Hotel California. Singer-songwriters and Cocaine Cowboys in the LA Canyons 1967-1976
© 2005, Barney Hoskyns
Dirección editorial: Didac Aparicio y Eduard Sancho
Diseño: Aina y Berta Obiols, La Japonesa
Maquetación: Endoradisseny
Composición digital: Pablo Barrio
Primera edición: Febrero de 2021
Primera edición digital: Febrero de 2021
© 2021, Contraediciones, S.L.
c/ Elisenda de Pinós, 22
08034 Barcelona
contra@contraediciones.com
www.editorialcontra.com
© 2020, Elvira Asensi, de la traducción
Los versos de «Oh, California» —música y letra de David Ackles, 1970 (renovado), Warner-Tamerlane Publishing Corp. USA— se han reproducido con el permiso de Interntional Music Publications Ltd.
Todos los derechos reservados.
El mapa «Hollywood’s Hot 100» se ha reproducido con el amable permiso de Rolling Stone .
ISBN: 978-84-18282-44-7
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual.
Para Natalie
«Twenty million things to do, All I can think about is you…»
I warn ya, I’m coming back to California. Lend me a shack And I’ll perform ya All kinds of happy songs to ease your pain. Think of all we will gain.
DAVID ACKLES, 1972
Ya no hay otro nuevo horizonte Tenemos que establecerlo aquí
THE EAGLES
Un tórrido día de agosto de 1971, cinco hombres desnudos están sentados en una sauna en Laurel Canyon, en Los Ángeles. Cuatro de ellos son músicos, y tres están a punto de alcanzar un éxito inimaginable. Dos son de fuera de la ciudad, y han venido al soleado sur de California en busca de fama, gloria y chicas. Todos son altos, delgados y atractivos; «como Jesucristo después de pasarse un mes en Palm Springs», en palabras de su amiga Eve Babitz.
El quinto hombre desnudo es el propietario de la sauna: un agente bajito y flacucho que se ha mudado de Nueva York a Los Ángeles, donde se ha establecido como representante artístico de temible reputación. Entre sus clientes figuran Joni Mitchell y Crosby, Stills, Nash & Young. Mientras las gotas de sudor van brotando de sus bronceadas extremidades, David Geffen les cuenta a los cuatro músicos —Glenn Frey, Don Henley, Jackson Browne y Ned Doheny— sus planes para su sello discográfico. «Quiero que Asylum sea siempre muy pequeño», afirma. «Nunca tendré más artistas de los que me quepan en esta sauna.»
Veinte años después, Geffen venderá su segundo sello —al que modestamente ha bautizado con su nombre— por la friolera de quinientos cincuenta millones de dólares. Al mismo tiempo, Greatest Hits, el primer álbum de grandes éxitos de los Eagles —el grupo creado por Glenn Frey y Don Henley— será calificado oficialmente como el álbum más vendido de todos los tiempos. «David se hizo con la flor y nata de aquella escena musical», comenta Eve Babitz, «y los fichaba basándose en lo monos que eran.» No está nada mal para una tarde de miradas lujuriosas en la sauna.
Hotel California traza con detalle el increíble viaje desde los albores de la era de los cantautores a mediados de los sesenta hasta el punto álgido del éxito de los Eagles a finales de los setenta. Es la historia de una época y un lugar sin parangón, la primera crónica exhaustiva de la escena —«la genealogía míticamente enmarañada», en palabras del crítico musical John Rockwell— que giraba en torno a unos narcisistas enfundados en prendas vaqueras y unos millonarios que lucían muselina en los cañones de Los Ángeles.
En un momento en que las influencias de Crosby, Stills, Nash & Young, Joni Mitchell, James Taylor, Jackson Browne y los Eagles son más omnipresentes que nunca, ha llegado la hora de volver a valorar a este notable grupo de artistas y de hacer, también, otro tanto con los poderosos impulsores y agitadores que forjaron sus carreras: hombres como Geffen, el agente convertido en magnate que creó un grupo de artistas en L.A. con una influencia sin precedentes; su socio Elliot Roberts, mánager de Young y Mitchell, e Irving Azoff, que hizo multimillonarios a los Eagles.
Hotel California es un relato épico de canciones y sol, drogas y prendas vaqueras, genio y avaricia. El escenario es el Olimpo de los melenudos de Laurel Canyon y los cañones adyacentes. Trata del genio veleidoso de Joni Mitchell, de los cambios radicales de Neil Young comparables a las dos caras de Jano y del desmoronamiento de David Crosby, Gram Parsons, Judee Sill y otros como consecuencia de las drogas. Trata también de las innumerables relaciones, profesionales y personales, entre estos artistas y las canciones que compusieron; de los amoríos entre Joni y Graham Nash, Joni y James Taylor, Joni y Jackson Browne, Stephen Stills y Judy Collins, Linda Ronstadt y J.D. Souther. Es por encima de todo una narración del auge y la caída: de pasar de «Take It Easy» [tómatelo con calma] a «Take It to the Limit» [llévalo al límite], de la inocencia inicial de aquellos chicos y chicas armados con guitarras acústicas en las hootenannies * al superestrellato farlopero del rock de estadio de mediados de los setenta.
Inevitablemente, los recuerdos de los personajes de la historia están teñidos por sus memorias a veces selectivas, por no hablar de sus propias prioridades. Como dice Tom Waits, que empezó su carrera en el sello Asylum de Geffen: «El problema que tiene la historia es que la gente que realmente sabe lo que pasó no quiere hablar y los que no tienen ni idea… bueno, pues a esos no hay quien los haga callar».
Sea cual sea la verdad definitiva, a lo largo de la última década he obtenido recuerdos inestimables de los siguientes artistas, mánagers, ejecutivos, productores, músicos de sesión, periodistas, fotógrafos y personajes de la escena musical: Lou Adler, David Anderle, Peter Asher, Eve Babitz, Walter Becker, Joel Bernstein, Rodney Bingenheimer, Dan Bourgoise, Joe Boyd, Jackson Browne, Denny Bruce, Allison Caine, Gretchen Carpenter, Cher, Ry Cooder, Stan Cornyn, Chester Crill, Chris Darrow, John Delgatto, Pamela Des Barres, Henry Diltz, Dave DiMartino, Tony Dimitriades, Craig Doerge, Ned Doheny, Denny Doherty, Micky Dolenz, Donald Fagen, Danny Fields, Bill Flanagan, Ben Fong-Torres, Kim Fowley, David Gates, David Geffen, Fred Goodman, Carl Gottlieb, Barry Hansen, Richie Hayward, Jan Henderson, Judy Henske, Chris Hillman, Suzi Jane Hokom, Jac Holzman, Bones Howe, Danny Hutton, Jonh Ingham, David Jackson, Billy James, Judy James, Rickie Lee Jones, Phil Kaufman, Nick Kent, Martin Kibbee, Sneaky Pete Kleinow, Russ Kunkel, Bruce Langhorne, Bernie Leadon, Arthur Lee, Steve Lester, Mark Leviton, Nils Lofgren, Roger McGuinn, Robert Marchese, Ted Markland, Frank Mazzola, Bob Merlis, Joni Mitchell, Essra Mohawk, Frazier Mohawk, Graham Nash, Randy Newman, Tom Nolan, Michael Ochs, Anita Pallenberg, Van Dyke Parks, Billy Payne, Robert Plant, Mel Posner, Neal Preston, Domenic Priore, Nancy Retchin, Keith Richards, Perry Richardson, Elliot Roberts, Jill Robinson, Linda Ronstadt, Ed Sanders, Bud Scoppa, el ya desaparecido Greg Shaw, Joe Smith, J.D. Souther, Ron Stone, Bill Straw, Matthew Sweet, el ya desaparecido Derek Taylor, Ted Templeman, Russ Titelman, el ya desaparecido Nik Venet, Joe Vitale, Mark Volman, Waddy Wachtel, Kurt Wagner, Tom Waits, June Walters, Lenny Waronker, Jimmy Webb, Jerry Wexler, Ian Whitcomb, Nurit Wilde, Tom Wilkes, Jerry Yester y John York. Les agradezco a todos ellos su tiempo y su voluntad de volver al pasado (a veces doloroso).
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