En fin, queridos amigos, la intención oculta de este libro es ambiciosamente pedagógica. Pero ojo: no estoy diciendo “Así se hace”, sino “Así lo hago yo”, que es muy distinto. Si logran neutralizar las probables sospechas de pedantería, quizás este sea un libro útil para más de alguno, y con ello habrá cumplido su propósito cabalmente.
PATRICIO MANNS
Costa de Montemar
Octubre 2004
Recuerdo el muelle opaco
Mi pecho como fragua
Una nave inflexible flotando
En el hechizo de las luces
Que giran sobre el fulgor
Del agua amarga y tierna
De este feroz Valparaíso.
Recuerdo tu silueta
Parada sobre el puente
Y me recuerdo solo
Y desecho en el asfalto
Con una red de surcos
Rompiéndome la frente
Y el corazón quebrado
Por tu luz desde lo alto
Recuerdo tu pequeño
Pañuelo tiritando
Como un pájaro herido
Sangrando en pleno vuelo
Y tu intensa y secreta
Mirada contemplando
El derrumbe infinito
De mi alma bajo el cielo
Te recuerdo entre cuernos
De neblina gimiendo
Y otra vez tu pañuelo
Y tus dos ojos zarcos
Y la rabia incansable
De mi cuerpo rugiendo
Al infame horizonte
Donde mueren los barcos
1998
Al norte la patria mía
Leyenda de una proeza
Es un gigante reseco
De tanto alumbrar riquezas
Se fue llenando de huecos
Al norte la patria mía
Cada dólar que llega
Como coneja
Tiene mil pariciones
Luego nos deja
Cada dólar que llega
Como coneja
Como coneja ay sí
De mal agüero
Va pariendo miserias
Por el trasero
Y ahora —¡Quién lo diría!—
Tierra baldía
1965
Presidente:
He marchado por las calles del mundo
Las plazas y los parques,
Los lagos, los volcanes
Los ríos memorables
Los páramos, las ruinas
Los trigales, los bosques llenos de voces verdes
En busca de tu nombre
Y allá encontré tu nombre
He pescado botellas en el mar con tu rostro
Dibujado en oscuros papeles navegantes,
Y poemas tallados a cuchillo en las mesas
De bares infinitos, cerca del fin del mundo,
Pero en Chile, tu patria,
No hay nada que te nombre.
Tú no estás en las calles de Chile, ni en sus muros
No estás en los mercados ni en las escuelas rotas
Pero sí en la memoria de los que defendiste
Con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal
Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo, Allende
Presidente: está escrito tu nombre en una estrella
Y Salvador Allende se llaman los tranvías
Los barcos castigados que surcan el oleaje
Los trenes sudorosos de aceites y de lluvia
Pero en tu patria nada lleva tu nombre, Allende
No volverás jamás puesto que no te has ido
No partirás jamás puesto que te quedaste
No borrarán tu gesto ni esconderán tu sangre
Ni harán de tu legado un manuscrito muerto
Pues eres parte altiva de la historia de Chile
Tú no estás en las calles de Chile ni en sus muros
No estás en los mercados ni en las escuelas rotas
Pero sí en la memoria de los que defendiste
Con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal
Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo, Allende
Hay que escribirte en las murallas
Hay que sacarte del silencio
Hay que romper la cordillera para que vuelvas a caballo
Hay que abrir huecos en el cielo para que bajes como un rayo
Hay que abrir tumbas y panteones para que subas de la muerte
Porque no hay nada que nos una como tú, Salvador Allende
Porque no hay nada que nos una como tú, Salvador Allende
Porque no hay nada que nos una como tu Salvador Allende
Porque no hay nada que nos una como tu Salvador Allende
Como tú, Salvador Allende
2001
Antes de amar de nuevo, lava tu corazón
Con agua y con ceniza que sean verdaderas:
Así el recién venido sabrá que has olvidado
Al otro que ocupaba tu vida aventurera.
Antes de amar de nuevo, desata las amarras
Que te retienen lejos, en horizonte extraño:
Ignoras lo que vale conquistar un minuto
Cuando orgullosamente te has dormido mil años.
Se ama de pie en un mundo confuso y desgarrado
Que apenas da reflejos de algo mucho más bello:
Para alcanzarlo basta con limpiar la mirada
Y sin duda sabrás lo que es aquello.
Antes de amar de nuevo, llora un poco en silencio,
Haz como hace la lluvia que lava tu ventana,
El sol no está tan lejos de tu alma vanidosa,
Solo que para verlo hay que abrir la mañana,
Se ama de pie en un mundo confuso y desgarrado
Que apenas da reflejos de algo mucho más bello:
Para alcanzarlo basta con limpiar la mirada
Y sin ninguna duda sabrás lo que es aquello.
Antes de amar de nuevo, llora un poco en silencio,
Haz como hace la lluvia que lava tu ventana,
El sol no está tan lejos de tu alma vanidosa,
Sólo que para verlo hay que abrir la mañana,
1998
Más que el universo ella es antigua
Más que las galaxias ella es
Más que el sol labriego ella es antigua
Más que las murallas de los Andes y su fuero
Anterior al hombre, a su memoria y a su amor
A sus armaduras, su puñal, su asedio
Más que el aire alado ella es
Más que el vegetal, más que el carbón de piedra
Más que el mar amante y su convoy de escamas
Más que los metales y el reloj
Y no se ha extinguido en su cometa
En su calor, en su madera
En su epopeya, en su bastión
Sólo se ha calzado la escritura
Y un sonido fragoroso
Para asomarse a la voz
Es una palabra establecida
Por los fuegos de la vida
Por los truenos de la luz
Es una palabra sin cadenas
Anterior a tu condena
La palabra que te ofrezco
Es libre
Es libre, libre, libre, libre, libre
En Las Antillas, Antigua, 1980
¿Qué sabes de cordilleras
Si tú naciste tan lejos?
Hay que conocer la piedra
Que corona el ventisquero
Hay que recorrer callando
Los atajos del silencio
Y cortar por las orillas
De los lagos cumbrereños:
Mi padre anduvo su vida
Por entre piedras y cerros
La Viuda Blanca en su grupa
—La maldición del arriero—
Llevó mi viejo esa noche
Para arrear ganado ajeno
Junto al paso de Atacalco
A la entrada del invierno
Le preguntaron a golpes
Y él respondió con silencios:
Los guardias cordilleranos
Clavaron su cruz al viento
Los Ángeles, Santa Fe
Fueron nombres del infierno:
Hasta mi casa llegaba
La ley buscando al cuatrero
Mi madre escondió la cara
Cuando él no volvió del cerro
Y arriba en la cordillera
La noche entraba en sus huesos:
El que fue tan hombre y solo
Llevó a la muerte en su arreo
Nosotros cruzamos hoy
Con un rebaño del bueno
Arriba en la cordillera
No nos vio pasar ni el viento
Con qué orgullo me querría
Si ahora llegara a saberlo
Pero el viento no más sabe
Dónde se durmió mi viejo
Con su pena de hombre pobre
Y dos balas en el pecho
1965
Quizás me fuera necesario anoche
Tomar la inútil decisión de verte
Así sea en el centro de la noche
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