Cuando la biología es "ninguneada", los límites biológicos del cambio se reconocen poco y fácilmente se asume que la psicoterapia lo puede todo; y el paciente se puede eternizar en un proceso psicoterapéutico sin destino. Reconocer los límites biológicos, impide vender la ilusión de un cambio no viable para la práctica clínica. Impide, por ejemplo, tener al paciente – a veces por años – recibiendo la interpretación de "temor a sentir" (cuando existe en la base una alexitimia primaria). E impide que un niño autista sea abordado clínicamente – muchas veces por años – sobre la base de una hipótesis etiológica relacionada con "rechazo de la madre" (cuando existe a la base una fuerte disposición biológica).
Son muchos los casos en los que una mala evaluación de las variables biológicas, se ha traducido en resultados indeseables; recordemos el caso del Dr. Rafael Osheroff (Opazo, 1992), o el caso de Pineas Gage (Damasio, 1996), o el caso de George Gershwin (Opazo, 2001). Es así como diagnosticar el paradigma biológico resulta esencial para intervenir a tiempo; y para establecer los alcances y las limitaciones del cambio.
Y el reconocer los límites biológicos del cambio, no involucra el renunciar al cambio. Por el contrario; reconocer la dificultad del desafío puede hacer más posible el alcanzar el cambio posible; al forzarnos a optimizar la aplicación del arsenal de fuerzas de cambio disponibles.
A modo de epílogo: la "Ecuación Biológica"
Es así que todo el análisis precedente, más que conducirnos al pesimismo o al fatalismo biológico, nos muestra con claridad los límites del cambio; pero también nos muestra con claridad las opciones de cambio. En este contexto el fatalismo del escorpión, que nos sirvió de portada, solo se transfiere parcialmente a la dinámica psicológica humana.
Cuando el camino del cambio se torna difícil, se requiere detectar, multiplicar, fortalecer e integrar las soluciones. Es la actitud que surge, para algunos, desde el propio paradigma biológico: "Los psiquiatras bien entrenados, consideran a la psicopatología desde una perspectiva biopsicosocial amplia. Los diversos desajustes son vistos como síndromes que tienen orígenes multifactoriales" (Thase y Jindal, 2004, p. 744); que requieren de soluciones multifactoriales también… agregaríamos nosotros. Esto nos conduce a la exploración de otras dimensiones de la dinámica psicológica; y se fundamenta, una vez más, el sentido profundo de una aproximación integrativa.
En un sentido genérico, sin embargo, las evidencias para predicción y cambio derivadas de la investigación y de la práctica cínica, nos llevan a la conclusión de que el paradigma biológico desempeña un rol fundamental en la dinámica psicológica; y específicamente en el ámbito de la psicopatología.
El Recuadro 11 sintetiza, en forma global, los significativos aportes que el paradigma biológico puede realizar en el ámbito de la salud mental de una persona:
RECUADRO 11: ECUACION BIOLÓGICA
La ecuación anterior permite enfatizar el hecho que, si bien un perfil satisfactorio del paradigma biológico aumenta la probabilidad de salud mental en la persona, esto no implica el que pueda garantizar la salud mental de esa persona. Es así que, cualquier persona, puede padecer importantes disfunciones psicológicas, generadas en territorios diferentes de las disposiciones genéticas, de los desbalances endocrinos, etc. En otras palabras, aun cuando todo hecho psíquico – sea este una cognición, una emoción, etc. – , posee un correlato biológico, las disfunciones psicológicas se pueden generar en territorios diferentes del "paradigma biológico ". Esto nos obliga a explorar en plenitud esos otros territorios.
En suma, la biología aporta más a predicción y cambio que lo que los psicoterapeutas hemos preferido creer; y la crianza, la experiencia, aportan menos que los que hemos preferido creer. Pero cada cual aporta lo suyo. A la hora de sintetizar, es necesario asumir un nivel de análisis que involucre tanto a las partes como al todo. Es así que el ir perfilando un Supraparadigma Integrativo, capaz de aportar a la profundidad de la comprensión y a la potencia del cambio, nos obliga a explorar en diferentes direcciones. En esta perspectiva, nos obliga a incorporar decididamente al paradigma biológico. Con el espacio que el paradigma amerita, con el énfasis que las evidencias exigen y con las limitaciones que el paradigma involucra.
Y nos obliga también, a valorar las experiencias y a explorar otras dimensiones de la dinámica psicológica.
EL PARADIGMA CONGNITIVO en el Marco del Supraparadigma Integrativo
Don Diego de Almagro era un hombre iletrado y ambicioso; a la vez, era decidido, valiente y propenso a la acción. Compartía con sus pares el esquema subyacente típico de los españoles que conquistaron América: "Tienes que encontrar oro". En la creencia que en Chile abundaba el oro, invirtió su fortuna personal para financiar una expedición al sur. Al partir desde el Cusco, en 1536, nunca esperó que el cruzar los Andes le costaría la vida a más de 10 mil de los indígenas peruanos que lo acompañaban. Tampoco esperó encontrar un país más bien pobre, el cual no hacía honor a las leyendas que circulaban en Perú. Menos aún, esperó encontrar la sangrienta resistencia armada de los mapuches chilenos; resistencia que dio inicio a trescientos años de la así llamada "guerra de Arauco". De cara a estos hechos, Don Diego vio desplomarse cada una de sus ilusiones: sus expectativas frustradas, creencias destruidas, autoimagen deteriorada. El ahora pobre Don Diego, regresó abatido al Perú. Mascullando a nivel abierto – y rumiando a nivel encubierto – la que sería la primera reestructuración cognitiva de la historia de Chile.
Las cogniciones de Don Diego lo llevaron a la ruina… y casi lo llevaron a la muerte.
Porque los errores "cognitivos" pueden conducir a la muerte; incluso en niveles de vida muy elementales:
Investigadores soviéticos dirigidos por Shurin (1972), colocaron dos cultivos de tejidos celulares – vivos e idénticos – en dos recipientes también idénticos, separados por un muro de cristal. Luego introdujeron un virus letal en uno de los recipientes; esto produjo la muerte de las células de ese recipiente.
A continuación sustituyeron la pared divisoria de cristal por una de cuarzo. Al repetir el experimento – esta vez con pared de cuarzo – murieron las células de ambos recipientes. Puesto que el virus letal se había introducido solo en uno de los recipientes, la muerte de las células de ambos carecía de explicación.
La investigación posterior demostró que, los rayos ultravioleta, eran los responsables de la muerte de células en el recipiente sin virus; estos rayos, que no pasan a través del cristal, sí lo hacen a través del cuarzo. De este modo, las células del recipiente con virus envían mensajes cifrados basados en fluctuaciones de la intensidad de los rayos ultravioleta; al recibir este mensaje, las células del segundo recipiente se reestructuraban para la guerra… con un enemigo inexistente; y en esa reestructuración, sobrerreaccionaban y se autodestruían. Así, las "creencias erróneas" – de las células no atacadas por el virus – las llevaban a la muerte.
Estas cogniciones erróneas, capaces de matar a nivel celular, pueden causar estragos en la dinámica psicológica; y en las relaciones humanas.
Es así que, en el contexto de la dinámica psicológica, las cogniciones pueden guiarnos bien o guiarnos mal. Pueden conducirnos hacia éxitos o fracasos, en direcciones correctas e incorrectas. Y pueden contribuir a gestar los más diversos desajustes psicológicos.
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