intenté ser la mejor maestra.
Me sobraba juventud y entusiasmo
muy propio de una primeriza.
El candor que poseían
y la ternura que provocaban en mí
aquellos pequeñitos
era motivo para levantarme
todas las mañanas
y correr veloz a su encuentro.
No era un trabajo era más bien
una entrañable tarea.
La mañana se deslizaba rápidamente
iluminando dibujos
con cantos y juegos
jugando con arena, agua y plastilina
intentando enseñarles a amarrar sus agujetas
poniéndoles y quitándoles su suéter
curando raspones y cerrando sus loncheras.
Por fin llegaba la hora del cuento
llena de fantasía
que esperaban muy contentos y quietecitos.
La mañana llegaba a su fin
era hora de despedirnos
con un abrazo cariñoso
poniéndome a su altura.
Fueron años llenos de aprendizaje
donde entregué mi alma por entero a niños que con el paso del tiempo
se convertirían en hombres exitosos
médicos, abogados, arquitectos, industriales, terapeutas y psicólogos.
Algunos los encontré de nuevo en mi vida
a muchos les perdí la pista
pero sus rostros quedaron
tatuados en mi alma o en álbum de los recuerdos.
De algunos aún recuerdo sus nombres
el de otros los fue borrando el tiempo de mi memoria
pero todos dejaron impregnado en mí
un gran recuerdo acompañado de un dulce olvido.
El perfume de mi esencia
Dejaré en mis letras el perfume de mi esencia
y que ellas marquen la huella de mi paso.
Dejaré plasmadas mis ideas
y la dulzura que me brotó del alma.
Dejaré ahí mis miedos, alegrías y tristezas
y la esperanza puesta en ti
de que al leerme
cambiará tu vida un poco.
Mi corazón no se ha endurecido
aún llevo la lozanía
por eso escribo sobre el amor
la alegría, la fe y la esperanza.
La tinta que ha corrido
es para despertar las conciencias
y sueño con un mejor mañana.
El papel y la pluma son testigos mudos
de todos mis desvelos
y gozo al imaginar que en el futuro
estas líneas serán leídas por mis nietos.
Dejé de ver historias y empecé a escribirlas
dejé de imitar a otros para ser yo misma.
Llevo en mi rostro siempre una sonrisa
para que quede en tu recuerdo
y un día podré partir tranquila
hacia el espacio eterno
llevando el alma satisfecha de todo lo vivido.
Recuerdos no deseados
La lenta lluvia se eterniza
y los recuerdos vienen a la mente
no quisiera despertarlos
dormidos viven desde hace muchos años.
De cinco años me fui a un internado
tres filas de camas había en el dormitorio
separadas por un buró y una silla.
Cuando la noche llegaba
y el temor volvía a hacerse presente
el alma se aprisionaba
las lágrimas con la almohada se fundían
pidiendo al sueño que llegara
para poder dormir sin miedo ni tristeza.
El desprendimiento del hogar
¡me pareció muy divertido!
yo era una inquieta castañuela.
La rutina y disciplina del colegio
cambiaron mi alegría por el desgano
enfermé y un mes estuve en cama.
La enfermedad cobró con lágrimas mis anhelos
y el deseo de tener muchos juguetes
solo vivió dentro de mis fantasías.
El viernes se convirtió en el mejor día de la semana
para regresar la tarde del domingo.
La dura disciplina formó mi carácter
y el orden pasó a ser parte de mi vida.
En mi niñez herida quedó mi alma para siempre
en ocasiones aún supura y duele.
¡La vida me sonrió de nuevo!
Volvió conmigo la alegría
pero aún guardo en el triste
recuerdo creciendo
a una niña sin su madre.
Poesía en desuso
Hoy solo te cuento
que en la poesía
tú tienes un arma
en que bellamente
tú abres el alma.
Le escribo a mis hijos
le escribo a mi esposo
le escribo a mis nietos
le escribo al recuerdo.
¿Acaso es pecado
que afloren las frases
en las que describes
cómo tú te sientes?
Yo solo te pido
que guardes silencio
y que te permitas
llenar tu vacío.
Sin prisas, sin juicios
deja que llegue como brisa fresca
como cuando vas al río
sentirás que entonces
recuperas fuerzas
y borras tu hastío.
Escribir poesía
es como un manantial
que brota de dentro
poniendo en palabras
lo que llevas dentro.
La separación
De separación ella supo desde niña
perdió el cobijo de familia
su adolescencia se llenó de interrogantes
y las noches de llanto y pena.
Una niña que dolida
se hundió en llanto devastada
recordando el hogar que un día de invierno
dejó sin fecha de regreso.
Muchas horas de preguntas sin respuestas
y no acababa de llegar ese consuelo
quiso encerrarse dentro de su fortaleza
y si hay un alma sincera, esa es la suya.
Corazón pequeño, henchido de tristeza
no encuentra calma ni alegría
solo el tiempo curó a aquella niña
de todas sus tristezas.
La vida le compensó con creces
por esos años de tanto sufrimiento
necesitada estaba ella de cariño
encontrándolo en el corazón de su madrina.
Memorias del corazón
Con blanca luz escribía
cuando de noche se hacía
pues sus memorias quería
dejar plasmadas ahí.
Ella siempre elegía
para su simple poesía
las cosas que bien guardaba
o el corazón le dictaba.
Muy lejos de sus padres creció
pues educarla querían
su destino lo tenía
ya marcado desde niña.
En maestra se convirtió
y a sus alumnos amaba
el trabajo le encantaba
gustosa siempre lo hacía.
En esposa, madre y abuela
ella se convirtió
al lado de un hombre bueno
que su amor siempre le dio.
Cinco hermosos hijos tienen
amor a todos les dio
con esmero los ha educado
para hacerlos gente de bien.
Crecieron y se casaron
y de nietos los llenaron
Tito y Tita les dicen ellos
todos son angelicales.
Escribiendo para todos
por amor a la poesía
muy contenta está la abuela
de plasmar lo que quería.
Mirando al futuro
Era un día de invierno
el aire frío se colaba por debajo de las puertas
¡pero mi corazón ardía!
Desperté y volví a mirar mi mano
para confirmar que era verdad
que no era solo un sueño
ahí estaba el hermoso anillo
que recibiera por la noche.
Me lo entregó con una promesa de amor y una sonrisa
el hombre del que yo estaba enamorada.
El círculo lo formaban dos trozos de metal
bellamente entrelazados formando una corona
rematando en un pequeño diamante.
Ahí estaba simbolizada
la unión de nuestras almas
y el diamante era el inicio
de todos nuestros sueños.
Los dos mirábamos hacia el futuro
y cada uno se hacía castillos.
Estábamos al inicio de algo nuevo
que alguna vez imaginamos.
La promesa que encerraba aquel anillo
era el anhelo de una vida compartida
donde reinará el amor, la compañía, el apoyo y el esfuerzo mutuo
queríamos formar nuestra propia familia.
Y así empecé mi día
sonriendo e imaginando nuestro futuro
y mirando de nuevo en mi mano el anillo
me lancé a vivir mi sueño.
Caminar dejando flores
Caminaré por las calles de la vida
buscando de la gente sus penurias
y robándome de otros su alegría.
Caminaré queriendo entregar de lo que soy un poco.
Читать дальше