Shaun David Hutchinson - Somos las hormigas

Здесь есть возможность читать онлайн «Shaun David Hutchinson - Somos las hormigas» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Somos las hormigas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Somos las hormigas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Henry Denton lleva años siendo abducido por unos alienígenas que aparecen cuando el mundo se queda en sombras. Un día, estos le dan un ultimátum: el mundo se acabará en 144 días… a menos que él, Henry, pulse un botón rojo para evitarlo.Pero Henry no tiene razones suficientes para hacerlo. Su novio, Jesse, se suicidó el año pasado, dejando una estela de dolor y preguntas. Las cosas con su familia no es que vayan muy bien, y el chico con el que pasa el rato es uno de los matones que lo acosan en el instituto.Salvar el mundo no parece la mejor opción. ¿O sí? La decisión, como todo lo que lo rodea, es compleja. «Esta excelente novela de ideas invita a los lectores a preguntarse por su lugar en un mundo que a menudo parece indiferente y sin sentido. No es didáctica; al contrario, es invariablemente dramática y repleta de personajes que cobran vida sobre las páginas». Booklist"Un retrato valiente del dolor y la confusión del amor y la pérdida en la juventud". Publishers Weekly

Somos las hormigas — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Somos las hormigas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Marcus apretó los dientes. Los músculos de su mandíbula se tensaron. Me miraba como si tener que responder a una simple pregunta no estuviera a su altura. Como si yo no estuviera a su altura.

—Henry…

Me bajé del coche. Estábamos a medio camino de mi casa, pero ya estaba más cerca que antes.

—Seguiré andando.

—Sube al coche, Chico Cósmico.

Cerré la puerta con toda la fuerza que pude y me regodeé en el ruido sordo que hizo, pero Marcus me chafó el momento bajando la ventanilla, así que le hice una peineta por si no me había entendido a la primera.

—Venga, Henry. Me he levantado en mitad de la noche por ti. ¿Acaso eso no demuestra algo? —Su voz no escondía nada de sarcasmo ni condescendencia. Era casi suficiente como para hacerme creer que le importaba.

—Demuestra que creías que te llevarías una paja por acercarme a casa.

Marcus agarró el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. No estaba acostumbrado a que le gente le dijera que no. Había crecido rodeado de personas que lo habían convencido de que él se merecía todo lo que quisiera y que nadie debía negarle nada.

Una camioneta roja entró a la zona del Taco Bell a toda hostia con el tubo de escape trucado, anunciando al mundo que el conductor tenía un micropene. Vi la pegatina del Instituto Calypso a la vez que Marcus.

—Sube al coche y lo hablamos, Henry.

—Ya no importa.

Cuando la camioneta llegara a la ventanilla de pedidos, el conductor vería a Marcus. Me vería a mí de pie al lado del coche de Marcus. Después de un momento de duda, Marcus arrancó, huyó del aparcamiento y me dejó tirado otra vez.

Hice a pie el resto del camino hasta mi casa, ocultándome entre las sombras para evitar llamar la atención de los policías que patrullaban. Calypso es un pueblo tranquilo y la policía a veces no tiene nada mejor que hacer que incordiar a todo el que parezca que no encaja, y eso incluye a adolescentes en mitad de la noche que solo llevan unos bóxeres de ballenas besándose y una camiseta de atletismo.

Esta es mi vida. Un desfile de humillación y sufrimiento. Antes de lo de Jesse, podía soportar ser el Chico Cósmico. Él sabía lo de las abducciones, pero nunca me había hecho sentir como un chalado. Antes de lo de Jesse, sabía que no importaba lo que me pasara, que podría soportarlo siempre que estuviéramos juntos. Pero ahora vivo en un mundo después de lo de Jesse, donde duele echarle tanto de menos y nada tiene sentido. Mi novio y mi mejor amiga me habían abandonado. Marcus me usaba para follar. Soy el hazmerreír del instituto y un fantasma en casa.

Odio a Jesse por dejarme aquí. Si me lo hubiera pedido, me habría ido con él.

Me equivocaba al creer que los limacos me habían dado libertad. Ir a la fiesta no había cambiado nada. Si acaso, había empeorado mi vida. Ya no me importaba por qué me habían elegido a mí para decidir el destino de la Tierra. No importaba.

Cuando llegué a casa, con los pies llenos de cortes y rozaduras, decidí que no pulsaría el botón.

A la mierda. Que arda el mundo.

22 de septiembre de 2015 Después de la fiesta me encerré en mí mismo y - фото 12

22 de septiembre de 2015

Después de la fiesta, me encerré en mí mismo y conté los días que quedaban para el fin del mundo (ciento veintinueve, por si las matemáticas no son lo tuyo). Habían pasado casi dos semanas desde que Marcus me dejara tirado en el Taco Bell y no había intentado disculparse. Ni mensajes, ni notas, ni manoseos en el baño a la hora de comer. Lo único que había cambiado era que me llamaba Chico Cósmico el doble de veces, lo cual solo reafirmaba mi decisión de no pulsar el botón.

Si los limacos querían a alguien que salvara el mundo, habían elegido a la persona equivocada. Marcus pulsaría el botón para salvar su pellejo, Audrey lo pulsaría porque realmente cree que todas las personas del planeta merecen vivir, y estoy seguro de que incluso Charlie lo pulsaría, pero solo porque el botón es rojo y le gustan los colores vivos.

No sé qué habría hecho Jesse. Él era capaz de ver la verdad de las personas, entendía a la gente de una forma en la que yo nunca podría. Quizás habría salvado el mundo porque merecía que lo salvaran, o quizás no habría pulsado el botón porque creería que lo único que haríamos es encontrar otra forma de aniquilarnos. Cualquier decisión que hubiera tomado habría sido la correcta. Jesse era el mejor de todos. Y, sin duda, lo mejor de mí.

Pero eso no importa. Los limacos me eligieron a mí y, por lo que a mí respecta, la vida no es más que un espectáculo de improvisación y todo nos lo inventamos al momento.

Mientras la señora Faraci nos hablaba sobre disoluciones reguladoras y pH, yo fingía prestarle atención apoyado sobre el puño y tapándome un ojo, pero con el otro abierto para que pareciera que estaba despierto. Mi madre y Charlie seguían peleándose cuando coincidían en la misma habitación, así que no conseguía dormir mucho en casa. Creo que al final me pudo el sueño, porque el timbre me sobresaltó. Marcus me dio una colleja cuando pasó por mi lado y tiró una moneda de cinco centavos sobre mi pupitre, que rebotó sobre mi libro y se fue rodando por el suelo.

—Quédate el cambio, Chico Cósmico.

Adrian tiró unas cuantas monedas a mis pies y se rio tanto que parecía que le iba a dar una hernia. Los observé marcharse y, cuando me di la vuelta, vi que Audrey me estaba mirando.

—¿Qué?

—Alguien ha soltado el rumor de que haces mamadas detrás del gimnasio por cinco centavos.

—Qué tontería —dije, mirando las monedas que había en el suelo.

—A ellos les parece graciosísimo.

—Si yo soy una puta barata y ellos me echan monedas, ¿no implica que…?

Audrey agitó las manos, exasperada:

—Pasa de ellos.

—Ya.

Audrey resopló, como si se muriera de ganas de darme más consejos que no le había pedido, pero al final soltó un «da igual», cogió sus libros y se fue.

Audrey no había intentado hablar conmigo desde la fiesta, y yo le agradecía ese silencio. Lo último que quería es que Audrey me dijera lo mucho que lo sentía o que hiciera algún intento lamentable de reparar nuestra amistad. Me parece bien que el mundo se acabe con nuestra amistad tan muerta como Jesse.

—Henry, ¿puedo hablar contigo un momento? —La señora Faraci estaba sentada en su escritorio y me pilló cuando intentaba escabullirme.

—Pues justo iba a comer y…

Ella cogió una hoja de respuestas y la puso al borde de su escritorio. Incluso desde lejos, se veían un montón de líneas rojas.

—Has suspendido el examen, Henry. No es propio de ti.

Me arrastré para ver la nota. No había suspendido el examen: había hecho el ridículo. Ese examen lo hicimos el lunes que siguió a la fiesta de Marcus y, cuando entregué las respuestas, ya sabía que bien no me había ido.

—Es solo un examen.

—Si alguien te está molestando, puedo hablar con esa persona.

—Por favor, no.

La señora Faraci se tragó lo que fuera que pensaba decirme:

—Sé que el instituto puede ser duro.

—¿Ahora viene lo de que todo mejora y que, si soy fuerte y aguanto estos dos años, mi vida será genial? —Me recoloqué la mochila sobre el hombro—. ¿Puedo irme?

—Me gustaría darte la oportunidad de compensar esta nota.

—Paso.

—Un trabajo de ciencias del tema que quieras.

—No tengo tiempo.

—A lo mejor podrías pedirle a Audrey Dorn que te ayude. Os he visto hablando y ella tiene una de las medias más altas de la clase.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Somos las hormigas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Somos las hormigas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Bernard Werber - Las Hormigas
Bernard Werber
David Baldacci - The Last Mile
David Baldacci
David Gemmell - The Last Guardian
David Gemmell
David Markson - The Last Novel
David Markson
libcat.ru: книга без обложки
David Ellis
Boris Vian - Las Hormigas
Boris Vian
David Gibbins - The Last Gospel
David Gibbins
Federico Sanna Baroli - En Búsqueda de las Sombras
Federico Sanna Baroli
Maira Àngels Julivert - Las Hormigas
Maira Àngels Julivert
Отзывы о книге «Somos las hormigas»

Обсуждение, отзывы о книге «Somos las hormigas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x