Fernando García Pañeda - Agonía y esperanza

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando García Pañeda - Agonía y esperanza» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Agonía y esperanza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Agonía y esperanza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Frédéric Heywood y Anna Wellesley son dos jóvenes alegres, ingeniosos y con ganas de comerse el mundo. Reconociéndose como hechos el uno para el otro, vivieron su amor incondicional durante unos meses de felicidad sin límite. Pero los condicionantes sociales de ella, perteneciente a una familia acaudalada y aristocrática, la llevaron a romper su relación con un simple aspirante a escritor de clase media.
Varios años después, las circunstancias han cambiado. Frédéric se ha convertido en un escritor de éxito. Por su parte, los Wellesley, cuyas empresas han quebrado por efecto de la crisis financiera, se encuentran arruinados y viviendo más de su nombre que de sus escasos ingresos.
Al reencontrarse ambos a las puertas de Venecia, donde ambos van a residir durante algún tiempo, Frédéric se debate entre el resentimiento que ha sentido durante esos años de separación y un sentimiento que remueve su interior y no sabe interpretar.
Agonía y esperanza es una historia romántica de elegancia emocional, de madurez anímica y segundas oportunidades relacionado de manera implícita con la íntima y conmovedora Persuasión; por eso el autor mantiene su mismo tono melancólico y un estilo cuidado y elegante, como homenaje y respeto a la obra de Jane Austen.

Agonía y esperanza — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Agonía y esperanza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El éxito de Rylands fue providencial también para su amigo Heywood: aquél utilizó la experiencia y la influencia adquiridas en su editorial para favorecer e impulsar los proyectos de éste, más apreciables literariamente y menos fructíferos económicamente. Y, contrariamente a lo previsible en estos casos, su amistad y mutua admiración salieron fortalecidas; y ello a pesar de la distancia y el tiempo que los había separado, dado que Giovanni regresó a Venecia por su matrimonio y Frédéric permaneció en su refugio de Hampstead.

—Por cierto, qué descuidado soy. Ven —propuso Giovanni, que retomó con delicadeza el brazo que antes le aferraba—. Te presento a mi esposa, Maria. Cariño, este es Frédéric Heywood, de quien tanto te he hablado.

—Ah, por fin le conozco. Es un placer. Desde luego que Gianni me ha hablado mucho y muy bien de su amigo Heywood.

Se estrechan las manos.

—El placer es mío.

—Por cierto, creo que conoce a una de mis hermanas.

Él hace un gesto dubitativo, hasta que ella le aclaró.

—Anna, Anna Wellesley. De hecho, tengo entendido que incluso le invitó a nuestra casa hace un tiempo. Yo estaba todavía en la universidad en aquel momento y no pudimos conocernos.

—Sí... Cierto, la conozco —es todo lo que atinó a decir, antes de crear un silencio que a él le pareció incómodo.

Ya fuera de forma consciente o inconsciente, tuvo que intervenir Giovanni para deshacer su atasco mental.

—Y a mis hermanas ya las conoces de sobra —dijo mientras las señalaba.

—Sí, pero hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Desde que llevaban coletas y uniforme, por lo menos.

—De eso hace dos días —bromeó Giovanni.

—Seguro que ni se acuerda de nuestros nombres —le provocó la mayor.

—Tienes razón, pero sólo a medias, Gina. Me acuerdo de tu nombre, pero no del de tu hermana Erica.

Las dos ríen con ganas y Gina le asaltó con dos besos.

—Y escribes mucho mejor que mi hermano, ¿verdad, Eri?

La aludida asientió. Pero Frédéric no pudo sino discrepar.

—Pues a mí me gustaría tener la mitad de su talento.

Mientras debatían sobre las cualidades de uno y otro se acercaron otras amigas de las Rylands, que fueron oportunamente presentadas. A partir de ese momento Frédéric se vio envuelto en un chisporroteo de risas y exclamaciones en un italiano inalcanzable para sus nociones básicas. En cierto momento Fanny pareció venir al rescate y se sintió aliviado, pero lo único que hizo fue avivar las chispas con un nuevo par de jóvenes entusiasmadas con la proliferación de literatos en la fiesta y otro bellini, que le entregó acompañado de una palmadita en el hombro y un “lo vas a necesitar” antes de regresar con su Guido.

Lo cierto es que con el tercer cóctel empezaron a hacerse más llevaderos los besuqueos, abrazos, perfumes y vestidos de noche que le brindaban a cuál más bien parecidas jóvenes. Y no tan jóvenes. La novedad —de acudir a tan exquisita fiesta— y la falta de costumbre —en recibir tales fiestas—, unidas a la ufanía proporcionada por los quince grados del prosecco, le concedieron una animación que había arrinconado en el desván del olvido y que no cedió tras el anuncio de la cena.

Entraron en la nave de un antiguo almacén del arsenal, reconvertida en espacio-multiusos, donde se habían instalado grandes mesas en toda la planta baja. Los asientos estaban asignados: a los Gauli y los Rylands les correspondía la misma mesa circular, en la que hicieron un hueco a Frédéric, que no tenía invitación formal. Ya estaban a punto de sentarse todos cuando se toparon frente a frente.

—Ah, ¿dónde te habías metido? —se interpuso Giovanni— Fred, te presento a mi cuñada Anna.

Ellos dos quedaron mirándose, atónitos.

—Qué cierto es que los hombres no escuchan. ¿No has oído antes que se conocen desde hace mucho? —le amonestó Maria.

—Sí, nos conocemos... —titubeó Frédéric— Pero llevábamos mucho tiempo sin vernos.

Alargó el primero la mano, pero, turbado, la retiró antes de que ella terminara de estrecharla. Aunque involuntaria, fue una grosería de la que se arrepintió en el acto.

—Che effusione d’affetto! —oyó murmurar a una de las amigas de las Rylands a su espalda.

—Tú aquí, Anna, a mi lado —ordenó Giovanni retirando una silla a su derecha para que se sentara.

¿Dos veces en dos días? Y en el mismo círculo de amigos, compartiendo mesa, a dos comensales de distancia. ¿Era esto parte de un orden absoluto y objetivo, o era que Dios jugaba a los dados? Quizá no jugara a los dados, pero en todo caso parecía tener un gran sentido del humor.

Con el corazón cerrado y el entendimiento confundido, no sabía si quería verla o no. Era una posibilidad que ni siquiera se había planteado durante años y en esos momentos se presentaba como algo habitual. Todas las veces que pensó en un posible reencuentro —lo que ocurrió sólo en los meses posteriores a la ruptura— se había imaginado desviando la mirada y negándola el saludo; y, llegado el momento, en el aeropuerto, no sólo la saludó con una efusividad torpe e impropia —al menos entre dos ingleses—, sino que la ayudó a cargar con el equipaje y la condujo hasta su casa. No sabía cómo explicar su propia actitud.

Al menos no estarían frente a frente durante una cena larga y prescindible, así que dedicó todos sus sentidos a reír las menudencias simpáticas de Luigina y las agudezas simplonas de Erica con la ayuda de una buena dosis de prosecco. Pero su ánimo rebelde le desvió la mirada más de una vez hacia la izquierda de Giovanni, el tercer asiento a su derecha; y la curvatura de la mesa le permitió observar el aire apagado y la actitud tensa de Anna.

No sabía a qué atenerse. Era especular con lo desconocido. Desconfiar y creer al mismo tiempo. Sabía que no debe juzgarse el presente desde el pasado, ni estaba en condiciones de juzgar el pasado desde el presente. Y decidió dejarse llevar en punto muerto.

Tras la desbandada al final de la cena se vio embarcado en una lancha desconocida y después dando cuenta del último bellini en Torino Notte, acompañado de Luigina Rylands y otra porción de personas cuyo nombre no llegó a retener —ni lo intentó—. Entonces salió del punto muerto y puso la directa para escabullirse y quitar de su rostro la mueca de sonrisa que llevaba puesta. Aunque el cansancio era sólo emocional, agradeció que del campo San Luca hasta la casa de los Gauli no hubiera gran distancia.

4. Organización estadounidense con sede en Nueva York y con una oficina en Venecia, creada en 1971 con la finalidad de preservar el patrimonio artístico de Venecia.

IV

—Ah, estás aquí. Buenos días, Fred. Acabo de hablar con los propietarios y acceden a mantener el alquiler hasta el final de septiembre, pero ni un día más —anunció Guido entrando en el salón y sorteando un buen número de cajas de mudanza para acercarse a su esposa y ayudarla a rellenar una caja con libros y revistas.

A Frédéric le incomodaba la idea de vivir en el palacio Wellesley. Aunque fuera junto con unos nuevos locatarios. Aunque su piano estuviera por completo separado del que ocupaba la familia de Anna. Por eso había sugerido el día anterior la posibilidad de quedarse en el apartamento durante algún tiempo y no trasladarse con ellos a la nueva residencia, «corriendo yo mismo con los gastos, por supuesto». La idea extrañó por igual a hermana y cuñado, y aunque a Guido no le pareció incorrecto, a Françoise le sentó fatal.

—Muchas gracias, Guido —dijo Frédéric, que poco antes había entrado en el salón con una humeante taza de café en la mano, todo su desayuno de aquel día, y se estaba acomodando en un sillón forrado de cretona junto a un ventanal—. ¿Y el precio?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Agonía y esperanza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Agonía y esperanza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Fernando García Maroto - Los apartados
Fernando García Maroto
Fernando García Maroto - Arquitectura del miedo
Fernando García Maroto
Fernando García Pañeda - Con fin a dos
Fernando García Pañeda
Fernando García de Cortázar - Historia portátil de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - España - un país de cine 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Ciudades universales de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Titanes de la historia de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Hitos de la historia de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Atlas de la belleza de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Los mitos de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Las huellas de España 
Fernando García de Cortázar
Отзывы о книге «Agonía y esperanza»

Обсуждение, отзывы о книге «Agonía y esperanza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x