EL ANTIGUO EGIPTO
EL ANTIGUO EGIPTO
Los primeros grandes imperios de la historia
Irene Cordón i Solà-Sagalés
El Antiguo Egipto
© 2016, Irene Cordón i Solà-Sagalés
© 2021, de esta edición, Shackleton Books, S.L.
@Shackletonbooks
www.shackletonbooks.com
Realización editorial: Bonalletra Alcompas, S.L.
Diseño de cubierta: Pau Taverna
Diseño de tripa y maquetación (edición papel): Kira Riera
Composición ebook: Iglú ebooks
© Cartografía de los apéndices: Geotec
© Fotografías (referencia a las páginas de la edición en papel): Todas las imágenes son de dominio público excepto las de WitR/Shutterstock (p. 15), Ramon Verdaguer y Christiane Maquet (Soloegipto) (p. 31, 39, 62, 88, 95, 101, 104, 114), AISA-Everett/Shutterstock (p. 33), Iexan/Shutterstock (p. 45), WiR/Shutterstock (p. 47), Anthon Jackson/Shutterstock (p. 68), Bassphoto/Shutterstock (p. 73), AISA-Everett/Shutterstock (p. 79), Pecold /Shutterstock (p. 83), Vladimir Wrangel/Shutterstock (p. 91), PerseoMedusa/Shutterstock (p. 113), Paolo Gallo/Shutterstock (p. 119), rasoulali/Shutterstock (p. 137), jorisvo/Shutterstock (p. 150), Luxon Portfolio/Shutterstock (p. 156). Icons by Icons8.
ISBN: 978-84-1361-076-4
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento y su distribución mediante alquiler o préstamo públicos.
Índice de contenido
Introducción
Parecidas pero no iguales
Los primeros reyes de Egipto ~ De la dinastía 0 a la XI, c. 3100-2050 a. C. ~
La dinastía 0 y la primera escritura jeroglífica
Nace el Estado faraónico
La organización del Estado egipcio
El Reino Antiguo y la Era de las Pirámides
Los reinados de Keops, Kefrén y Micerino
Declive del Reino Antiguo
La crisis del Primer Período Intermedio
El Reino Medio y la incursión de los «hicsos» ~ De la dinastía XI a la XVII, c. 2050-1550 a. C. ~
El calendario egipcio
Los Textos de los Sarcófagos y el poder de Osiris
El culto de Osiris en Abidos
Florecimiento de la literatura
El poder de los «hicsos»
El esplendor del Reino Nuevo y las dinastías ptolemaicas ~ De la dinastía XVIII a la ptolemaica, c. 1550-30 a. C. ~
Luxor, el harén de Amón
Hatshepsut, Tutmosis III y el poder de Mitani
La reforma religiosa de Ajenatón
De Tutankhamón al Egipto de Ramsés II
El mítico Valle de los Reyes
La construcción de la tumba, paso a paso
La momificación en el Antiguo Egipto
El Reino Nuevo se apaga
El faraón Alejandro Magno
Cleopatra, el último faraón de Egipto
las civilizaciones mesopotámicas ~ c. 3500-539 a. C. ~
Las ciudades-estado sumerias
Uruk, cuna de la escritura sumeria
El Imperio acadio
El Imperio antiguo asirio
La Babilonia de Hammurabi
Los misteriosos hititas
El Imperio neoasirio
La dinastía neobabilónica
Apéndices
Al contemplar una imagen de las majestuosas pirámides de Guiza, de la máscara de Tutankhamón o de los jeroglíficos que decoran la sala hipóstila de Karnak, cualquiera de nosotros es capaz de asociarla sin vacilación a una de las civilizaciones más importantes de la historia de la humanidad: el Antiguo Egipto. Difícilmente encontraríamos otra civilización o período de la historia tan ampliamente reconocible por el público general. Sin embargo, la inmensa popularidad de sus creaciones más icónicas no suele corresponderse con un conocimiento equivalente de las gentes que las alumbraron; cuestiones como la de quiénes fueron los antiguos egipcios, cómo vivían o cuál fue su historia, están cubiertas por una densa neblina para la mayoría de nosotros. La situación se agrava si nos desplazamos a las vecinas tierras de Mesopotamia, en las que, durante el mismo período, florecieron civilizaciones como la sumeria, la acadia, la babilonia o la asiria; nombres de pueblos que, en el mejor de los casos, constituyen un lejano recuerdo de nuestros no menos lejanos tiempos de escuela.
No se trata de una laguna menor, pues significa perderse uno de los acontecimientos más fascinantes que quepa imaginar: el tránsito de la humanidad hacia la historia. En efecto, hace unos 5000 años las gentes que habitaban la región conocida como el Creciente Fértil (la llanura que se extiende desde el golfo Pérsico hasta el mar Rojo en forma de una media luna creciente, regada por las cuencas fluviales de los ríos Nilo, Tigris y Éufrates) sentaron las bases de lo que desde entonces entendemos por civilización; inventaron la escritura (además de la rueda, el arado o la cerveza), construyeron las primeras ciudades, decoradas con delicadas piezas artísticas y monumentales templos y edificios, y forjaron los primeros reinos e imperios de la historia.
Como en otras partes del mundo, también aquí el nacimiento de la civilización estuvo estrechamente ligado a la abundante presencia de un elemento esencial: el agua. No es casual que tanto la civilización egipcia como las mesopotámicas surgieran a orillas de largos y caudalosos ríos.
El río Nilo, rico en minerales, sedimentos fértiles, vegetación y vida, desempeñó un papel crucial en la formación política y social de la civilización egipcia, y las crecidas anuales de sus aguas marcaron el ritmo de vida de sus habitantes durante milenios. Con mucha razón el historiador griego Heródoto, que visitó el país a mediados del siglo V a. C., escribió: «Egipto es un don del Nilo». A lo largo de su recorrido, el río tiene seis cascadas, cuatro de las cuales están hoy en territorio sudanés (de la tercera a la sexta cascada), otra hace de frontera entre Sudán y Egipto (segunda cascada) y la restante se encuentra en Egipto, a la altura de la moderna Asuán (primera cascada). El territorio donde se desarrolló la civilización faraónica se situaba en el tramo del valle del Nilo comprendido entre la primera cascada y el mar Mediterráneo.
Los ríos Tigris y Éufrates desempeñaron un papel equivalente al del Nilo en la región que los griegos bautizaron, de forma significativa, como «Mesopotamia» (‘entre ríos’). Desde su nacimiento en las altas montañas de Turquía oriental, el Tigris y el Éufrates siguen su curso hasta el golfo Pérsico bañando a su paso las tierras que rodean su cuenca fluvial. Aquí florecieron cuatro de las civilizaciones más importantes del mundo antiguo: los sumerios, que crearon las ciudades-estado e inventaron la rueda; los acadios, forjadores del primer imperio de la historia; los babilonios, que promulgaron leyes para proteger al pueblo, y los asirios, maestros en el arte de la guerra. La cercana Anatolia fue a su vez la cuna del imponente Imperio hitita.
Parecidas pero no iguales
No cabe duda de que la civilización faraónica y las mesopotámicas están hermanadas por algunos rasgos significativos: compartieron un mismo escenario geográfico (el Creciente Fértil) y florecieron todas ellas en torno a los grandes ríos de la región durante el mismo período histórico. Pero no es menos cierto que Mesopotamia y Egipto concibieron, en los tres milenios anteriores a Cristo, civilizaciones que se diferenciaron en algunos aspectos relevantes.
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