1 ...6 7 8 10 11 12 ...38 Algunos podrán, quizás, extrañarse de este texto, escrito en un momento presente en el que gran parte del mundo narrado ha, aparentemente, desaparecido. Uno misma ha escrito desde este extrañamiento… pero no hemos podido sino abrirnos a escuchar las voces que nos hablaban desde sus letras vivas…
Pero, ¿ha desaparecido? En realidad, no. La energía de esa lucha por el reconocimiento se ha integrado a otras luchas que transitan hoy por las calles de la ciudad, mientras el pueblo mapuche sigue bregando, levantando bandera por el derecho a la tierra o a su ser libre, hoy como ayer.
De todos modos, habría que decir que, en historia, el presente no es su presente cronológico, sino un presente comprensivo , definido como un momento de unidad temporal (presente, pasado, futuro) o como un espacio-tiempo-uno-reflexivo , estando en un movimiento perpetuo de interrelación espacio-temporal en el seno de la totalidad de la Vida. En historia y, especialmente en historia social, buscamos comprender la sociedad desde la totalidad del proceso. Com : significa en latín todo , el todo, lo junto; prae/hendere significa tomar, ceñir, penetrar, entender . En historia nada prescribe, nada ha desaparecido; todos los rostros y sujetos que emergen en el movimiento o las luchas en el seno de esta red comprensiva, incitan nuestra mirada historiadora, la que no descansa sino en el propio margen de su mortal individualidad. Para nuestro afán com-prensivo , todos los seres-conciencias siguen viviendo en el palpitar de su lucha por la autoconciencia o por el reconocimiento del derecho de vida, justicia y libertad; seres-conciencias históricas que no son sino nosotros mismos.
2Alexander Kojève. La dialéctica del amo y del esclavo en Hegel , , Buenos Aires, Editorial Leviatán 2008, p. 59.
3Informe del inspector del Trabajo de San Fernando, Luis Zelada, al inspector provincial del Trabajo de Colchagua, Samuel Vial Correa, fechado en San Fernando, el 11 de noviembre de 1940. ADGT , Vol. 1200. Como desenlace, el Sr. Julián Aguirre reclamó ante el Gobierno del presidente Aguirre de la actuación de Zelada. A este último le dio su pleno respaldo el inspector provincial del Trabajo de Colchagua, Samuel Vial Correa, quien conversó, en días posteriores, con el Sr. Aguirre y lo citó a su oficina «con el fin de solucionar conciliatoriamente las peticiones que le han presentado los obreros del fundo Santa Isabel». Sin embargo, la actuación de Zelada fue cuestionada por el director general del Trabajo, planteando que había «extralimitado el papel que corresponde a la Inspección. (…) Ni la hora, ni el lugar, ni las circunstancias invocadas favorecen la actuación del inspector Sr. Zelada». ADGT , Vol. 1200 Providencia N°13.616, fechada en Santiago el 10 de diciembre de 1940. No obstante, los P/p surgían para quedarse, diseminándose como agua corriente por los fundos chilenos en el período en estudio.
4Sobre este significativo concepto y problema de la construcción histórica de la nación en Chile, desde un enfoque social y fundacional que incorpora «la postura de los sectores subalternos», ver J. Pinto, y V. Valdivia, ¿Chilenos todos? La construcción social de la nación (1810-1840) , Santiago, LOM, 2009, p. 15.
5J. Petras, H. Zemelman, Proyección de la Reforma Agraria: el campesinado y su lucha por la tierra , (ICIRA, U.Chile), Santiago, Editorial Quimantú, 1972, pp. 9-10.
6Cuando en este texto hablamos de los campesinos en su proceso de despertar y de su configuración como sujetos históricos , estamos tomando este concepto como un «tipo ideal» (Weber) que no alcanza plena consumación, pero que actúa como el referente de un proceso y fenómeno cuya energía emancipatoria se ha puesto en acción y ya camina en busca de ese sujeto (siempre ideal) libre, autónomo y consciente de sí en sociedad. Sin embargo, hay que enfatizar que este sujeto (ideal) es real en cuanto se define justamente por su acción y su inquietud incesante tras su sí-mismo histórico a través de su experiencia de relación con el otro-de-sí-en el mundo. «El sujeto es lo que él hace , es su acto y aquello que hace es la experiencia de la conciencia de la negatividad de la sustancia, en cuanto experiencia y conciencia concretas de la historia moderna del mundo (…)». J. L. Nancy, Hegel. La inquietud de lo negativo , Madrid, Ediciones Hachette, 1997, p. 11.
7Respecto de este movimiento de presión en pro de la formación de sindicatos y de presentación de Pliegos de Peticiones, hay autores de las ciencias sociales que, si bien han reconocido su existencia, los desvalorizan: que ellos, dicen, «no tuvieron mayor significación social puesto que no lograron modificar el sistema de relaciones sociales institucionalizadas en el sector rural, ni tampoco lograron influir en las decisiones adoptadas en el sistema político e institucional tendientes a mejorar las condiciones de vida y de trabajo del campesinado». L. Cereceda, y F, Dahse, Dos décadas de cambios en el agro chileno , Santiago, Instituto de Sociología, PUC, 1980, p. 28. En este estudio, además de discrepar de estos planteamientos, comprendemos el problema de la cuestión campesina y su despertar reivindicativo desde una perspectiva socio-histórica o desde la «historia social», es decir, significando el momento de la emergencia de nuevos sujetos con conciencia crítica , capaces de levantar planteamientos y de realizar prácticas que presionan por transformaciones que preparan la tierra para momentos sucesivos. La historia social no trabaja buscando identificar prácticas específicas con resultados inmediatos, sino reconociendo procesos e identificando sujetos y momentos significativos que movilizan la otrora invisibilidad y rompen el silencio.
8G.W.F. Hegel, Fenomenología del Espíritu , México, Fondo de Cultura Económica, 2002, pp. 113-117.
9Sobre el concepto de poder ejercido como una red de fuerzas provenientes desde los grupos en interacción crítica, ver M. Foucault Microfísica del Poder , Buenos Aires, Ediciones la Piqueta, 1992.
10Para Heidegger, el ser como habitar se manifiesta en el construir como expresión del «poder de habitar». Aquí introduce Heidegger el concepto de «poder de habitar», el que relaciona con el concepto de poder-construir, acto que crea el lugar . «Sólo si tenemos el poder de habitar podemos construir». Pero esta conceptualización del ser como «poder de habitar» en Heidegger, no alcanza, a nuestro juicio, a dar cuenta de las relaciones de poder que históricamente se juegan en el seno del habitar, donde acontece el ser histórico. El poder de habitar debiera concebirse y cargarse con lo que define todo poder, es decir, relaciones de fuerza (Foucault) y relaciones contradictorias (Hegel). A nuestro juicio, el ser-como- habitar es una acción (o un existir) que históricamente se presenta (al modo foucaultiano) cargado de fuerza, es decir, de relaciones sociales de poder: ‘poder-de-habitar’». Esto supone la configuración –simultáneamente al construir del habitar– de un «espacio/campo de fuerzas», donde se escenifican y circulan las diversas fuerzas de poder existentes en el seno de dicho espacio/habitar, donde tienen lugar prácticas de apropiación social del lugar/espaciado al habitar y donde, por lo mismo, dicho «lugar/habitar» queda abierto a prácticas de gobernabilidad, donde gravitan fuertemente las hegemonías dominantes». M. Angélica, Illanes, «El proyecto comunal en Chile, (fragmentos) 1810-1891», Historia , N° 27, Santiago, 1993, pp. 213-329.
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