Todos señalan este momento como un tiempo donde las cosas se pondrán en su sitio, donde se producirá una transformación tan grande que el individuo cambiará radicalmente su forma de pensar y de ver el mundo.
Pasaremos a un nuevo nivel de conciencia como humanidad, se cumplirá la profecía que dice: «Cuando el águila del norte vuele con el cóndor del sur, el espíritu de la tierra volverá a despertar».
El águila representa el enfoque de la mente, la polaridad masculina y el norte; el cóndor simboliza la suavidad del corazón, la polaridad femenina y el sur.
Cuando estos dos aspectos de la conciencia funcionen juntos la entera humanidad dejará de sobrevivir para experimentar la maravillosa aventura de vivir.
El camino transitado como humanidad
Vivimos una época gloriosa en nuestro proceso evolutivo, una época donde el corazón dejará de ser un subordinado de la mente para cumplir su verdadera función que es guiar nuestra vida a través de la voz de la intuición con absoluta precisión. Curiosamente, la ciencia se suma a la espiritualidad y nos dice cómo lograr esta coherencia entre el cerebro y el corazón, y nos abre la puerta a un nuevo espiral evolutivo, a una transformación radical de la conciencia para dejar de ser títeres del destino y comenzar a crear la realidad que queremos experimentar. Esta dimensión donde todo es posible existe y para acceder solo tenemos que cambiar de paradigma.
Estamos inaugurando la edad de oro, la era de fuego, que nos conduce a la tierra prometida, el reino de los cielos, ese estado de conciencia donde solo es posible vivir bien, no existe otra manera de vivir en esa dimensión que hoy está pulsando en nuestros corazones, haciendo fuerza para manifestarse en cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción.
Estamos aquí en este tiempo porque elegimos ser parte de este glorioso despertar y hacer nuestro trabajo que consiste en reproducir el diseño divino en este mundo material para crear una nueva realidad sobre la base del paradigma del amor, la belleza, la armonía y la paz.
Esta nueva realidad que está naciendo pondrá fin a la herejía de la separatividad.
Hace miles de años entramos en una dimensión de limitaciones conocida como el «Valle de Lágrimas», donde vivir requiere de esfuerzo y sufrimiento, pero en las últimas décadas del siglo XX, empezamos a vislumbrar tendencias espirituales que nos conducen a un nuevo espiral evolutivo para comenzar a un nuevo día galáctico, señalado como la edad de oro donde el único paradigma regente será el amor.
Este proceso evolutivo está registrado en el árbol de la vida un mapa de la conciencia donde podemos ver claramente el desarrollo de las distintas razas hasta llegar a este momento trascendental para toda la humanidad.
Vemos en este diagrama que las dos primeras razas: la hiperbórea y la polar están fuera del mapa, por debajo de la esfera que simboliza el mundo material, y esto es así porque nuestros cuerpos eran sutiles y carecían de densidad. El nivel físico que hoy tenemos lo logramos en la tercera raza conocida como lemuriana ubicada en la esfera de malkut que simboliza la materia, durante este período tuvimos que desarrollar nuestro cuerpo físico y ensamblarlo con los sentidos, para lograrlo trabajamos con las instrucciones y herramientas del hatha yoga , este proceso que nos llevó miles de años nos permite a hora percibir el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos.
La siguiente etapa de la puesta a punto de nuestro equipo humano fue el desarrollo y reconocimiento del cuerpo emocional, este proceso lo hicimos durante la raza atlante, en esta etapa evolutiva aprendimos a reconocer que había algo más que lo que podíamos percibir con los cinco sentidos, y aprendimos a conectarnos con ese «algo» superior a través de rituales, oraciones, mantras y devociones. Este período está señalado en el mapa en la esfera de yesod que representa el psiquismo.
Luego, vino la etapa de desenvolvimiento del cuerpo mental, que actualmente estamos viviendo como raza aria y que ya está terminando. Durante este proceso utilizando las instrucciones del raja yoga desarrollamos al máximo nuestra capacidad intelectual, y descubrimos el poder que tienen nuestros pensamientos. Este período está señalado en el nivel mental del mapa de la conciencia que son las esferas de netzaj y hod .
La personalidad ensamblada
Así, nuestro equipo físico representado por el cuaternario inferior fue ensamblándose y llegó a completarse en todas sus funciones físicas, emocional y mental que podemos ver representado en el «Árbol de la Vida» por las cuatro sefirot inferiores: Malkuth que representa el cuerpo físico, yesod que representa el cuerpo psíquico-emocional y Hod —hemisferio derecho— y Netzaj —hemisferio izquierdo— representan nuestro cuerpo mental, todos ellos fueron perfeccionándose a través de las distintas razas, hoy tenemos este nivel humano completo y activo.
Por eso, estamos preparados para ingresar a un nuevo nivel de conciencia, siguiendo las instrucciones del Agni yoga, un nuevo sendero evolutivo que nos conducirá al inicio de una nueva raza, la raza solar.
El cuarto yoga o sendero de síntesis, nos guía en el trabajo de la apertura del cuarto chakra o centro cardíaco. Este cuarto yoga de síntesis, es el centro de equilibrio de todos los yogas . Los tres más conocidos son:
Hatha yoga, Bakti yoga, Raja yoga . Los tres yogas superiores aparecerán en el futuro a medida que la humanidad en conjunto avance en su desarrollo espiritual, pero todo esto inicia con la apertura del cuarto chakra .
Si tenemos en cuenta que vivimos en un universo de orden septenario regidos por el número siete, veremos que el número cuatro en esta secuencia ocupa el centro; si pensamos en los siete rayos cósmicos y los siete centros o chakras relacionados con los mismos, veremos que el cuatro se relaciona con el cuarto chakra que en el cuerpo físico es el corazón y que separa los tres centros inferiores de los tres centros superiores, y el cuarto yoga es el centro de equilibrio de todos los yogas , los tres ya transitados.
El Agni yoga también es llamado la ciencia del corazón, señalando Claramente donde tenemos que centrar nuestro trabajo en esta nueva etapa evolutiva.
La activación del centro cardíaco nos permitirá transitar una dimensión donde cada humano se va a reconocer como hijo de Dios, será el fin del hombre sufriente y esclavo de sus miedos y limitaciones.
Al atravesar este umbral daremos por finalizada una etapa de carencias y sufrimientos.
Estas son dos corrientes que se unen para hacer posible el gran salto evolutivo hacia una nueva realidad.
En oriente por miles de años se dedicaron a estudiar y practicar los distintos yogas con el propósito de despertar la espiritualidad. Estos senderos contienen información valiosa para cada etapa de nuestra evolución, el último yoga , el Agni conocido como la «Ciencia del Corazón» es el camino a transitar en este preciso momento para dar un salto cuántico en la conciencia de la humanidad. Este cuarto yoga llegó a occidente con la difusión que hizo la señora Helena Roerich y su esposo Nicolás Roerich a principios del siglo XIX.
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