Denis Johnson - Viajes a los confines del mundo

Здесь есть возможность читать онлайн «Denis Johnson - Viajes a los confines del mundo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Viajes a los confines del mundo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Viajes a los confines del mundo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Si bien la obra de ficción de Denis Johnson, con algunas excepciones, se ha publicado en nuestro idioma, sus textos de no ficción, escritos para prestigiosas revistas como
Esquire,
The Paris Review,
The New Yorker o
Harper's Magazine, aún no habían sido traducidos.
Viajes a los confines del mundo, publicado originalmente en 2001 bajo el título de «Seek», reúne buena parte de los ensayos y reportajes que Johnson publicó en vida, y algunos están entre lo mejor de su obra. Destaca su cobertura de la guerra civil de Liberia, que despliega en «Guerra civil en el infierno» y «El Batallón de los Niños», que abren y cierran este volumen: un desgarrador retrato de un país que se desintegra en un páramo de muerte y hambre, y que casi le cuesta la vida y la cordura al propio autor. Los distintos reportajes de este libro basculan entre la disquisición política, el diario de viaje y la autoexploración en situaciones límite. Viajes extremos a Alaska —adonde el autor viaja con su mujer en busca de oro—; una reunión de moteros cristianos y telepredicadores; el retrato del Encuentro Arcoíris, donde, durante una semana, miles de hippies de toda Norteamérica se reúnen para compartir paz y amor; el retrato de la guerra de Afganistán, tras la toma de poder de los talibanes, y el conflicto somalí, pocos días antes de que las tropas de la ONU abandonen el país… Son artículos que reflejan un mundo a veces sórdido, a veces fascinante, donde el
humor y el
horror se entremezclan.

Viajes a los confines del mundo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Viajes a los confines del mundo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El cadáver, asegura, está sepultado «en alguna parte». Insiste en que Doe murió a consecuencia de las heridas sufridas durante su captura. No fue ejecutado. Simplemente lo interrogaron. ¿Que qué le preguntó a Doe? La mirada de Johnson denota cierta confusión.

—Le pregunté por el dinero del pueblo de Liberia. Le pregunté muchas cosas. Y sí —agrega—, le corté las orejas y lo obligué a comérselas.

Los periodistas creen no haber oído bien. ¿Que lo obligó a qué ?

—Tengo el interrogatorio grabado en una cinta de vídeo —dice Johnson de repente—. ¿Les gustaría verlo?

Sacan las sillas afuera, a la terraza, donde está el televisor. Los hombres de Johnson se apelotonan delante del aparato. La Budweiser vuelve a correr. Durante unos minutos, Johnson permanece de pie ahí cerca, visionando la cinta con una amplia sonrisa en el rostro, pero luego lo llaman para que vaya a conferenciar con Varney, su segundo de toda la vida.

En la pantalla, Samuel K. Doe, presidente de Liberia, está sentado en calzoncillos en el suelo, con la camisa abierta, las manos atadas a la espalda, las piernas ensangrentadas extendidas delante, atadas con fuerza a la altura de los tobillos. Le han pegado un tiro en la rodilla derecha y presenta un tajo considerable en el muslo izquierdo, resultado, según parece, de un segundo balazo. Es un hombre fofo y con el pelo raleante, pestañea con frenesí por culpa de las luces, la cámara y el sudor que se le mete en los ojos, y, desesperadamente y sobre todo, intenta sonreír : Sí, hay una guerra en marcha, un terrible malentendido, sí, hemos estado matándonos, pero intentemos acercar posturas y hacerlo todo más agradable . Mueve la cabeza de un lado para otro cada vez que sus captores lo golpean con los fusiles.

—Tengo algo que decir —repite todo el rato.

—¡Dilo! ¡Dilo! —gritan a su alrededor, pero, sea lo que sea, no le dejan decirlo.

—¿Qué has hecho con el dinero del pueblo de Liberia?

El que ha hablado es Prince Johnson, y la cámara se gira para enfocarlo sentado detrás de una mesa. En lugar de medallas, luce dos granadas en el pecho. Delante tiene una Budweiser.

—¿Dónde está? ¿Dónde está el dinero? —gritan sus seguidores.

—Si me aflojan las ataduras —insiste el presidente, pestañeando y sonriendo—, podré hablar. Me duele todo, me duele mucho —explica.

Le echan cerveza en la cabeza y le arrancan la camisa.

—¿Qué? —dice una y otra vez, tratando de entender lo que le preguntan, escrutando las caras que lo rodean, mirando arriba, abajo, a derecha, a izquierda—. ¿Qué? Perdón, ¿qué?

—Te voy a matar —dice Johnson alzando la voz. Los chavales tiran del presidente hasta ponerlo mirando a su captor.

—Quiero decir algo —repite Doe—. Cuando dos hombres luchan y uno gana… —Lo hacen callar a gritos—. Se lo ruego, ya me ve —dice—. Por favor, suélteme. Déjeme atados los pies, pero las manos se me hinchan.

Se inclina hacia delante y se sopla en la piernas. Al parecer, intenta aliviar el escozor de las heridas.

—Quizá te perdone la vida, pero no me toques los cojones —le dice Johnson, que lleva un reloj de oro en la muñeca. Juguetea con él mientras contempla al presidente sentado en el suelo. Una mujer le seca la cara con un trapo. Detrás de él, los retratos de Jesús y el de Arafat. De hecho, el interrogatorio tiene lugar en la misma estancia donde acaban de celebrarse la rueda de prensa y el concierto de himnos reggae. El presidente está en el suelo, en el lugar que ahora ocupan las guitarras y los amplificadores. En la pantalla, el mariscal de campo se abre otra Bud.

—Todos somos iguales —suplica Doe. Un muchacho le coloca una pistola en la cabeza. Un coro de voces confusas lo acusa de asesinato y corrupción—. Déjenme que les diga algo —dice jadeando—, lo que sea que ocurrió fue por mandato de Dios.

—Cortadle las orejas —ordena Johnson, y dos de los muchachos sujetan al presidente, que rompe a gritar mientras otro le corta la oreja con un cuchillo de montaña y se la arroja en el regazo—. ¡He dicho que le cortéis las orejas! —repite Johnson. Doe forcejea como un poseso y chilla mientras le cortan la otra oreja. El muchacho de la pistola apoya el pie sobre el cuello doblado del presidente.

De pronto, se va la electricidad. Los generadores se paran, el televisor se apaga. Los insectos zumban por todo el complejo y, al instante siguiente, los generadores vuelven a camuflar el rumor de la jungla al encenderse de nuevo. Pero el televisor no funciona.

Uno de los hombres examina el enchufe de la pared y el cable de la extensión. Llama a otro hombre, que repite el proceso, y luego se marchan juntos y regresan con otro cable. Nada parece funcionar. El televisor no se enciende. Debe de ser el enchufe. El chófer de los periodistas parece ansioso por marcharse.

—No se puede estar aquí después de la una —les dice— porque todo el mundo se emborracha y puede ocurrir cualquier cosa.

Pero los periodistas quieren quedarse.

Alguien encuentra un cable más largo. Hay que cambiar de sitio varias lámparas y demás equipos para liberar un enchufe. Al cabo de veinte minutos, el televisor vuelve a encenderse. En ese momento, aparece un asistente que saca la cinta del reproductor de vídeo.

—Vengan afuera —ordena.

Fuera, el mariscal de campo Johnson está dirigiéndose a cincuenta o sesenta de sus hombres. «Violad —grita—, ¡y os mato!» ¡Sí, señor! «Saquead, ¡y os mato!» ¡Sí, señor! «Robad, ¡y os mato! ¡Joded a alguien, y os jodo yo a vosotros!» ¡Sí, señor! ¡Sí, señor! ¡Sí, señor! De pronto, hace gala de una elocuencia inesperada, los exhorta a aguantar, a aceptar su misión, «a estar dispuestos a arriesgar la vida para que vuestro nombre pase a la historia…».

Finalmente, se despide y se marcha de forma abrupta, sonriendo. Dentro, se reanuda el concierto. « Oh, how I love Jesus —cantan los rebeldes— , because he first loved me… » («Oh, cómo amo a Jesús, porque él me amó antes a mí.»)

¿Y qué pasa con la cinta?, le preguntan los periodistas al oído, mientras él no deja de cantar y rasguear la guitarra. ¿Vamos a ver el resto de la cinta?

Acto seguido, empieza otra rueda de prensa. Johnson se sienta en el mismo escritorio desde el que interrogó al presidente Doe.

—Creemos que ahora no es el momento de ver el resto de la cinta —explica.

—¿Qué van a decir sobre el mariscal de campo en sus artículos? —quiere saber su agregado de prensa.

Con delicadeza, los periodistas tratan de hacerle ver que, digan lo que digan, dará mala impresión que no les haya mostrado el resto de la cinta. Corren rumores de que al presidente le faltaba algo más que las orejas.

—No le cortamos los genitales —insiste Johnson—. No lo fusilamos. Lo encerré en el baño, atado. Se pasó toda la noche gritando, pidiéndome que lo soltase. Pero él era un hombre con formación militar. Esas tácticas no funcionan con gente así. A las tres y media de la noche, falleció.

Efectivamente, Max Hill, uno de los médicos de la clínica Island, adonde se llevó el cadáver, confirmó que Doe murió de resultas de las heridas o de miedo. Que no fue ejecutado.

—En la cinta no se ve nada más —insiste el agregado de prensa—. Solo las últimas preguntas que le hicimos.

Aun así, dicen los periodistas, aun así… Habría que verla entera.

Johnson se pone en pie y abandona la estancia.

—Veremos el resto —anuncia el agregado.

La cinta pasa rápidamente a otro momento del interrogatorio, varias horas más tarde. Doe está desnudo, a excepción de un taparrabos de trapo húmedo, le faltan las orejas, sigue atado como antes y está sentado a orillas de un río. Cada dos por tres pierde el conocimiento y la cabeza se le cae sobre el pecho ensangrentado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Viajes a los confines del mundo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Viajes a los confines del mundo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Viajes a los confines del mundo»

Обсуждение, отзывы о книге «Viajes a los confines del mundo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x