho menos no saber en profundidad de lo que hablaba. Mis esquemas eran estrictos: ser fiel a esa exigencia a la excelencia o bien dejar de estudiar la tan controvertida Ley. Ya sabrán por lo que opté...
Necesité más recursos. Me formé como terapeuta gestáltico y, una vez alcanzado esa satisfacción, pude entender en profundidad los procesos vivenciales, aquellos terrenos tan temidos de las emociones intensas y fui instaurando en mí cada vez más el enfoque “Persiano”: ¡Cuidado, el mundo es bueno! Una verdadera “perla filosófica” que uno adquiere sólo una vez que se animó a bucear en la profundidad de su propio interior desde lo vivencial más que desde lo intelectual.
El Curso de Ley de Atracción fue una consecuencia que no planifiqué conscientemente. Las personas que asistían a mis charlas y conferencias, me fueron llevando a ello poco a poco. Eterno agradecimiento a ellos, a la gente que pide. Porque “pidan y se les dará” ...
¿Qué siguió? Tenía que saber de primera mano lo que era el Yoga. Y allá fui. Una vez recibido de instructor, dicté muchos años clases y tuve la dicha de estar en contacto con el pedido de muchas personas que querían creer más pero lamentablemente erraban en lo que era necesario hacer para completar la noble meta. Lo que leerán dentro de poco como zombis Forzo Positivos proviene en gran parte de estas experiencias. Tuve muchos ejemplos de “auto-engaños prácticos” mielinizados con mantras y fórmulas mágicas de todo tipo, llenos de buenas intenciones, pero, a su vez, también abundantes en mecanismos defensivos que me eran claramente visibles por mi formación de base como psicólogo ¿Es por ello perjudicial el Yoga? ¡NO! Es absolutamente genial, el tema era la estructura mental de auto-engaño en la que caía muchas veces la aplicación del mismo. Hablo sobre todo de la parte no física del Yoga, aquella referido a las visualizaciones y mentalizaciones y meditaciones.
Me di cuenta de que lo New Age caía en mentes con demasiadas gestalten abiertas, asuntos que habían evitado durante sus vidas, inmediatamente las perlas del yoga se contaminaban, convirtiéndose en bijouterie barata que cualquier terapeuta estándar podría identificar y diagnosticar rápidamente. Conocí al Maestro DeRose, al cual sigo admirando profundamente ya que, en el fondo, pienso de forma muy similar a él. Él dice que si van a mezclar un poco de cada enfoque -llámese, Reiki con Yoga, con Acupuntura china y demás métodos de moda- tengan “buen provecho con su ensalada mixta”3.
Es decir, no se trata de mezclar sin profundizar, sin analizar la verdadera compatibilidad filosófica de los enfoques a integrar puesto que esto trae problemas cuando se quiere vivir de forma coherente. Yo ya de por sí era estricto conmigo mismo, luego de conocerlo al Mestre DeRose, esa exigencia me aumentó.
Creo que por todo esto fue que me llevó bastante tiempo llegar a publicar este primer libro. No quería ensaladas mixtas y sí me interesaba hacer un aporte comunitario. Además, tenía una práctica clínica diaria que mantener, por supuesto, con las mismas exigencias. Es importante que sepan que el orden en que me fui formando es fundamental, porque el orden en este caso si puede alterar el producto. No es lo mismo un Instructor de Yoga proveniente de la Psicología que uno que proviene de la Kinesiología ¿Cuál de los dos tendrá más recursos en el nivel bio-mecánico? En mi caso conocí la Ley de Atracción y el Coaching a la par que estudiaba Psicología, por lo que siempre en mi integración no me quedaba otra opción más que encontrar las aplicaciones saludables.
Fue muy grata mi sorpresa muchos años después al toparme con la Psicología Positiva. Resultó ser que lo que venía viendo en lo práctico con las personas, durante más de 8 años de Curso, estaba siendo científicamente validado en las grandes Universidades. Así y todo, importa aclarar que no comencé en la Psicología Positiva desde lo académico, sino que fue mi destino final. Todo aquello que yo practicaba a diario, en lo individual y en lo grupal, lo pude reconocer en la literatura de la Psicología Positiva, con palabras un poco diferentes y con sobredosis de citas a experimentos de diversa índole, pero que apuntaban a la misma esencia. Después de estudiar oficialmente la Psicología Positiva, terminé de ratificar que todo lo que venía enseñando en mis cursos de Ley de Atracción, era en verdad Psicología Positiva APLICADA a un nivel que me animaría a calificar a la altura de las mejores Universidades. No sólo había llegado a la meta final desde un lugar indirecto, validándolo con el estudio formal, sino que la integración que había logrado fue en Latinoamérica, lugar del globo en donde los desafíos para la positividad son exponencialmente mayores a lo que ocurre en Países con más organización social y económica.
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