La respuesta a mi pregunta fue obvia, porque en aquella carretera de cien kilómetros, es un camino recto, y simplemente no hay absolutamente ninguna salida para ninguna parte hasta llegar al litoral.
Sonreí por lo absurdo de mi pregunta y como era habitual en mí, exclamé de forma espontánea en ingles: ¡OK, let´s go!, o sea, vámonos en inglés.
Nuevamente, me sorprende cuando me responde: ¡well, go ahead!, es decir “Bien, vamos adelante” también en inglés.
En Brasil, la gente es muy común, e inclusive la de élite, más aún en aquellos años cuando no existía internet, suelen ser muy simples en su manera de ser y de comportarse, por lo tanto, la forma de expresarse de mi acompañante en ingles, era algo totalmente fuera de lo común, ya que muy pocas personas hablaban inglés en ese tiempo, lo que no era común en la mayoría de la gente.
Su aspecto, era el de un típico hombre europeo, presumiblemente sajón, y su forma de hablar era bastante cargada por un fuerte acento extranjero.
Siendo medianamente calvo, parte de su cabello, así como su barba y bigote eran blancos y estaban perfectamente bien recortados. Vestía un pantalón de pana verde oscuro, acompañado de una fina camisa a cuadros, tipo escocesa, debidamente abotonada hasta los puños; sus zapatos marrones, con suela de goma, lucían impecablemente lustrados, y toda su vestimenta, era fina y tenía el aspecto obviamente de ser de origen extranjero.
Realizando un rápido pero minucioso análisis de mi inesperado pasajero, traté de saber a quién había colocado dentro de mi auto, y cuales podrían ser las consecuencias. Pero, indudablemente, todo indicaba que tenía a mi lado a alguien que parecía ser un individuo de muy fino trato, y nada peligroso.
Observando que no viniera tránsito por la carretera, puse en marcha el automóvil y entré en la pista de circulación. Así que avanzaba los primeros metros, se me ocurrían mil preguntas para hacerle a mi inesperado acompañante que, tal vez, me haría el viaje más ameno.
De las cosas que tenía certeza, era que se trataba de un sujeto de muy buen nivel, y también, que no era un individuo de escasos recursos económicos, porque al sentarse de forma erguida, colocó sus manos apoyándolas sobre el bastón, donde pude percibir, que portaba un hermoso, delicado y bien trabajado anillo, obviamente de oro, que lucía las iniciales HM dentro de un hexágono, al igual que en el puño de su bastón que tenía detalles en plata y oro con las iniciales HM también en relieve dentro del hexágono. Obviamente, no son cosas que se encuentren casualmente en una joyería, excepto, que se manden hacer a pedido especial. Pero... ¿por qué estar en la carretera y pedir que le lleven? Esa era mi inquietud.
Esto, momentáneamente, aumentaba aún más mi intriga sobre el sorpresivo visitante, quien, más que temor, ahora me generaba interés.
Así que el auto adquiría velocidad de crucero en la carretera, comencé con mi interrogatorio… ¿Vive usted por esta zona?, ¡No, más adelante! Es hacia dónde vamos – respondió.
Ah, ¿Qué estaba haciendo por acá? ¡Esta zona es muy desolada y peligrosa!
Indagué…
¡Como puedes ver, estoy paseando en auto por la carretera! Me responde sonrientemente. Bien esa fue otra de sus respuestas incontestables, que me dieron un “knock-out” y me hicieron sonreír.
Esto me llevó a reaccionar que debería ser bastante más inteligente en mi interrogatorio, porque aquel viejito, era más listo de lo que yo pensaba, y mi inteligencia, no tendría posibilidad de superar la objetividad de sus simpáticas respuestas.
- ¡Pero…! ¿Venir a pasear a este lugar?, ¿Cómo llegó hasta aquí, caminando? – ciertamente esta fue otra de mis absurdas preguntas… porque rápidamente me contestó… ¡Llegué de la misma forma en que estoy regresando! – vengo de paseo con alguien en su auto, y retorno con otro. Me mira, sonríe nuevamente, y afirma… ¡nada mejor que pasear y conocer a gente nueva! Todos tienen siempre algo para brindar, sus conocimientos, actividades, inquietudes, y eso me distrae bastante.
- Pero… mismo así… ¡puede ser algo peligroso! - Afirmé.
¡No, no lo es! Yo tengo mis mecanismos de protección – respondió.
Internamente, sin decir palabra, pensé – bueno, ¡este hombre debe ser un maestro en artes marciales, aunque a su edad debe de ser algo difícil luchar!
Como si hubiera leído mi pensamiento, afirma… “y no preciso saber luchar artes marciales”
Una vez más, no pude evitar sonreír y quedar totalmente perplejo, porque, obviamente, él era alguien verdaderamente magistral y parecía saber lo que yo estaba pensando.
Una vez que yo había arrancado con este interrogatorio, me di cuenta de que tenía a mi lado a una persona que además de ser muy preparado, era alguien a quien no le ganaría en sutileza y simpatía, así que me aflojé, como entregándome, delante de un grande pero experto adversario.
- Mi nombre es “Malden, Helder Malden”, me dice en tono de presentación.
- ¡Mucho gusto!, le respondí, yo soy Alex… Bueno, en realidad, mi nombre es Alexis, pero aquí, casi nadie lo consigue pronunciar correctamente.
- ¡Entonces! Alexis... – Déjame ver... piensa un poco y dice: ese nombre es de origen griego, y significa – el que defiende al hombre – o sea, el protector – tiene una naturaleza emotiva, muy activa y perseverante, también, es el de un individuo de mucho criterio, pero que, además, le interesan los misterios. ¿No es cierto? – Indicó, observando mi reacción.
- ¡Bien…! Sonreí - Realmente, no sé lo que decir – Afirmé, porque me sentí identificado.
- Bueno, todo eso, parece concordar plenamente con mi personalidad. ¿Cómo es que Usted lo sabe? – Indagué…
Eso es parte de mi trabajo, pero es algo de lo que ya hablaremos, así que cuéntame, ¿a qué es lo que tú te dedicas?
-Bien, yo soy Proyectista de Ingeniería, pero en este momento, estoy dedicado a una actividad, es decir, una iniciativa de negocios, y no precisamente al área industrial. Yo cursé varios estudios, en Aeronáutica, Proyectos de Ingeniería, soy Piloto Privado y también hice una introducción a Psicofísica.
Nada demostraba otra intencionalidad que la de un hombre culto, que, aparentemente, tan solo aspiraba a mantener una conversación amistosa. Aunque, por momentos, me sentía como si estuviera siendo sometido a un interrogatorio tipo “entrevista para empleo”, es decir, algo así como si se estuviera evaluando mi preparación y mi personalidad a cada paso o respuesta que yo contestaba.
Estaba dirigiendo, así que no podía disminuir la atención de la autopista, por lo cual, no podía fingir ni manipular mucho mis respuestas, y simplemente, respondí a sus preguntas con total naturalidad, sin ninguna clase de temor.
Entre una serie de preguntas me cuestiona...
- Alexis, usted tiene una buena preparación, ¿Por qué salió de Uruguay?
Esta pregunta me descolocó, porque yo no había mencionado cual era mi nacionalidad.
Inmediatamente, adivinando mi pensamiento, Malden acrecentó…
Además del acento, vi el adhesivo en el trasero con la bandera de tu país.
Entonces, contestando a esta última interrogante, le expliqué…
Bien, en realidad, la crisis interna en la década de los años 70 y la necesidad de un crecimiento profesional, me hicieron optar por venir a Brasil, así es que aquí estoy… desde 1974. Respondí.
- ¿Entonces te interesa el crecimiento profesional?
Sí claro, el hombre que no crece, simplemente vegeta en la vida y jamás puede sentir orgullo de sí mismo, contesté.
Ahí, yo invertí la jugada e indagué…
- Y usted… ¿de dónde es?
- Bien, te diré, yo soy ciudadano británico, aunque nací en Rumania, mi madre era rumana y mi padre inglés… Yo, seguí los pasos de mi padre, soy Profesor de Historia, Arqueología y Antropología.
Читать дальше