Felipe cayó lentamente al suelo y Ludmila le sostuvo, al tiempo que otro de los kostovianos se adhería delicadamente a su cuerpo y repetía la administración del fluido narcótico. Un profundo sueño la invadió.
Musa actuó rápidamente y escudriñó las terminaciones nerviosas más cercanas a la piel, hasta que raspó para adherirse a ellas. Los otros dos kostovianos se colocaron en serie con Ludmila y en paralelo con Musa, que permanecía unida a Felipe. Sabían qué buscar, la llave de la vida, la llave para modificarse genéticamente y destruir el sistema de glándulas venenosas que sus crías, ya adultas, generaban en el cuarto año de gestación.
Y la encontraron en Felipe, en Ludmila y en Blas Bernal, encontraron que nada en su interior estaba preparado per se para matar a sus progenitores ni tenían residuos de bolsas glandulares de veneno.
Tomaron muestras de sus tejidos y fluidos, y los trataron en una solución de reserva que estaba en sus cuerpos desde los últimos cien años, tras cientos de estudios, y se la autoinocularon para desactivar las glándulas y los neurotransmisores de disparo.
Musa se separó de Felipe y los kostovianos de Ludmila, dejando en su torrente sanguíneo una mezcla de narcóticos que actuaban sobre sus centros de recompensa, dándoles paz y seguridad.
Ludmila despertó y vio a Felipe y supo que eran ya una familia de tres, y adivinó que en el futuro de muchos más.
Una luz, claramente artificial, surgió de la bóveda y Francisco, colgado de un arnés y sujeto a un cable de tres mil cuatrocientos metros, enfocó la linterna en su dirección.
Krane se revolvía en las tripas de Musa mientras recibía el fluido neutralizador, que descompuso las glándulas venenosas. Se dispuso a vivir su último año de gestación aprendiendo a respetar a los demás miembros de su especie, y que la vida de otro nunca te pertenece.
Hoy en día, solo veinte científicos han podido entrar a Kostov para no dañar su ecosistema.
Los kostovianos nunca han vuelto a mostrar signos de inteligencia delante de los humanos.
El túnel de Waterbranch ha avanzado tres kilómetros desde la apertura sin que nadie lo haya advertido.
Felipe y Ludmila han sido relevados por estrés emocional y ahora viven juntos en Madrid, con Blas Bernal, dando clases en la Universidad Autónoma y en la Politécnica. Nadie ha podido confirmar su versión de la historia, ni se ha podido interactuar ni comunicar con las especies vivas de Kostov.
Nota del autor: el texto traduce las conversaciones de los kotsovianos de la forma más aproximada para el intelecto del habitante de la tierra y se toma la licencia literaria de utilizar terminología humana para seres propios de un medio acuático.
CIENCIA FICCIÓN
La ciencia ficción nos apasiona en Toshiba HVAC, y este año mil seiscientos ochenta y dos escritores han enviado sus relatos para este concurso que, por tanto, dejará muchos textos brillantes por el camino. Recordando a los personajes de la película Los Inmortales , en este caso, ¡solo pueden quedar diez!
Agradecemos al jurado su inmenso trabajo y que la lectura nos permita viajar allá donde los autores nos quieran llevar y donde nuestra imaginación nos dirija.
Mientras tanto seguimos ahondando en lo desconocido, pues solo allí está la verdad.
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