Hippolyte Prosper Olivier Lissagaray - La comuna de Paris
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En la Comisión de Enseñanza se regula la enseñanza laica y se organizan dos escuelas profesionales, peticiones realizadas por los adheridos a la Internacional y algunas cámaras sindicales. Al mismo tiempo, se realizan en algunos distritos campañas favorables a la gratuidad de la enseñanza (distrito xx).
La reforma del sistema judicial, basada en la necesidad de disponer de unos servicios de justicia gratuitos y en la elección de los jueces, era deseada por los miembros de la Comuna. Protot, delegado de la Comisión de Justicia, no pudo realizar más que algún arreglo en el sistema vigente, lo que provocó algunos descontentos en la opinión popular. Por último, la vacilación y la no nacionalización de la Banca llevó a que la Comuna se hallara siempre sometida a un insuficiente presupuesto para abordar los problemas de la guerra y de la organización interior, a pesar de los préstamos que tomó , y de que el gobierno de Versalles pudiera utilizar fondos de la Banca para destruir la Comuna.
Respecto a las divergencias entre el poder político y el militar, es necesario destacar que varios organismos se disputaron la dirección de los asuntos políticos y militares, el Comité Central de la Guardia Nacional, el Consejo de la Comuna y el Comité de Salud Pública. Pero el problema fundamental no era el de qué organismo detentaba la delegación del poder popular, sino de si el poder militar debía estar sometido al poder político o mantener una autonomía total, y de cuál era la organización más apropiada de este poder militar, pues no podemos olvidar que el primer y más importante problema de la Comuna era la guerra. El Comité Central de los veinte Distritos incluía en su programa para las elecciones comunales el mantenimiento de la autonomía de la Guardia Nacional, el reconocimiento del principio de elegibilidad de todos los jefes militares y la subsistencia de la organización federativa del ejército popular parisino. Además, la supresión del ejército permanente en el interior de la ciudad 48. La Comuna llevó a cabo la última de las reivindicaciones, al disponer la supresión del reclutamiento. Pero la autonomía de la Guardia Nacional quedó mermada al constituir como jerarquías militares superiores a la comisión militar (entre los que destacan Pindy, Eudes, Duval...) y el delegado para la guerra (entre los que destacan Cluzeret, Rossel y Delescluze). Con estos dos organismos se aseguraba la dirección política del aparato militar. Estas medidas llevaron a una continuada lucha entre los órganos de la Comuna y los de la Federación de la Guardia Nacional. La preponderancia de los órganos civiles es sostenida generalmente por toda la literatura revolucionaria comunalista, aunque de forma más acentuada por los socialistas federalistas que por los jacobinos y blanquistas.
El intento de explicar las causas de la inexistencia de una estrategia política definida y determinada nos llevaría, necesariamente, al estudio, no solo del modo de producción existente en Francia a mediados del siglo xix, sino al de la formación social dominante, y al análisis de las clases y capas sociales que intervinieron en la constitución de la Comuna, de sus necesidades político-económicas y de la correlación de fuerzas entre estas clases sociales. También al análisis de las organizaciones y de grupos dirigentes en determinados aspectos de cada una de las clases sociales interesadas en el derrocamiento del gobierno de Versalles y en la instauración de un poder popular. Es necesario considerar que todo este análisis debe realizarse en el marco de una situación de guerra con el imperialismo prusiano.
Ahora bien, lo que sí puede afirmarse, pues la realidad de los acontecimientos lo confirma, es que la Comuna fue el intento de una revolución popular, ya que no debemos olvidar que en la Francia de 1871 el proletariado no formaba la mayoría del pueblo. Y la revolución no podía ser popular si no englobaba tanto al proletariado como a los campesinos como fuerzas sociales fundamentales del pueblo. La Comuna intentó esta alianza, mediante los movimientos comunalistas que se produjeron en otras poblaciones aparte de París, si bien no alcanzó sus objetivos por las múltiples causas internas y externas conocidas. De todas formas, aunque la clase obrera compartiera el poder con las clases medias parisinas, destaca el reflejo del papel dirigente que jugó la clase obrera en el seno del movimiento popular, como indica Marx en La guerra civil en Francia 49 , al escribir que «era esta la primera revolución en que la clase obrera fue abiertamente reconocida como la única capaz de iniciativa social incluso por la gran masa de la clase media parisina (tenderos, artesanos, comerciantes), con la sola excepción de los capitalistas ricos. La Comuna los salvó, mediante una sagaz solución de la constante fuente de discordias dentro de la misma clase media: el conflicto entre acreedores y deudores» 50.
Si bien la clase obrera no fue la única detentadora del poder político, ya que comerciantes, artesanos y profesionales liberales jugaron también un importante papel, la Comuna ha servido de importante experiencia para el movimiento obrero posterior y para la elaboración de la teoría socialista del poder y del Estado, además de que supo combinar el problema nacional, surgido de la invasión prusiana, con el internacionalismo propio de la clase obrera 51.
Marx mismo aprovechó esta experiencia en su lucha posterior, destacando la elaboración realizada a raíz del Congreso de Gotha 52.
Posteriormente, cabe señalar el desarrollo llevado a cabo por Lenin, destacando sus folletos El Estado y la Revolución , La Revolución Proletaria y el renegado Kautsky, además de su aplicación práctica a partir de la Revolución Rusa.
Los rasgos fundamentales de la experiencia de la Comuna, extraída por Lenin y la generación bolchevique de 1917, se condensan en los puntos siguientes, elaborados por Lenin en abril de 1917 53: «1º La fuente del poder, no está en una ley, previamente discutida y aprobada por el Parlamento, sino en la iniciativa directa de las masas populares desde abajo y en cada lugar, en la toma directa del poder, para emplear un término en boga. 2º Sustitución de la policía y del ejército, como instituciones apartadas del pueblo y contrapuestas a él, por el armamento directo de todo el pueblo; con este poder guardan el orden público los mismos obreros y campesinos armados, el mismo pueblo en armas. 3º Los funcionarios y la burocracia son sustituidos también por el poder directo del pueblo, o, al menos, sometidos a un control especial, se transforman en simples mandatarios, no solo elegibles, sino amovibles en todo momento, en cuanto el pueblo lo exija; se transforman en casta privilegiada, con una elevada retribución, con una retribución burguesa de sus puestecitos , en obreros de un arma especial, cuya remuneración no exceda al salario corriente de un obrero calificado. En esto, solo en esto, radica la esencia de la Comuna de Paris como tipo especial de Estado».
Francesc Bonamusa
(Agosto de 1970)
1.- Citemos entre las obras más interesantes las de Georges Bourgin, Histoire de la Commune , París, 1907; La Guerre de 1870-1871 et la Commune , París, 1939; Maurice Dommanget, Hommes et choses de la Commune , Marsella, hacia 1937; Edouard Vaillant, un grand socialiste (1840-1915), París, 1956; Henri Guillemin, L’héroïque défense de Paris (1870-1871), París, 1959; Heinrich Koechlin, Die Pariser Commune im Bewusstsein ihrer Anhänger , Mulhouse, 1950, trad. castellana, Buenos Aires, 1965; Guy de La Batut, Les Pavés de Paris. Guide illustré de Paris révolutionnaire , París, 1937; Albert Ollivier, La Commune , París, 1939 , trad. castellana, Madrid, 1967; Edward S. Mason, The Paris Commune. An Episode in the History of the Socialist Movement , Nueva York, 1930.
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