La observación participante de todos los espacios escolares, clases, salidas, entradas, fiestas, reuniones de docentes, de especialistas, de padres, así como jornadas recreativas, paseos y eventos fuera de la escuela sirvieron para acercarme a ese interés inicial, así como las entrevistas en profundidad a docentes, autoridades, especialistas, niñas y niños, las charlas informales y otras fuentes de naturaleza cualitativa sirvieron para comprender qué pasa en los cuerpos en las escuelas.
Por último, abarcar las diversas y complejas dimensiones de la realidad escolar y el interés en profundizar en narrativas corporales en la escuela y particularmente en las clases de educación física produjeron la necesidad de combinar evidencias que dieron como resultado “escenas”, las que constituyeron puntos donde se anudan diversos aspectos de los cuerpos y lo corporal, que desde mi punto de vista constituyen más puntos de llegada que de partida para entender lo que allí aparecía. Las escenas fueron el sustento de los análisis de las experiencias de los cuerpos infantiles en los contextos escolares.
1. Sentidos y significados de lo corporal
Cuerpos en la escuela se sustentó en la consideración, en términos pedagógicos, de lo que sucede en los espacios escolares y lo que les sucede a los sujetos cuando los transitan. Sentidos y significados que surgen en torno a lo corporal como resultante de “lecturas dinámicas y productivas sobre las experiencias y relaciones pedagógicas que se llevan a cabo en situaciones institucionales, geográficas e históricamente localizadas” (Suárez, 2003: 1), permitiendo pensar una vez más qué experiencias corporales promueve la escuela primaria mediante sus discursos y sus prácticas. Las problemáticas surgidas de la implementación de reformas educativas y la preocupante atención que los medios de comunicación y revistas educativas sobre la escuela secundaria levantaron sospechas sobre la situación de la escuela primaria, donde podría suponerse una situación ideal. Pero, por el contrario, dicha ilusión se vería resquebrajada ante las demandas educativas que mostraban una institución sujeta a fundamentos desfasados de la realidad social, a la que no podía responder, a pesar de que sostenía en sus discursos y en sus prácticas ideas sobre la atención a la diversidad, la igualdad, la integración, etc., inspirados en las políticas educativas del momento. Ideas que desde el cotidiano escolar, y desde la experiencia de los sujetos, se mostraban contradictorias, en el mejor de los casos, cuando no negadas o ignoradas frente a la poca visibilidad de la dimensión personal, las trayectorias individuales y las experiencias corporales de niñas, niños y personas adultas que la habitan.
Dicha visibilidad escolar antepuso considerar lo corporal como un proceso dinámico y múltiple que posiciona al sujeto respecto de discursos y prácticas específicas que le confieren su condición de “cuerpo en relación”. En la escuela, en cualquier escuela, siempre hay intenciones docentes de enseñar determinados contenidos curriculares, e intención de enseñar saberes sociales y culturales propios del contexto.
Pero ello no excluye las oportunidades que chicas y chicos encuentran para negociar significados, para establecer reglas, para compartir tareas o juegos, dentro del aula o fuera de ella. Cada caso hace al tránsito por experiencias diversas de lo corporal, donde se pone en juego lo personal e individual con lo social, y se aprenden formas de ser, nunca estables ni fijas, sino cambiantes, difusas e inestables. Así, lo corporal resulta de un proceso variable y de cambios inacabados, siempre en tránsito por una diversidad de estratos de experiencias. En las clases de María como en las de Sara e Inés, maestras de la escuela, como en las horas de patio, o de otras actividades libres, se presentan oportunidades para transitar esas experiencias diversas de ser y hacerse cuerpo. Un cuerpo que es sostén en la posibilidad de conciencia de sí, es decir, en la capacidad del sujeto de transformarse a sí mismo a partir de pensar(se) desde su corporalidad; la experiencia corporal se presenta como la percepción y la interacción con el otro, como un proceso dialéctico con el mundo y como una posibilidad de reconocimiento y autorización para ser, que habilita espacios intermedios donde se pueden ejercer ciertas prácticas de indeterminación para llegar a ser.
Lo corporal es la posibilidad para el encuentro y la negociación entre lo propio y lo ajeno, atravesando la experiencia de vivir la diferencia como constitutiva del ser. Es decir, la diferencia como lo que nos hace únicos, individuales e irrepetibles dentro de una realidad escolar que, aunque se esfuerce por crear las condiciones para la homogeneidad de los sujetos en relación con el establecimiento de categorías construidas históricamente para los alumnos, nunca puede lograrlo.
En síntesis, lo corporal como subjetividad encarnada supone un trayecto marcado por los diálogos con los demás, consigo mismo y con el mundo (un diálogo de contacto y de distancia, de caricia y de mirada, de cosas y de palabras con las que nombrarlas…) que pueden ocupar diversos lugares: el de aquello de lo que no se habla , el de la absoluta distancia de lo que se supone no existe para nosotros, el lugar de la exclusión; el de aquello de lo que se habla (la mirada sociológica); el de aquel o aquella de quien se habla (la mirada pedagógica, psicológica, de los estudios del género…). También, el lugar de aquel o aquella a quien se habla (la mirada del poder, del control, de la policía…); el lugar de aquel o aquella con quien se habla , porque le hablamos, nos habla y entre una y otra palabra media la escucha; el lugar del sujeto , que supone un diálogo fundamentado en el deseo de relación sin una finalidad u objetivo concretos, un diálogo fundamentado en la escucha del otro desde el vacío que permite la verdadera palabra del otro, la nacida de su deseo y no de nuestra intención (Hernández et al. , 2003).
Así lo corporal ingresa en este diálogo con los sujetos y con los textos, y, de este modo, nos muestra cómo la escuela primaria considerada para el estudio no está libre de tensiones en las que confluyen, se entrelazan y anudan problemas en relación con los imaginarios de escuela, infancia, cuerpo, género, etnia y autoridad. Las tensiones son síntomas de dificultades en la organización de la enseñanza, y se pueden ver en las resistencias de niñas y niños, así como en los enfrentamientos entre los grupos de niñas y niños.
Algunos nudos que tensionan lo escolar han sido nombrados en este caso como el par pasado-presente, que problematizan imaginarios del pasado de la escuela, de la infancia, del cuerpo y de lo que habita el presente, lo que expresa un choque entre el ayer y el hoy, que se advierte como un síntoma de cómo la escuela se piensa a sí misma y por ende cómo piensa al sujeto del aprendizaje.
El otro par visible es diversidad-diferencia, íntimamente relacionado con el primero, que supone dos concepciones difusas que se entrelazan en una realidad compleja, provocando una percepción contradictoria de los elementos que hacen a los procesos de producción de las identidades corporales, en relación con las metas escolares que insisten en alcanzar la homogeneidad. Así, ambos pares ponen de relieve la negación de los cambios y la presencia de otras subjetividades corporales que devienen del contexto multimediático y multicultural actual.
A partir de dichas tensiones, se presentan visiones de sujeto atadas a los ideales de la modernidad, según los cuales solo se puede pensar en un estado de continuidad y de progreso desde un conjunto de experiencias y/o vivencias homogéneas. La escuela tiende a reconstruir subjetividades e identidades corporales con la esperanza de universalizar al sujeto infantil como alumno, visto como depositario de saberes escolares válidos para el hombre del mañana. Las nociones de subjetividad e identidad que permiten pensar al sujeto contemporáneo en el cotidiano de la escuela estudiada son más acordes a subjetividades e identidades corporales estables y fijas que a subjetividades como proyectos personales o estilos de vida en permanente cambio y transformación. 1
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