Por todo ello se necesita imperiosamente del cambio radical lejos de las rutinas formales, de los humanitarismos, acabando con el condicionamiento en sus múltiples formas a fin de llegar a una mutación radical de la consciencia. Ésta fue la siembra de aquel maestro.
Resumiendo sobre lo dicho, Krishnamurti expone que es la actividad mental lo que se interpone entre nosotros y nuestro fondo, enseñanza que se repite en otros maestros. Para ver cómo funcionan esos pensamientos se necesita, según Krishnamurti, de un espíritu extraordinariamente vigilante, alerta, estar siempre despiertos frente a la complejidad del proceso de ese pensamiento, sus reacciones, emociones, para desarrollar la consciencia. Douglas E. Harding considera a Krishnamurti como de una espiritualidad psicológica. Capra, siempre agradecido, expresa sin embargo que Krisnhamurti hablaba y que nunca escuchaba, y además no decía cómo obtener esa libertad a la que se llega al liberarse de los pensamientos. Wilber expresa que este maestro no entendió la dinámica de su propia transformación y por eso estaba mal preparado para transformar a los demás, debido posiblemente a su despertar espontáneo.
Lo que es innegable es la gran influencia de Krishnamurti que, aunque sin discípulos que lo sigan, ha marcado caminos de personas que son hoy influyentes en el avance de la consciencia. Creo que es muy difícil enjuiciarlo. Como si cada maestro auténtico, como perteneciente a esa especie de sembradores de la verdad, escogiera una adecuada vía de enseñanza para él, y de aprendizaje para el discípulo que se le acerca.
Otros maestros que desde el siglo pasado han marcado la espiritualidad hindú como Ramakrishna, Vivekananda, Aurobindo, van día a día penentrando en el buscador occidental.
Ramakrishnadio el mensaje final del hinduismo al mundo, dice de él Au-robindo: «un fulgurante océano de consciencia, fuerza, dicha (sat-chit-ananda)». Añadió el camino del raja yoga. Murió en 1886, pero Vivekananda, su mensajero, lo explicó por el mundo hacia 1902.
Ramana Maharshienseña que la auténctica naturaleza del hombre es la felicidad, la desdicha proviene de que la gente ignora su verdadero yo, los actos del hombre se vuelven de reflejo contra él. Para Ramana M. el yo mental no existe, pues no hay nada fuera del ser.
Aurobindoencierra el mensaje planetario jamás conocido hasta ahora, el mensaje de que el vértice de la existencia biológica es el mensajero evolutivo de la supramentalidad, el secreto de los antiguos rishis . Sri Aurobindo y Madre, de nuevo síntesis Oriente-Occidente, nos legaron todo un proceso de evolución física como evolución de la supraconsciencia en la Tierra, descubriendo la consciencia-fuerza, la consciencia-alegría, la consciencia planetaria-solar-cósmica, en el cuerpo. En los últimos tiempos y a través de Satprem nos ha llegado una minuciosa explicación de esa inmersion de la fuerza supramental en el cuerpo y de su proceso de transformación en esa ley de expansión de la vida que encuentra en la muerte uno de sus principales obstáculos. También a través de él nos ha llegado la vibración íntima de Madre, sus relatos de Agenda , el escalofrío de un ser impresionado e impresionante que holla un mundo apenas revelado, que salta como un anfibio desde lo mental a lo supramental llevando sus células consigo, yendo más abajo de la mente física, más abajo de la materia, en una aventura de la consciencia que transgrede la mentira de la enfermedad y de la muerte, arribando desde un mástil terrenal a una salvación que es física, que arrastrará morfogenéticamente al resto de la especie: el secreto de los antiguos rishis , lo que lleva consigo un crepúsculo y un nuevo ser que investiga la fuerza de las mutaciones celulares. Todas sus enseñanzas son el acercamiento cauteloso a esa potencia.
Con la divulgación de las vivencias de Gopi Krishna(India, 1903-1984) se produjo una avalancha de practicantes de Kundalini, en comunidades o en solitario. También desde una perspectiva científica en el centro que fundó en Nueva Delhi (India) –Institute for Kundalini Research–, se investiga todo el proceso. Gopi Krishna reaviva el yoga, el yugo-unión con el cosmos a través de la unión con la Tierra. Critica las torturas autoinfligidas para conseguir saciarse de experiencia espiritual porque ello está lejos del conocimiento de una naturaleza que no tiene principio ni fin.
Gopi Krishna meditaba todas las mañanas antes de la salida del sol. Se le puede imaginar en esa placidez y quietud que da la India, sentado en algún lugar silencioso en su modesta casa; sin embargo, después de una subida de Kundalini «accidental», de una fulgurante explosión de luz, todo cambió y además todo se trastocó. A partir de aquí Gopi soportó un proceso doloroso que le hizo incluso dudar de su cordura y que le acercó a la enfermedad y la muerte, hasta que después de varios años llegó a comprender la naturaleza de su propio despertar: iluminación. De haberle sucedido en Occidente, probablemente se habría consumido en el rincón de un psiquiátrico… pero sucedió en la India. Tal vez, como él expone, el proceso tuvo que ser así, recorriéndolo y redescubriéndolo por sí mismo, para comprenderlo en su totalidad sin la mediación de las guías, sin la ayuda de los aparentemente sabios del lugar. Desde el día en que la luz estalló en su cabeza, Gopi Krishna no ha parado hasta su muerte.
Primero su arduo aprendizaje, después sus enseñanzas, fundando centros donde investigar, a fin de abrir a la humanidad a esa enorme fuerza de Kundalini: una energía activa en millones de seres inteligentes de todas las naciones, que crea incluso trastornos físicos y psíquicos, en gran parte debido a la ignorancia de las modernas terapias sobre este proceso. En fin, todo una vía de construcción por parte de la Naturaleza de un nuevo centro de consciencia de alta potencia en el cerebro. Es preciso que una corriente de energía psíquica potente suba desde la base de la espina dorsal hasta la cabeza para que la consciencia humana pueda trascender los límites ordinarios y el sistema cerebroespinal se someta a un cambio radical en un proceso biológico que conduce a cambios bioquímicos en la composición de la energía psíquica que alimenta el sistema nervioso y el cerebro, lo cual resulta en una transformación de la consciencia. Ésta sería la fase final del actual impulso evolutivo del hombre que guía a la humanidad, según Gopi Krishna. Sus experiencias conectan con las investigaciones sobre fisio-Kundalini del psiquiatra Lee Sannella. Todo esto no tiene nada que ver con el deseo incontrolado de poderes y dones psíquicos y milagrosos.
Dentro del legado de los indios americanos no quisiera olvidarme, por su impacto, de Alce Negro. El relato que hizo el maestro Alce Negro, hombre de conocimiento de la tribu de los oglala (sioux) a John Neihardt en 1931, representa una biblia chamánica que se regaló a la humanidad. Enseñanzas que posteriormente van a tener una enorme resonancia en las experiencias que Don Juan indujo en Carlos Castaneda, creándose una saga que despertará a millares de personas hacia el chamanismo y la búsqueda. En las enseñanzas de Alce Negro se pone de manifiesto el respeto vital por la tierra, por sus animales, sus plantas, sus ciclos, etc., en el mejor sentido que hoy se le pueda dar a la palabra “holista”, también en la esperanza de un reverdecer ante el holocausto indígena que se engendraba con la conquista y que tiene su escena patética en la matanza colectiva, en el hambre, y en el asesinato de Caballo Loco. Alce Negro le comunica a John su conexión con las fuerzas de la naturaleza, con los seres del trueno y de la lluvia, le relata su proceso de “locura terrorífica” durante su aprendizaje hacia el conocimiento, pero… «el mundo, compréndelo, es más feliz después del terror de la tormenta», sus canciones de energía y, lo que es más sorprendente, un proyecto futuro de reverdecimiento de un mundo real, al que Alce Negro tiene ya acceso y del que la existencia no es más que «un mortecino sueño remedado». Por eso tal vez Alce Negro habla de la ascensión del lucero del alba, hermosísimo y apacible: «lo ceñían nubes de cara de niño que me sonreían, las caras de los que no habían nacido aún». También de que diga que Wanekia (quien hace vivir) –el hijo del Gran Espíritu– «les narró que se aproximaba otro mundo, como una nube. Surgiría en un torbellino del oeste y destrozaría todo lo viejo y moribundo que hay en la Tierra».
Читать дальше