—Eso era lo que quería—. Dijo el profesor al finalizar la presentación —pero está muy largo, son 60 diapositivas, mucho—. Agregó.
Bueno, este … que …, tiene razón ¿no? Dejó la ronda de preguntas para la siguiente clase. Pero ya todos sabían de qué se trataba el tema y cómo hacerlo. Jamás pero jamás volvería a destacar tanto en una clase como ese día. Del Francisco no supe más. Debería dejarlo hasta aquí, final feliz, bueno este es sólo el comienzo y no, no hay final feliz.
Acá es cuando me transformo en el villano de la historia, si una feminista lee esto dirá que es agresión lo que hice, no estoy orgulloso, pero es la verdad, lo más cercano a la realidad que recuerdo, ya que perdí todos esos mensajes hace tiempo, al olvidar la contraseña del Facebook antiguo.
Si bien estaba contento por haber hecho un buen trabajo, más encima después de que me dejaran solo en la sala y mis compañeros de grupo no hicieran nada, bueno, la satisfacción personal era casi el triple. Pero había un problema, seguía enojado con la Natalia y mucho. Ya era hora de dar vuelta la página y decir basta, entonces tomé mi computador y comencé a escribir de todo. Frases como “no podí 15ser más mal agradecida” se repetían, hasta garabatos le escribí en un par de ocasiones, me desahogué. En ese momento pensaba que primero, si te agregan a un grupo en el que estabas sola, mínimo deberías interesarte en el tema, segundo, si ya derechamente te hicieron el trabajo mínimo deberías leerlo, y por último no puedes dejar el grupo botado sin decirle nada a nadie, eso era el colmo. Si se preguntan por qué se lo escribí en vez de decírselo a la cara, bueno ¿en qué momento?, siempre faltaba a clases, de hecho, faltaría toda la semana hasta la nueva fecha de presentación y ya que en su pieza no tenía internet, tampoco vio el mensaje hasta que ya faltaban horas para la presentación, lo sé porque en ese entonces Messenger ya te avisaba cuando los mensajes habían sido leídos.
Llegó el día de las preguntas para mí, el resto expondría con su respectiva ronda de preguntas, el profesor casi me pilla esa vez, pero no pudo. Estaba en la ronda de preguntas cuando veo la cara de la Natalia en la puerta de la sala, que en medio tiene una ventana para mirar hacia adentro o afuera. Vi su cara y supe que ahora sí había visto el mensaje, no cabía duda, terminé de responder y me senté y vi como mis compañeros pasaban adelante, de la Natalia, bueno ni me habló. Cuando llegué a la casa vi su respuesta y no apacigüe las cosas, le respondí. Me respondería una segunda vez y yo decidiría no responder, de todas las cosas que dijo solo recuerdo una frase “Confundiste la amistad”.
Curiosamente si antes solo quería a la niña, ahora quería a ambas y mientras más pasaban los días más me gustaba, eso de que mientras más mal te traten más te gusta aplica para mí. Comencé a no dormir por las noches, sólo pensaba en ellas. Un día me tocó guardia, no dormí nada hasta pasadas las 3 que sonaron los tonos, por suerte no era para nosotros, el Lucas, un compañero de la compañía diría
—Estaba durmiendo súper bien—. Y yo le dije:
—¿Quién como tú? Yo no puedo dormir nada—. A lo que el Leonardo me preguntó:
— Chino 16—(así me conocen en la compañía).—¿Estás enamorado?— Yo sólo dije:
—Parece que sí.
En ese entonces dormíamos en literas, debajo mío estaba el Carlos, quien comenzó a decirme que la olvidara, que ya iba a pasar y que por favor dejara de moverme porque no lo dejaba dormir. Ya que no dormía en las noches pasaba de largo en las mañanas, durmiendo hasta tarde, mañanas que ocupaba para ir a entrenar, en pocas palabras estaba entrenando menos.
A uno de los profesores se le ocurrió hacer un viaje al pueblo de Chapiquiña, al interior de la cordillera, donde hay una pequeña central de energía hidroeléctrica, también pasaríamos primero a una planta fotovoltaica que queda al costado de Quiborax, la Natalia iría a esa salida y se juntaría con su grupo de amigos, yo estuve todo el viaje preocupado de la Paula que se había enfermado, algo que acá le llamamos puna . Puna significa básicamente tierra del altiplano, pero en Arica y en todo el norte del país, también se le conoce como una enfermedad en la cual la altura geográfica te afecta a la respiración, por el hecho de que a mayor altura geográfica hay menos oxígeno, y por ende a la frecuencia cardiaca aumenta, y comienzas a sentirte mal. Eso no impidió que no aprendiera del viaje, el problema es que la Natalia intentaba sacarme celos como fuera. Se abrazaba con mis compañeros y me miraba de forma provocativa cada vez que lo hacía. Llegado la hora de almuerzo me senté en la última mesa, ella en la anterior, con vista directa hacia mí. Me empezó a mirar con un odio y de repente dejó de hacerlo. Cuando ya veníamos de vuelta, a medida que bajábamos, la Paula se empezó a sentir mejor. En un momento el profesor me pidió que pasara un desodorante ambiental por la micro que nos llevaba, cuando pasé por su asiento estaba durmiendo con la cortina abierta, aproveché de cerrársela, estaba todo el sol llegándole directo. Aun enojado trataba de protegerla.
Después de ese viaje, mi padre me compraría un teléfono celular nuevo, según él, para que estudiara, bueno al fin tuve WhatsApp, y Messenger en el celular y le mostré los mensajes a la Sandra, me apoyó mucho durante ese tiempo, a pesar de que con quién siempre me iba era con la Cami, a quién no le dije nada.
Muchos dirán que esto es exagerado, que es de película, y tal vez no me lo crean, pero de verdad pasó así. Llegaría otra noche de guardia, la mente te juega malas pasadas en ciertas circunstancias, esa noche tenía rabia por todo lo que había pasado y deseaba que ojalá se le quemara la casa, que es como lo peor que te puede desear un bombero. Me dormí, eran pasadas las 4 de la mañana, estábamos Fernández, el Lucas y el Leonardo en la guardia, y sonaron los tonos, un incendio. Lo primero que pensé, lo primero que vi en la oscuridad fue la cara de la Natalia, y pensé “no, por favor no”. Hay que tener mucho cuidado con lo que pides, se te puede hacer realidad. Rápidamente nos levantamos y nos vestimos. No fue hasta que estaba dentro del carro que pregunté la dirección del incendio, era cerca de mi casa en el centro, no de la de ella, me quedé más tranquilo y me pude concentrar en mi trabajo. También sería la primera vez que entraría a un siniestro con la manguera en línea de ataque, siempre me tocaba ser el que lleva el bichero o ingresar cuando lo peor ya había pasado, al menos en incendios grandes. Ese día con la adrenalina y hacer lo que a uno le gusta me pude despejar, ir a un incendio es mejor que mil fiestas en ese sentido. Ese día también aprendí que es mejor luchar por tus sueños que perder el tiempo en bares y discoteques, hacer lo que a uno más le gusta llena más el alma y despeja mejor la mente que cualquier fiesta que puedas tener. Tiempo después me quedaría de guardia permanente en la compañía, pero eso fue después de terminado el capítulo de Camila
Después de esa emergencia comprendí que no sacaba nada con estar peleado con ella, que debía dejar mi orgullo de lado, que aquello que más quería en este mundo era a ella y a su hija. Pero como arreglar lo que ya estaba roto. Así como le hice daño, trataría de arreglarlo y le contaría lo mucho que me arrepentía y además le conté lo que pasó en la emergencia. Me perdonó en un largo texto en el que me decía que parecía que yo estaba enamorado de ella. No le quise responder, solucionaríamos las cosas en persona.
Al día siguiente conversaríamos en el recreo, recuerdo que terminamos antes la clase y quedó un recreo de por lo menos media hora, de lo único que hablamos fue de sus problemas, en un momento le dije:
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