Campo rectilíneo Campo rectilíneo Naturaleza artificial, geométrica, como un gran juego de mesa. Las piezas colocadas en perfecta armonía en un campo segado y ocre. El tiempo se ha parado, la partida aún no ha comenzado. Pero a lo lejos la vida sigue en su continuo ajetreo.
Nana del mar Nana del mar El vaivén de tus olas me acunan en una húmeda nana. El ruido del mar me canta canciones de marineros, y tu espuma me acaricia en un sensual recuerdo. ¡Madre, déjame ver el mar, que quiero verlo! ¡Madre, llévame a ver el mar, para cogerlo y guardarlo en cofre de oro junto a mis sueños!
El tren El tren En minutos te has perdido, te tragó el horizonte en un adiós inexpresivo. Rostros anónimos, apenas dibujados tras un cristal, unidos por igual destino, convergiendo en un punto del plano. Fuera, el campo se estremece aún después de tu ausencia, y, como un diapasón, vibra el mudo y férreo sendero.
Un grano Un grano Un grano, todo se reduce a un grano, un grano en un granero. Una pequeña meta, una pequeña ilusión, un pequeño avance, un gesto, una sonrisa, una lágrima. La vida en un segundo, un grano en un reloj de arena, un breve instante de felicidad o tristeza.
Sol de infancia Sol de infancia Recuerdo tu sol, diferente a otros soles. Sol de tarde de domingo, sol de infancia en la huerta de algodón. Las caras como rojas manzanitas, la risa sonora, algarabía de niños. Y las madres oteaban el horizonte, mientras tejían, al sol, sus sueños de juventud.
Motivos Motivos ¿Se tienen motivos para morir? La muerte nos atrapa sin más. No avisa y, si lo hace, no nos damos por avisados. Siempre dejando cosas inacabadas, cabos sueltos. Se quedan tantas palabras sin decir, tantos labios sin besar, tanta gente sin conocer, tanto por hacer... La muerte quiebra, sin piedad, la frágil armonía que la vida ha ido construyendo poco a poco. ¿Hay algo más absurdo que la propia muerte? ¿Se tienen motivos para vivir? Una lista ilimitada de pequeñas cosas forma una vida: la sonrisa de un niño, un gesto amable, el trabajo bien hecho, una mano amiga, el amor incondicional... Una canción, una caricia, un proyecto, una ilusión, los atardeceres...
Miradas (ii) Miradas (ii) Solo cuando me hables, creeré en tu mirada, solo cuando me mires, creeré en tus palabras. Y cuando me sonrías, estaré viendo tu alma.
Chumbera Chumbera Árida se pinta tu estampa, aunque en flor de primavera, hueles a verano, a sol seco, a pregón y a espinas, a viento, a feria. ¿Cómo una penca otorga un fruto tan dulce? ¿Cómo una penca soporta una biznaga? Hay que conocer tu esencia y comprenderte. —Mamá, ¿las pepitas de los chumbos se tragan?
El viaje El viaje Emprendí el viaje antes de saber andar, y nunca pensé que, al cabo del tiempo, volvería a encontrarme conmigo misma. Solitaria, fui llenando mi mochila de vivencias. Algunas me hicieron aferrarme a lo imposible. Anduve tantos caminos, viví tantas vidas, crucé tantos destinos... A cada paso, el equipaje se volvía más pesado. En un recodo me encontré y reconocí, y en conversación profunda me fui despojando de tantas y tantas cosas... Hoy, casi desnuda, continúo mi viaje, pero no por ello me siento vulnerable, aunque a veces tirite de frío.
Sin medida Sin medida Rehúso la rima fácil que encorseta la poesía, prefiero el ritmo, la cadencia, la metáfora, la melodía, la expresión, el sentimiento que despierta el gesto humano, los pájaros, la mañana, la flor, lo profano... Inspiración disparada sin borrones en el papel, impulso que brota del alma mostrándola tal como es, sin rectificar una coma, pura, como expresión infantil, inocente, fresca, sencilla, natural como el vivir.
Dolor
Deseos
Laberinto
A la orilla del camino
Pasan los días
La música
Rojo
Músico callejero
Flor
Historia no versada de una instantánea
Balcones (i)
Tu pared blanca
Hasta que mi cuerpo me haga sombra
No sé, tu mirada
Instante
Sangre y polvo
Me está esperando la vida
Seguiré tus pasos
El viento en el metal
Y esa tarde no estabas
Hoy solo deseo
Tu silencio
Las musas
Motivos de inspiración
La música en las entrañas
Náuseas
Tus manos en el saxo
Píntame un cuadro
Teresa
Ser más feliz
Se me hace corto el tiempo
Levedad
Como en un bazar
Granada
El dolor
¡Ay, de mis margaritas!
El parque
En el callejón
Déjame, dolor
No temas a las palabras
Dos en el mar
Vestido de cine
Soñé un día
Me cansa la vida
Qué poder, tus palabras
Olor a Mediterráneo
Te quiero, mamá
Tu toldo
Las barcas esperan
Duele tanto amar
Veintidós
De papel
Caleidoscopio
Tú no querías pescar
Y las olas brincaban
Vergel en primavera
El plan perfecto
Poetas sin habla
Veo la fiesta
No sabe el mar
Dame de esa agua
Asoma tímida, la barca
Árbol, campo árbol
Tijeras
Encaje blanco
Cuesta la vida
Pasaje de Chinitas
Úsame
Ingenio
Piedra y barro
Navajas
Biznaguero
¿Qué tiene tu cielo?
Bésame dulce
Al compás
Árbol rojo, flor azul
Donde crece el olivo
Árboles en formación
Niños en la fuente
Flores rojas para ti
Cocodrilo de arena
Paseando paz
Olor a verano
Dos broches en un árbol
Alambrada
Arco iris de flores
13, rue del Percebe
Infancia con espigas
Edificio La Equitativa (i)
Clarinetes
En un jardín de flores blancas
Una gaviota
Hoy veo desolación
Tres rosas rosas
Hoy nievan flores
Desearía saltar
Dos poemas para una imagen: Café Central
Café Central (ii)
Edificio La Equitativa (ii)
Fuente
Colgadas del techo
Balcones (ii)
El día, qué bello
Mi querido padre
Desfile
El humo que exhalas
Quejido mudo
Consuelo
Corre
La calle se ha abierto al baile
Angustia
Pericón
Murmuraciones
Ríete siempre
He cerrado los ojos
Frente a frente
Insolente
Locura
Mujer de bronce
Parece que fue ayer
Amantes
Peña de los Enamorados (Antequera)
No puedo decir que no
cuando tus pupilas traspasan las mías,
como un túnel sin fin hacia la nada.
No puedo decir que no
cuando tus manos dibujan caricias sublimes,
como un artista que busca la línea perfecta.
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