MARTA JIMÉNEZ SERRANO
LA EDAD LIGERA
ADONÁIS
679
EDICIONES RIALP
Madrid
Un jurado compuesto por
Amalia Bautista, Carmelo Guillén Acosta,
Julio Martínez Mesanza, Aurora Luque,
Enrique García-Máiquez y Eloy Sánchez Rosillo
concedió a este libro
un ACCÉSIT del PREMIO ADONÁIS 2020
© 2021 by MARTA JIMÉNEZ SERRANO
© 2021 de la presente edición, by
EDICIONES RIALP, S.A. - Manuel Uribe 13-15 - 28033 MADRID
ISBN (versión impresa): 978-84-321-5359-4
ISBN (versión digital): 978-84-321-5360-0
Realización ePub: produccioneditorial.com
Que a fuerza de ser una ya no es ala.
CÉSAR VALLEJO
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR MARTA JIMÉNEZ SERRANO LA EDAD LIGERA ADONÁIS 679 EDICIONES RIALP Madrid Un jurado compuesto por Amalia Bautista, Carmelo Guillén Acosta, Julio Martínez Mesanza, Aurora Luque, Enrique García-Máiquez y Eloy Sánchez Rosillo concedió a este libro un ACCÉSIT del PREMIO ADONÁIS 2020
CRÉDITOS © 2021 by MARTA JIMÉNEZ SERRANO © 2021 de la presente edición, by EDICIONES RIALP, S.A. - Manuel Uribe 13-15 - 28033 MADRID ISBN (versión impresa): 978-84-321-5359-4 ISBN (versión digital): 978-84-321-5360-0 Realización ePub: produccioneditorial.com
FRASE Que a fuerza de ser una ya no es ala. CÉSAR VALLEJO
[¿…Y LO DIJISTE, ACASO?] Io spero di dicer di lei quello che mai non fue detto d’alcuna. DANTE ALIGHIERI ¿…y lo dijiste, acaso? ¿Cómo? ¿Cuándo? Dónde en la terza rima en cuál de los cien cantos se cuenta cómo era su escalofrío al besarla en el cuello en qué modo el hastío la apagaba, cómo coge la taza de café cómo se indigna con según qué noticias cómo se rinde con una caricia que baja por su espalda. Dónde queda explicada su malicia al hablar de la gente, lo que le cansa tanta multitud y esa plenitud que alcanza cuando está con un amigo que la entiende y la enfrenta. En cuál de los más de cuatro mil versos la has notado sedienta triste altiva o poderosamente insoportable. Dónde te preguntas si no es probable que ella quizás se aburra ―inmóvil, muda― esperando brillante entre los astros. Si no duda de ti, si no le abruma la carga cósmica, cruda que has puesto sobre sus hombros. El asombro de Bea al verte atravesar los círculos y tú pensando ingenuo que es por ella. Y ella por más que busca no halla el vínculo. No puede ser concepto, fin o excusa. No puede ser la musa ni el atajo. Curiosa, mira lúcida hacia abajo y salta de su nube y mientras cae, el ánimo le sube feliz, ligera, ancha descendiendo se mancha de neón helio metano ozono yodo silicato magnesio hierro níquel y cuando llegas tú a las estrellas Bea está a años luz ardiendo, incontestablemente ella.
LA SED LA SED LA sed parece inmemorial, pero es mentira. Se estira hasta nacer cada minuto ―siembra el erial, dora el luto― y vuelve a aparecer sin morir nunca. El día empieza cada tres segundos. Sudas y es una gota siempre nueva. Mudas la piel con cada rayo de aire y es una boca distinta la que se abre siempre para el mismo beso. Te profeso esta sed te la regalo en cada novedad reconfortante, recreo fundamental. Deseo, sed de sal: me chupas y te escuezo. La boca siempre es igual, varía el rezo.
[LABIO QUE BESA LA LEVE] LABIO que besa la leve libélula de saliva, la trapecista lasciva de boca a boca se mueve. Bajo la sábana breve se encaja, se da, se deja mi nariz bajo tu oreja mientras dormimos. Tu mano magnética sobre el plano de mi cintura perpleja. Nos duele el cuello y el codo en su flexión imposible. Combina el cuerpo sensible clavículas y recodos. Cálido y bélico, el todo catártico, hueso a hueso, va completando el proceso de engranaje de sus piezas. Choca con delicadeza mi frente contra tu beso. Ensamblados ya, sumidos en un aliento silente duermen dos pieles calientes aisladas de todo ruido. Aquí no llega el sonido ni la aspereza del mundo. No hay centímetros, segundos, abecedarios, costumbres. No hay nada: solo esta lumbre suave en su sueño profundo.
[ABRUMADA, QUIZÁS]
[SABERTE EN OTRO LADO]
[SI ME VAS A DECIR]
[NI CORCELES NI CÁRCELES DE AMOR]
EL DOLOR
DESEO
lábil
[SÓLO SÉ QUE NO SE SABE]
[PIENSO AHORA]
[TRAE TUS OBSTÁCULOS CÍNICOS]
[LLÉGAME, LLEGA A MÍ]
[YO NUNCA SERÉ ASÍ]
[AHÍ DONDE DICEN TODOS]
[EDAD. UNA PALABRA QUE ME GUSTA]
AGRADECIMIENTOS
ADONÁIS COLECCIÓN DE POESÍA
AUTORA
Io spero di dicer di lei quello che mai non fue detto d’alcuna.
DANTE ALIGHIERI
¿…y lo dijiste, acaso?
¿Cómo?
¿Cuándo?
Dónde en la terza rima
en cuál de los cien cantos
se cuenta cómo era su escalofrío
al besarla en el cuello
en qué modo el hastío
la apagaba,
cómo coge la taza de café
cómo se indigna
con según qué noticias
cómo se rinde con una caricia
que baja por su espalda.
Dónde queda explicada su malicia
al hablar de la gente,
lo que le cansa tanta multitud
y esa plenitud
que alcanza cuando está con un amigo
que la entiende y la enfrenta.
En cuál de los más de cuatro mil versos
la has notado sedienta
triste
altiva
o poderosamente insoportable.
Dónde te preguntas si no es probable
que ella quizás se aburra
―inmóvil, muda―
esperando brillante entre los astros.
Si no duda
de ti, si no le abruma
la carga cósmica, cruda
que has puesto sobre sus hombros.
El asombro
de Bea al verte atravesar los círculos
y tú pensando ingenuo que es por ella.
Y ella por más que busca
no halla el vínculo.
No puede ser concepto, fin o excusa.
No puede ser la musa ni el atajo.
Curiosa, mira lúcida hacia abajo
y salta de su nube
y mientras cae, el ánimo le sube
feliz, ligera, ancha
descendiendo se mancha
de neón
helio
metano
ozono
yodo
silicato
magnesio
hierro
níquel
y cuando llegas tú
a las estrellas
Bea está a años luz
ardiendo, incontestablemente ella.
LA SED
LA sed
parece inmemorial,
pero es mentira.
Se estira hasta nacer cada minuto
―siembra el erial,
dora el luto―
y vuelve a aparecer
sin morir nunca.
El día empieza
cada tres segundos.
Sudas
y es una gota siempre nueva.
Mudas la piel
con cada rayo de aire
y es una boca distinta
la que se abre
siempre para el mismo beso.
Te profeso esta sed
te la regalo
en cada novedad reconfortante,
recreo fundamental.
Deseo, sed de sal:
me chupas y te escuezo.
La boca siempre es igual,
varía el rezo.
LABIO que besa la leve
libélula de saliva,
la trapecista lasciva
de boca a boca se mueve.
Bajo la sábana breve
se encaja, se da, se deja
mi nariz bajo tu oreja
mientras dormimos. Tu mano
magnética sobre el plano
de mi cintura perpleja.
Nos duele el cuello y el codo
en su flexión imposible.
Combina el cuerpo sensible
clavículas y recodos.
Cálido y bélico, el todo
catártico, hueso a hueso,
va completando el proceso
de engranaje de sus piezas.
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