Roberto Aymes, aunque sea yo quien escribe, siento que debo de incluirme, ya que desde 1974 me he dedicado profesionalmente a esta música. Ya son más de 31 años de difundir en la radio, televisión y medios impresos, el Jazz a nivel nacional e internacional. He formado más de 10 agrupaciones muy apreciadas en el medio, y he tenido la oportunidad de representar a México en festivales y recitales en los Estados Unidos y Canadá, en donde recientemente (1997) realicé una residencia artística de varios meses, dando cursos y grabando con personalidades como Kenny Wheeler. Desde 1979 viajé constantemente a Europa; primero a Yugoslavia donde participé como maestro, y después al resto del continente hasta 1986. Son muchas las colaboraciones musicales en las que he intervenido, pero se destaca la realizada con el legendario trompetista Chet Baker en París en 1979.
He producido, dirigido a grupos y orquestas de Jazz importantes como la del “Festival Latino de New York”, comisionando obras a la manera clásica. Se ha reconocido mi labor como maestro de varias generaciones; he obtenido Maestrías y Doctorados en importantes universidades y conservatorios alrededor del mundo. En 1996 inicié la marca disquera “Jazzcat Records” con la que he realizado hasta el momento 25 producciones.
Otros de los destacados músicos de esta década son Francisco Téllez, que fundó en los años 80 la primera Facultad de Jazz en el país; Nando Estevané, intérprete del vibráfono y flauta que dejó el Jazz en los años 80; Memo Méndez Guiú que fue uno de los primeros mexicanos egresados de escuelas en los Estados Unidos, quien actualmente está dedicado más a la producción comercial que al Jazz-piano.
Dentro de las presentaciones internacionales de esta década, que afortunadamente fueron varias, podemos destacar al Bill Evans Trío, Dave Brubeck, Thelonious Monk, Carmen McRae, Sarah Vaughan, Stan Getz, Dizzy Gillespie, Modern Jazz Quartet, The L.A. Four, y muchos más. En beneficio del Jazz en México estas presentaciones eran compartidas con nuestros artistas.
He querido dejar hasta este momento a uno de los pianistas más completos de nuestro Jazz, Alejandro Corona, quien impresionó al mismo Bill Evans en una de sus estancias en México. Casi toda su carrera la ha desarrollado fuera del país, especialmente en Alemania, donde goza de una merecida reputación en el medio.
Durante el final de la década, y a sugerencia del gran músico austriaco Friedrich Gulda, hay una presentación del novel grupo “Weather Report”, que causa gran asombro por el estilo y concepto que maneja, resultando toda una aportación.
Una de las presentaciones más importantes fue la del genial Charles Mingus, quien hizo en 1976 la verdadera inauguración de una de las mejores salas del mundo, la Nezahualcóyotl. Hay que recordar que Mingus muere a principios de 79 en la ciudad de Cuernavaca.
1980-1990
Es una de las décadas más grises en el Jazz Nacional, pero no por eso la creatividad fue menor. La etapa se caracterizó por producirse festivales internacionales de primera y única emisión. Fueron pocas las ocasiones en que músicos mexicanos abriríamos conciertos. Productores como Fernando Díez de Urdanivia, quién había tenido larga trayectoria como promotor de música clásica, desarrolló con el auxilio de un servidor presentaciones de grandes creadores como Woody Shaw, Dexter Gordon, Bobby Hutcherson, Chick Corea, The Heath Brothers, Cal Tjader y muchos más. Algunas instituciones como la UNAM, Bellas Artes, la Embajada de los Estados Unidos, el Instituto Alemán Goethe y la Embajada de Francia, invitan a grupos y solistas de Jazz, permitiendo al público y a los músicos tener una visión más completa del panorama jazzístico mundial.
Entre los artistas que se consolidaron en estos diez años están el pianista de gran calidad Héctor Infanzón fundador del excelente grupo “Antropoleo”; el tecladista Gerardo Bátiz; el fino contrabajista Agustín Bernal; el grupo de etno-fusión “Astillero”, el versátil baterista Tony Cárdenas, el guitarrista Eduardo Piastro, el grupo “Tierra Firme”, el saxofonista Remy Álvarez y el extraordinario baterista de gran experiencia Salvador Merchand quien ha grabado con casi todos los solistas mexicanos, ha alternado con muchos creadores brasileños y caribeños, y ha compartido el escenario con destacados músicos norteamericanos como Grover Washington Jr., de entrañable memoria.
Otro de los pianistas que desde fines de los ochenta ha obtenido una buena cantidad de reconocimientos es Luis Zepeda, quien posee gran capacidad técnica aunada a un gran sentido del swing. El guitarrista Roberto “Betuco” Arballo es uno de los jazzistas que más frecuentemente colabora con músicos de la costa oeste, como el propio Abraham Laboriel, Alex Acuña y Clare Fischer entre otros.
A pesar de todas las dificultades, el Jazz en México estaba mejorando cada día y no sólo en la ejecución musical, que es la parte técnica, sino en lo más importante, que es un idioma propio, con características de nivel internacional.
Surge en estos años un club de Jazz con buenos perfiles, donde se presentaron casi todos los artistas locales y, desde luego, algunos músicos internacionales. El nombre que se le dio al lugar y que sobrevivió hasta mediados de los 90 fue: “El Arcano”.
1990-2000
Mucho del panorama de la anterior década se refleja en ésta. No ha regresado una época tan fructífera como la de los 60; sin embargo, la calidad del músico de Jazz mexicano es cada día más reconocida en el mundo, a pesar de que no se cuenta con apoyos, ni el reconocimiento por parte de autoridades e instituciones. Aun así, en esta década se han producido más discos compactos de Jazz local que en todas las anteriores juntas. Ha existido el impulso de renovar el material musical en cuanto a repertorio, procurando no hacerlo tan repetitivo, e intentando crear una voz genuina para nuestro Jazz.
Dentro de los festivales internacionales realizados, hemos podido disfrutar de la presencia de Cecil Taylor, Michel Camilo, Chick Corea con varias formaciones, Herbie Hancock, Dave Valentin, Freddie Hubbard, Paquito D’Rivera entre otros importantes músicos de todo el continente americano. Pero la mayoría de las presentaciones han sido de músicos europeos como Manfred Schoof, Michel Petrucciani, Uli Lenz, Rainer Brüninghaus, Giorgio Gaslini y muchos otros. Menciono a éstos que son con quienes los jazzistas mexicanos hemos compartido el escenario. Por desgracia la mayoría son festivales o presentaciones sólo para los extranjeros.
Los productores han limitado el Jazz nacional a las pequeñas salas de concierto y han creado entre las nuevas generaciones de “escuchas” del Jazz un desconocimiento casi total de lo que ocurre en México y en el extranjero. La mayoría de quienes estén leyendo estas líneas, jamás han considerado a México como una posible potencia en el Jazz.
De los creadores noveles podemos destacar al saxofonista Diego Maroto, al clarinetista y saxofonista Marcos Miranda, quien maneja un idioma realmente único, a la extraordinaria cantante Iraida Noriega hija de Freddy, que en realidad es la primera cantante con potencial internacional, al guitarrista Julio Revueltas de familia de grandes artistas; al bajista Pepe Hernández ya dedicado al Jazz. Pepe Morán, hijo del desaparecido “Chilo”, inicia sus proyectos, y aparecen grupos de fusiones étnicas como: “Xaman”, “Obsidiana”, “Jazztlán”, y desde luego el solista más importante en este idioma: Antonio Zepeda, quien ha tenido oportunidad de presentarse en festivales europeos.
Hay muchos más pero éstos son, sin lugar a duda, los más representativos. Al mismo tiempo se ha creado una serie de agrupaciones con mínima calidad y escolaridad, pero por falta de preparación y desconocimiento del auditorio, son aceptados en las salas de concierto y en los pocos festivales nacionales donde causan desasosiego entre quienes los escuchan.
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