Gráfico 1: Noticias encontradas en la hemeroteca digital de diversos periódicos a partir del año 2010
Fuente: elaboración propia
Como se puede observar en el gráfico 1, la proporción de noticias sobre el tema existente en los distintos medios de comunicación escritos va en incremento desde el año 2009, siendo especialmente destacados los años 2015, 2016 y 2017.
Pero, para poder entender el ciberbullying en su totalidad, considero importante no solo el análisis de la violencia y sus teorías, sino los roles que participan en este tipo de acciones, los efectos que tienen sobre los roles, los planes que existen para su prevención y, más importante, qué aspectos legales hay que tener en cuenta por tratarse de agresiones realizadas sobre menores.
1. Definición de agresividad, conceptos y teorías
Es inevitable en todos los seres vivos la conducta agresiva, puesto que dicho comportamiento obedece a uno de los impulsos más primarios.
El término «agresión» ha sido explicado y definido a lo largo del tiempo. Tanto en el reino animal como en los comportamientos humanos durante las sucesivas etapas evolutivas del hombre.
Agresión tiene su origen en el latín aggressio-ōnis. Según la definición de la RAE (2017), es «el acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño».
Sin embargo, esta definición es una de las muchas empleadas por distintas entidades y autores. Entre ellos destaco los siguientes.
Dollard, en 1939, definía la agresividad como aquella conducta cuyo objetivo es dañar a una persona o un objeto. Posteriormente, en 1961, Buss manifestó que la conducta agresiva era una respuesta que produce un estímulo doloso en el organismo.
Bandura, en 1972, concluyó que era una conducta adquirida y controlada por reforzadores, cuya naturaleza es perjudicial y destructiva.
En 1973, Patterson la definió como un evento aversivo dispersado contingentemente a las conductas de otra persona. Diez años después, Spielberger expresó que era una conducta voluntaria, punitiva o destructiva dirigida a una meta concreta, destruir objetos o dañar a otras personas.
Serrano, en el año 1998, puntualiza que es una conducta intencional que puede causar daño físico o psicológico. La RAE, en 2001, lo define como un ataque o acto violento que causa daño. Por último, en 2002, Anderson y Bushman manifestaron que era cualquier conducta dirigida hacia otro individuo que es llevada a cabo con la intención inmediata de causar daño.
En todas las definiciones existen elementos comunes, como la intencionalidad y las consecuencias negativas dentro de una amplia variedad expresiva, que por lo general se encuentra enmarcada en el aspecto físico. No obstante, como en cualquier definición, existen matices.
Según exponen Carrasco Ortiz / González Calderón (2006), «para algunos autores, centrados en el estudio sobre la agresividad física infantil (Tremblay, Japel, Pérusse, McDuff, Boivin, Zoccolillo y Montplaisir, 1999; Tremblay, 2003), ninguna de estas tres características ha de ser consustancial a la definición de esta conducta […] Por tanto, de acuerdo con estos autores, la delimitación de la agresión bajo estos presupuestos (diversidad, intencionalidad y aversión) no siempre se corresponde con la realidad y ha retrasado y dificultado el estudio de la conducta agresiva en los niños» (p. 8).
En nuestro caso, en que la investigación se concentra en la adolescencia, el criterio expresado por los autores que estudian las primeras fases del desarrollo es interesante, pero no puedo obviar las diferencias significativas existentes como consecuencia de la edad evolutiva de los sujetos, y con ellos variables en las conductas agresivas determinadas por la maduración cognitiva y el desarrollo psicosocial y moral del individuo.
Para tener una comprensión mayor de lo que implica la definición de agresión, y con ello llegar al foco de interés de este estudio, es importante matizar algunos aspectos conceptuales y no solo procedimentales.
a) Diferencias entre agresión y agresividad
La agresión se vivencia como un momento o una situación concreta, mientras que la agresividad es un estado permanente latente en el sujeto, que se manifiesta en todas las situaciones o en la mayoría de ellas.
b) Diferencias entre agresión, ira y hostilidad
Las definiciones en sí resultan ambiguas, por lo que no es de extrañar que en muchos estudios hayan llegado a solaparse.
La ira se refiere a una emoción, una de las cinco emociones básicas en los seres humanos, delimitada normalmente por la intensidad, y que fluctúa entre una leve irritación a una rabia o furia intensa.
La hostilidad es un conjunto de acciones negativas que desembocan en última instancia en la agresión y en conductas agresivas dirigidas a una meta concreta.
c) Diferencias entre agresión y violencia
Una definión válida es la expresada por Carrasco Ortiz / González Calderón (2006). «El término “violencia” se suele emplear para referirse a conductas agresivas que se encuentran más allá de lo “natural”, en sentido adaptativo, caracterizadas por su ímpetu, intensidad, destrucción, perversión o malignidad, mucho mayores que las observadas en un acto meramente agresivo, así como por su aparente carencia de justificación, su tendencia meramente ofensiva contra el derecho y la integridad de un ser humano, tanto física como psicológica o moral, su ilegitimidad, ya que suele conllevar la ausencia de aprobación social e incluso su ilegalidad, al ser a menudo sancionada por las leyes» (p. 10).
La OMS (2002) también define la violencia como «uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones» (p. 5).
d) Agresión vs. delito y crimen
Hay que discernir y diferenciar que no siempre las conductas agresivas incurren en un delito o crimen. Estas dos últimas acciones están tipificadas por los diversos códigos penales de los distintos países.
Para la RAE (2017), un delito es «un quebrantamiento de la ley o una acción u omisión voluntaria o imprudente, la cual está penada por la ley».
Un crimen es un tipo de delito cuya gravedad reside en la acción voluntaria de matar o herir a alguien gravemente. En consecuencia, tan solo un determinado grupo de conductas agresivas podría llegar a considerarse como un delito o una acción criminal.
2. Explicación y teorías de las agresiones
La agresividad ha sido explicada desde multitud de enfoques; desde el de la biología a la psicología, sin obviar la antropológica, encontrando con ella numerosos enfoques y teorías que la explican.
Según expresa Gómez (2014, párr. 13), «la preocupación de los psicólogos por el fenómeno de la agresividad comenzó a sistematizarse a finales del siglo XIX con William James, quien lo definió como un “instinto”, idea que ampliaría más tarde Freud al considerarlo como un “impulso innato”».
En este apartado desarrollaré aquellas teorías de las agresiones más importantes y que resultan más afines a la investigación, sin ignorar el resto de las teorías, que siempre han sido un potente precedente de cara a revisiones y ampliaciones.
a) Teorías de las agresiones y los modelos instintivos
Perspectiva etológica, cuyos autores más relevantes son Tinbergen (1951) y Lorenz (1963). Esta teoría considera el comportamiento agresivo como un elemento intrínseco al proceso de selección natural. El comportamiento data de adaptaciones filogenéticas de bases fisiológicas, las cuales se modifican según la especie a través de secreción hormonal, impulsos nerviosos centrales y otras variables genéticas.
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