Aristoteles Aristoteles - Obras Inmortales de Aristóteles

Здесь есть возможность читать онлайн «Aristoteles Aristoteles - Obras Inmortales de Aristóteles» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Obras Inmortales de Aristóteles: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Obras Inmortales de Aristóteles»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El filósofo griego Aristóteles es considerado, al igual que Platón (de quien fue discípulo), pionero y padre de la filosofía occidental. Por lo sistemático de sus estudios, el rigor con el que los llevaba a cabo y la diversidad de los campos que abarcó, se considera también uno de los primeros investigadores científicos dentro del concepto moderno del término. Puede afirmarse que sus ideas han influenciado el pensamiento intelectual en occidente por más de dos mil años.El sistema aristotélico tuvo su punto de partida en el platonismo, pero sustituyó la visión idealista de su doctrina por una especulación realista que parte ante todo del sentido común. Aristóteles sistematizó el saber filosófico de su época según una división de las ciencias y una estructuración interna del saber científico que se constituyó en modelo para muchos siglos y que incluía la lógica, la psicología, la biología, la física, la política y la ética, además de la filosofía primera o metafísica que él mismo creó. Las obras contenidas en el presente volumen están consideradas como las más importantes e influyentes de Aristóteles y son: «Metafísica», «Ética a Nicómaco», «Política» y «Retórica».

Obras Inmortales de Aristóteles — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Obras Inmortales de Aristóteles», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Anaxágoras de Clazómenas, mayor que Empédocles, no logró exponer un sistema tan recomendable. Pretende que el número de los principios es infinito. Casi todas las cosas formadas de partes semejantes, no están sujetas, como se ve en el agua y el fuego, a otra producción ni a otra destrucción que la agregación o la separación; en otros términos, no nacen ni perecen, sino que subsisten para siempre y desde siempre.

Por lo que se ha dicho se ve que todos estos filósofos han tomado por punto de partida la materia, teniéndola como causa única.

Una vez en este punto, se vieron precisados a avanzar y a entrar en nuevas indagaciones. Es incontestable que toda destrucción y toda producción proceden de algún principio, ya sea único o múltiple. Pero ¿de dónde proceden estos efectos y cuál es la causa? Porque, ciertamente, el sujeto mismo no puede ser autor de sus propios cambios. Ni la madera ni el bronce, por ejemplo, son la causa que les hace mudar de estado al uno y al otro; no es la madera la que hace la cama, ni el bronce el que hace la estatua. Buscar esta otra cosa es buscar otro principio, el principio del movimiento, como nosotros le mencionamos.

Desde los comienzos, los filósofos partidarios de la unidad de la sustancia, que tocaron esta cuestión, no se tomaron gran trabajo en solucionarla. Sin embargo, algunos de los que admitían la unidad, intentaron hacerlo, pero fueron vencidos, por decirlo así, bajo el peso de esta pesquisa. Opinan que la unidad es inmóvil, y que no solo nada nace ni muere en toda la naturaleza (sentencia antigua y a la que todos se afiliaron), sino también que en la naturaleza es imposible otro cambio. Este último punto es singular de estos filósofos. Ninguno de los que admiten la unidad del todo ha llegado a la concepción de la causa de que hablamos, excepto, quizá, Parménides, ya que no se contenta con la unidad, sino que, independientemente de ella, llega a la conclusión en cierta manera de dos causas.

En cuanto a los que admiten muchos elementos, como lo caliente y lo frío, o el fuego y la tierra, están más cerca de descubrir la causa en cuestión. Porque atribuyen al fuego el poder del movimiento, y al agua, a la tierra y a los otros elementos la propiedad contraria. No siendo suficientes estos principios para producir el Universo, los sucesores de los filósofos que los habían adoptado, oprimidos de nuevo, como hemos dicho, por la verdad misma, apelaron al segundo principio. En efecto, que el orden y la belleza que existen en las cosas o que se producen en ellas, tengan por causa la tierra o cualquier otro elemento de esta clase, no es en modo alguno probable: ni tampoco es creíble que los filósofos antiguos hayan albergado esta opinión. De otro modo, atribuir al azar o a la fortuna estos admirables efectos era muy poco racional. Y así, cuando hubo un hombre que proclamó que en la naturaleza, igual que sucedía con los animales, existía una inteligencia, causa del concierto y del orden universal, pareció que este hombre era el único que estaba en el pleno uso de su razón, como revancha de las divagaciones de sus antecesores.

Sabemos, sin que haya duda, que Anaxágoras se consagró al examen de este punto de vista de la ciencia. Puede afirmarse, sin embargo, que Hermotimo de Clazómenas lo indicó el primero. Estos dos filósofos alcanzaron, pues, la concepción de la Inteligencia, y establecieron que la causa del orden es a un mismo tiempo el principio de los seres y la causa que les imprime el movimiento.

Parte IV

Debería pensarse que Hesíodo entrevió mucho antes algo semejante, y con Hesíodo todos los que han admitido como principio en los seres el Amor o el deseo; por ejemplo, Parménides. Este dice, en su explicación de la formación del Universo: “Él creó el Amor, el más antiguo de todos los dioses”.

Hesíodo, por su parte, se expresa de esta forma: “Mucho antes de todas las cosas existió el Caos, después la Tierra extensa. Y el Amor, que es el más bello de todos los Inmortales”, con lo que parece que admiten que es imprescindible que los seres tengan una causa capaz de imprimir el movimiento y de dar enlace a las cosas. Deberíamos examinar aquí a quién pertenece la prioridad de este descubrimiento, pero rogamos se nos permita decidir esta cuestión más adelante.

Como se comprobó que al lado del bien aparecía lo contrario del bien en la naturaleza; que al lado del orden y de la belleza se encontraban el desorden y la fealdad; que el mal parecía aventajar al bien, y lo feo a lo bello, otro filósofo introdujo la amistad y la discordia como causas opuestas de estos efectos contrarios. Porque si se extraen todas las consecuencias que se derivan de las opiniones de Empédocles, y nos atenemos al fondo de su pensamiento y no a la manera con que él lo balbucea, se verá que hace de la amistad el principio del bien, y de la discordia el principio del mal. De manera, que si se dijese que Empédocles ha proclamado, y proclamado el primero, el bien y el mal como principios, quizá no se incurriría en dislate, puesto que, según su sistema, el bien en sí es la causa de todos los bienes, y el mal la de todos los males.

Hasta aquí, en nuestra opinión, los filósofos han reconocido dos de las causas que hemos fijado en la Física: la materia y la causa del movimiento. Es cierto que lo han hecho de una forma poco clara e indistinta, como se conducen los soldados novatos en un combate. Estos se lanzan sobre el enemigo y descargan muchas veces sendos golpes, pero la ciencia no entra para nada en su conducta. De igual manera estos filósofos no saben ciertamente lo que dicen. Porque no se les ve nunca, o casi nunca, hacer uso de sus principios. Anaxágoras se vale de la inteligencia como de una máquina, para la formación del mundo; y cuando se ve embarazado para explicar por qué causa es necesario esto o aquello, entonces trae a colación la inteligencia en escena; pero en todos los demás casos a otra causa más bien que a la inteligencia es a la que atribuye la producción de los fenómenos. Empédocles se sirve de las causas más que Anaxágoras, es cierto, pero de una forma también insuficiente, y al valerse de ellas no sabe ponerse de acuerdo consigo mismo.

Con frecuencia en el sistema de este filósofo, la amistad es la que separa, y la discordia la que reúne. En efecto, cuando el todo se divide en sus elementos por la discordia, entonces las partículas del fuego se reúnen en un todo, así como las de cada uno de los otros elementos. Y cuando la amistad lo reduce todo a la unidad, mediante su poder, entonces, por lo contrario, las partículas de cada uno de los elementos se ven obligadas a separarse. Empédocles, según se ve, se distinguió de sus predecesores por la forma de servirse de la causa de que nos ocupamos; fue el primero que la dividió en dos. No hizo un principio único del principio de movimiento, sino dos principios diferentes, y contrarios entre sí. Y después, desde el punto de vista de la materia, es el primero que reconoció cuatro elementos. Sin embargo, no se valió de ellos como si fueran cuatro elementos, sino como si fuesen dos, el fuego de una parte por sí solo, y de otra los tres elementos contrarios: la tierra, el aire y el agua, tenidos como una sola naturaleza. Esta es por lo menos la idea que se puede deducir después de leer su poema. Tales son, a nuestro modo de ver, los caracteres, y tal es el número de los principios de que Empédocles nos ha expresado.

Leucipo y su amigo Demócrito admiten por elementos lo lleno y lo vacío o, utilizando sus mismas palabras, el ser y el no ser. Lo lleno, lo sólido, es el ser; lo vacío y lo raro es el no ser. Por esta causa, según ellos, el no ser existe lo mismo que el ser. En efecto, lo vacío existe lo mismo que el cuerpo; y desde el punto de vista de la materia estas son la razón de los seres. Y así como los que admiten la unidad de la sustancia hacen producir todo lo demás mediante las modificaciones de esta sustancia, dando lo raro y lo denso por origen de estas modificaciones, en igual manera estos dos filósofos quieren que las diferencias son las causas de todas las cosas. Estas diferencias son en su sistema tres: la forma, el orden, la posición. Las diferencias del ser solo se originan, según su lenguaje, de la configuración, de la coordinación, y de la situación. La configuración es la forma, y la coordinación es el orden, y la situación es la posición. Y así “A” difiere de “N” por la forma; “A N” de “N A” por el orden; y “Z” de “N” por la posición. En cuanto al movimiento, al buscar de dónde procede y cómo existe en los seres, han despreciado esta cuestión, y la han silenciado como han hecho los demás filósofos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Obras Inmortales de Aristóteles»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Obras Inmortales de Aristóteles» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Obras Inmortales de Aristóteles»

Обсуждение, отзывы о книге «Obras Inmortales de Aristóteles» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x