En 1980, en su libro El Encogimiento de América , el psicólogo Bernie Zilberg afirmaba que los cambios psicoterapéuticos son pocos, y de corta duración. Concluía que el principal beneficio surge de hablarle con simpatía a una persona que escucha.
En 1981, un artículo central de la revista Newsweek describe a la psicoterapia como un proceso costoso y prolongado, de resultados inciertos, poco demostrables. Las esperanzas quedaban, una vez más, cifradas en el desarrollo de los psicofármacos.
También en 1981, en un artículo publicado en Psychology Today , los psiquiatras Paul Wender y Donald Klein concluyen que la psicoterapia se encuentra arrinconada; y que sus planteamientos teóricos – en particular los psicodinámicos – resultan irrelevantes e incluso engañosos.
En 1984 la revista Science News , publicó un artículo titulado "La Psicoterapia en el Banquillo". Tras un amplio análisis el artículo señala: "Esto lleva a los críticos a la tentación de concluir que los pacientes están meramente arrendando un amigo; y que muestran mejoría porque alguien les está prestando atención… y no a causa de técnicas o habilidades de los terapeutas".
En 1989 Elkin et al., publican los resultados del Programa Colaborativo de Investigación para el tratamiento de la Depresión (nimh). Se trata de uno de los estudios más rigurosos y costosos que se han realizado en el ámbito de la evaluación de resultados en psicoterapia. En él, quedó demostrado que a la psicoterapia le resulta muy difícil superar al efecto placebo: "Comparando cada una de las psicoterapias con la condición de placebo más manejo clínico, hubo limitada evidencia de la efectividad específica de la psicoterapia interpersonal… y ninguna para la terapia cognitivo/conductual" (Elkin et al., 1989, p. 971).
En 1991 la revista Paula publicó en Chile un artículo bajo el sugerente título: "Adiós al Psicoanálisis. Bienvenidos Fármacos". En el artículo, el psiquiatra Sergio Peña y Lillo enfatiza el rol de las disposiciones genéticas – en desmedro de la biografía – y destaca el valor de los aportes de los psicofármacos. A la psicoterapia la relega a un segundo plano. Finalmente, el Dr. Peña y Lillo concluye que las llamadas psicoterapias no son verdaderas terapias, sino simplemente métodos de ayuda psicológica para personas sanas que tienen inmadurez de su conducta o de su personalidad.
En 1991 Jeffrey Masson publica su libro Against Therapy (Contra la Terapia). Masson es Ph.D. de la Universidad de Harvard, y se graduó como psicoanalista y miembro de la Internacional Psychoanalytical Association en 1978. En su libro, Masson cuestiona la psicoterapia en general, incluyendo a Freud, Rogers, Jung, Erickson, Perls, etc. Sostiene que, en sus años como psicoanalista, no logró ayudar realmente a sus pacientes: "Cualquier consejo que pudiera entregar no era superior al que les daría un amigo bien informado… y el mío resultaba mucho más oneroso" (Masson, 1991, p. 263).
En 1992 Prochaska y DiClemente proponen un Modelo Transteórico. Según sus autores, el Modelo estaría orientado – de un modo preferente – a aportar algún orden a la "diversidad caótica" que se presenta en el campo de la psicoterapia.
En 1996 el Congreso Anual de la APA convocó a 1500 asistentes. A la Conferencia titulada "El Futuro de la Psicoterapia" solo asistieron veinte personas. "No creo que el futuro de la psicoterapia sea muy bueno" fue el contingente comentario del psiquiatra Gene Usdin, de la Ochner Clinic de Nueva Orleans.
En 1997 Richard Cox, en la Convención Anual de la APA señalaba: "Como profesión, la psicología clínica está sufriendo una crisis de identidad".
En 1998 en la sección "Artes y Letras" del diario El Mercurio , se publicó el artículo "Psicoterapia y Farmacoterapia" del antes citado Dr. Sergio Peña y Lillo. El artículo generó una amplia y activa polémica. El autor sostiene que "los mismos pacientes que pasaban años en inútiles y costosas psicoterapias, pueden mejorar en días o semanas con la adecuada administración de fármacos antidepresivos". Agrega que "la única real "psico-terapia", en el sentido de un tratamiento de trastornos patológicos del psiquismo, aunque resulte paradoja, es la farmacoterapia".
En 1999 en su libro Desilusiones de la Psicoterapia Watters y Ofshe sintetizan el panorama de la psicoterapia señalando que después de un largo período de impresionante crecimiento, la profesión de la salud mental se está desplazando hacia un crudo invierno, durante el cual muchos enfoques y practicantes actuales no sobrevivirán.
En su libro Falacias de la Psicología , Degen (2001) señala que "la psicología se caracteriza por un largo desfile de ‘teorías’ que, con el tiempo, han ido revelándose como simples modas pasajeras… y cayendo sucesivamente en el olvido, dada su inutilidad para explicar la realidad" (p. 12). Citando a Wampold en relación a la psicoterapia, Degen agrega: "Si la administración encargada de autorizar los fármacos tuviese jurisdicción para evaluar los métodos psicoterapéuticos, ni uno solo de los actualmente existentes podría seguir circulando " (2001, pp. 22-23; las cursivas son nuestras).
En 2002 Lou Marinoff publicó su best seller Más Platón y Menos Prosac . En los acápites relacionados con la psicoterapia señala: "Un buen terapeuta, sea de la clase que sea, ofrecerá simpatía, empatía y apoyo moral, y de este modo contribuirá en gran medida a la curación. No se necesita pericia para ser un buen consejero; la pericia ni siquiera es necesaria. Es mucho más importante la capacidad de escuchar, de empatizar, de comprender lo que está diciendo la otra persona, de plantear nuevos puntos de vista y de ofrecer soluciones o esperanza" (p. 57). Desde esta perspectiva la psicoterapia, más que una disciplina científica y/o una especialidad, pasa a ser un asunto de sentido común y de contacto interpersonal.
Cada enfoque propone y administra cientos de variables. El comparar enfoques, por lo tanto, involucra el comparar cientos de variables… con cientos de variables. Y comparar enfoques involucra algo del tipo: ¿cuál es mejor, tu "nebulosa" o la mía? Comparar enfoques involucra el comparar demasiadas cosas; y si bien la "tendencia al empate" entre los enfoques algo dice, esa conclusión deriva de datos complejos y confusos. De este modo, no va quedando claro cuáles variables son superiores a cuáles, tampoco cuál "nebulosa" es superior a cuál otra. Por lo tanto cada enfoque termina por reinar en su territorio, sin que pueda ser cuestionado con mucha precisión.
Como consecuencia de lo anterior, cada terapeuta elige su enfoque navegando entre variables que se entretejen de las más diversas y difusas maneras. Nadie podría comparar hipótesis por hipótesis, hasta establecer la superioridad de un enfoque. En los hechos nadie lo hace, o bien lo hace en un grado muy menor. Menos aun cuando cada "hipótesis" tiende a ser formulada de un modo difuso y poco falseable. Por lo tanto, cada cual sostiene lo que quiere; y cada cual elige lo que quiere, sin estar muy expuesto a desmentidos que realmente desmientan.
De este modo, la falseabilidad de las teorías, de las estrategias y de los enfoques como totalidades brilla por su ausencia. Y la falseabilidad de las hipótesis "específicas" se dificulta mucho. Y cuando hay carencia de falseabilidad, cualquier cosa puede parecer respetable.
Y, una vez que el terapeuta eligió enfoque, ese enfoque pasa a ser el mejor. No a partir de las evidencias, sino a partir de los compromisos afectivos. Por supuesto, muchos terapeutas no eligen nunca, y se mantienen en una actitud más bien ecléctica.
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